La expresión de Ah Mo se había nublado un poco. Se calló por un momento y luego asintió con la cabeza.
—Hermano, has considerado esto a fondo. No importa desde qué ángulo miremos éste asunto, estamos en posición de ser expulsados, así que... —dijo con su voz profunda mientras la preocupación brillaba en sus ojos.
—De acuerdo, no hay necesidad de sentirse demasiado estresado. Resolveré lo que necesite ser resuelto. Sólo tienes que ser responsable de tu propia seguridad. Déjeme el resto a mí. —la voz de Mu Yuchen tenía un toque de consuelo que hizo que el pecho tenso de Ah Mo se aliviara un poco.
Ah Mo lo pensó y luego bajó la voz para preguntar: —Hermano, ¿queremos que nuestra gente siga a Gu Qiwu y observe en secreto los movimientos de Doris?
—Sólo sigue las instrucciones originales. Recibí algunas noticias de Ah Bao sobre ti. —dijo Mu Yuchen, entonces sus profundos ojos miraron a Ah Mo, y una sonrisa que provocaba pensamientos se extendió en su cara.
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