Al escuchar el tono de Mu Yuchen, Zhou Zimo sonrió y bebió su té. Murmuró para sí mismo por un momento, luego suspiró: —Desde que éramos jóvenes, tu estado de ánimo ha sido diferente al de Su Chen y al mío. Recuerdo que el anciano Su siempre nos describía así. Su Chen tiene el impulso. Él es arrogante y terco. Si estuviéramos en los tiempos antiguos, él podría haber sido un guerrero autoritario, mientras, yo soy meticuloso en pensamiento e inteligente, pero no tengo suficiente impulso. Muchas veces no tengo la manera de controlar la situación, pero podría ser un estratega.
Luego, Zhou Zimo hizo una pausa mientras miraba a Mu Yuchen por un largo tiempo antes de sonreír y continuar: —Si bien nuestros dos méritos se combinan, a veces, creo que quizás Su Chen y yo deberíamos aprender de ti. Ya sea en la carrera o en el amor, un talento como el tuyo es naturalmente genial.
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