A ella le gustaba Tesorito porque él era Tesorito. No tenía nada que ver con el hijo de quién era. No estaba segura de por qué, pero sentía una fuerte afinidad con él. Desde la primera vez que lo conoció, se sentía inmensamente feliz cada vez que lo veía.
La respuesta de Ning Xi hizo sonreír a Lu Tingxiao.
Bien, fue mejor que no preguntar.
—Bien, Lu Tingxiao... ¿De qué te hablaron tus padres hace un momento? —Ning Xi estaba casi segura de que habían hablado de ella, así que tenía curiosidad.
Lu Tingxiao la miró y le contestó: —Hablamos de nuestra hija.
—¿Eh? ¿Desde cuándo tenemos una hija? ¿Les mentiste diciéndoles que estoy embarazada? ¿Cómo puedo encontrar un niño para entonces? —Ning Xi se puso nerviosa de repente.
—No lo hice —contestó Lu Tingxiao.
Ning Xi esperó en silencio a que continuase.
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