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Una voz de mujer, era algo que Raze había notado ya que había pocas féminas en el Grupo de la Diadema Roja, al menos en comparación con los hombres. Como no había mucho que hacer, y muchas de las áreas estaban rodeadas por la oscuridad, él se había fijado en cómo sonaban.
Por eso le resultaba extraño, tal vez fueran los ecos o la voz rebotando en la pared lo que distorsionaba la voz, pero claramente era una voz que nunca había escuchado antes.
—Espera, pero entonces, ¿cómo sabría ella mi nombre? —pensó Raze.
Una idea había surgido en su cabeza, pero se preguntaba cómo sería posible que fuera esa persona.
—¿Será posible, ya aprendió a usar el hechizo de restauración tan bien, y tan rápido? ¡Es más genio de lo que pensé! —Una idea cruzó su mente mientras se iluminaba una chispa de esperanza.
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