El Justiciero Desconocido sigue a Lin Seo-jun, es un joven detective de 28 años, asignado para capturar a un misterioso asesino en serie que está eliminando a criminales impunes en las calles de Seúl. El asesino, Min Ji-hoon, es un brillante cirujano de 31 años que lleva una doble vida, ejecutando a sus víctimas con precisión quirúrgica. Mientras Seo-jun se sumerge en la investigación, se encuentra atrapado en un peligroso juego de gato y ratón con Ji-hoon. A medida que descubre la corrupción que permitió que estos criminales escaparan de la justicia, Seo-jun comienza a cuestionar el sistema que juró defender. Atrapado entre su deber como policía y una creciente decepción hacia el sistema de justicia, Seo-jun debe navegar un complejo dilema moral mientras persigue al criminal más inteligente que ha enfrentado, en una ciudad dividida entre quienes ven al asesino como un héroe y quienes lo consideran una amenaza.
La lluvia cae incesantemente sobre las calles de Seúl, creando un velo de niebla que difumina las luces de neón de la ciudad. En un callejón oscuro, alejado del bullicio de Gangnam, un hombre camina con paso decidido. Su figura está envuelta en un impermeable negro, con el rostro oculto bajo una capucha que se funde con la oscuridad de la noche.
Delante de él, un hombre de mediana edad tropieza y tambalea, evidentemente ebrio. Su ropa está desordenada, y un hedor a alcohol lo rodea. Al darse la vuelta, su rostro, que alguna vez fue atractivo, ahora muestra las huellas de años de excesos y crueldad.
—¿Quién... quién eres tú? —balbucea Kang Dae-sung, con la voz pastosa.
El hombre misterioso no responde. Su silueta se acerca con una calma fría, emanando una presencia amenazante.
Kang Dae-sung palidece cuando la niebla de la ebriedad se disipa brevemente, y un reconocimiento aterrador aparece en sus ojos.
—No... no te acerques. Déjame en paz —titubea, retrocediendo.
El hombre misterioso se detiene a unos pasos de distancia. Con un movimiento lento y deliberado, saca una libreta pequeña y, bajo la tenue luz de una farola, empieza a leer con una voz baja y fría.
—Kang Dae-sung... asesino de tres mujeres jóvenes. Destrozaste a más de cinco familias, y sin embargo, caminas libre gracias a abogados caros y jueces corruptos.
Kang Dae-sung retrocede tambaleante, el terror apoderándose de él. Intenta girar y correr, pero sus pies resbalan en el pavimento mojado, y cae de rodillas. La desesperación asoma en su voz cuando intenta suplicar por su vida.
—¡Por favor, fue un error! Yo... yo he cambiado, te lo juro...
El hombre misterioso se ríe, un sonido oscuro que resuena por el callejón vacío.
—¿Cambiar? Kang Dae-sung, la justicia no conoce el perdón. La justicia solo conoce la verdad.
Kang Dae-sung intenta levantarse, pero un relámpago ilumina el callejón, revelando un brillo metálico en la mano del hombre misterioso. Los ojos de Kang se abren en horror.
—¡No! ¡Por favor, no! —grita, desesperado.
Pero su grito se ahoga en el estruendo de un trueno. El hombre misterioso avanza sin piedad, y en un movimiento rápido y preciso, el brillo metálico se mueve, y el grito de Kang Dae-sung se corta abruptamente.
Un silencio mortal envuelve el callejón, roto solo por el constante goteo de la lluvia... y algo más. El hombre misterioso se yergue sobre el cuerpo sin vida de Kang Dae-sung, observando por un instante su obra. Luego, se da la vuelta, y sin mirar atrás, desaparece en la oscuridad de la noche lluviosa, mezclándose con las sombras.
A la mañana siguiente, los titulares de los periódicos conmocionan a la ciudad: "Hallan muerto a Kang Dae-sung, absuelto años atrás de múltiples cargos de agresión sexual." La causa de la muerte: un corte preciso y quirúrgico en el cuello. La policía no tiene pistas, pero ya comienzan a circular rumores sobre un justiciero en las sombras de Seúl, una figura desconocida que trae justicia a aquellos que la eluden.