—Lu Qiang no tenía nada que hacer ya que era el fin de semana, así que intentaba mantenerse ocupado yendo a la oficina incluso los fines de semana y trabajando en cosas no tan importantes. Como Jiang Yuyan estaba en la residencia Jiang, él la extrañaba pero quería distraerse de las ganas de volver con ella manteniéndose ocupado con el trabajo.
En la Mansión Lu, después de la cena, Lu Qiang hablaba con su padre sobre su conversación con Jiang Peizhi cuando Lu Jinhai le preguntó al respecto.
Lu Jinhai escuchó a su hijo y dijo:
—Lo sé, él está preocupado por su pasado pero entenderá una vez que la vea feliz contigo.
—Hmm! Lo sé —respondió Lu Qiang.
—Finalmente llegaron los días en que mi amigo podría ver a su hija feliz y ahora puede estar tranquilo de todas las preocupaciones sobre ella —Lu Jinhai estaba feliz por su amigo ya que era consciente de cuánto le había dolido a su amigo el pensamiento de no poder proteger a su hija.
Teniendo orgullo por su hijo en sus ojos lo llamó:
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