¡¿Uniformes?!
Xue Yaoyao no se esperó eso para nada. ¿Así que esos eran los regalos de los que hablaba Su Alteza Jiu?
Cuando ella miró con la cabeza inclinada hacia el costado, vio que incluso los ojos del apuesto tío Yin Wuyao cambiaron, mientras que miraba el uniforme que tenía en las manos.
Sin mencionar a Feng Shang. Las puntas de los dedos de él temblaban, mientras que palpaba la textura de la tela.
Había visto a muchos jugadores a los que los hermanos mayores dirigían. Cada vez que veía la competencia de videojuegos de la asociación profesional, veía a todos esos jugadores, mientras que se sentaban enfrente de las computadoras, que usaban los uniformes del equipo, que escribían en los teclados y movían los ratones. ¡Él creía que ellos eran lo máximo!
Si no fuera por la tartamudez de él… La vida de él quizá sería diferente de cómo era ahora.
Era difícil no menospreciarse a uno mismo.
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