—¡Aaaaaaaaaaahhhhhh! —Un grito de dolor resonó por los pasillos del segundo nivel, trastocando por completo la atmósfera habitualmente tranquila.
La fortaleza entera había caído en un silencio sepulcral, no se oía ningún sonido desde ninguno de los niveles mientras que dragones, jinetes y residentes de la fortaleza permanecían en sus aposentos, esperando noticias del segundo nivel.
En un momento así, nadie podía verse moviéndose por la fortaleza, la guardia de los dragones estaba en máxima alerta ya que tres perímetros de protección rodeaban la fortaleza y cada ruta que llevaba al segundo nivel estaba estrictamente vigilada.
Al mediodía de este día, se había dispersado la noticia de que la jinete del Señor Imagor de escamas argénteas había comenzado los trabajos de parto.
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