—¿Lo notaste, abuelo? —preguntó Jiang Yuyan sorprendida.
—¿Cómo no? —respondió el anciano Ming—, justo entonces alguien los interrumpió.
—Permítanme el honor de bailar con mi nieta política, Ming Shihong —dijo el anciano Lu.
El anciano Ming asintió. —Te he dado el honor de llevarla a tu casa, así que más vale que la cuides.
—¡Lo haré! —respondió el anciano Lu— y comenzó a bailar con Jiang Yuyan—. Estoy feliz. Mi amor estará con nosotros para siempre.
—Yo también estoy feliz, abuelo —respondió Jiang Yuyan.
El padre de Nixxxie, Xi Guiren, se acercó a su hija y a Jiang Yang, que se movían al son de la música. —¿Puedo pedir a mi hija que baile conmigo?
Aunque era el padre de Nixxxie, ella se había distanciado de él tras la muerte de su hermano, y esta repentina petición de él la desconcertó. Sonriendo, Jiang Yang asintió y puso la mano de Nixxxie en la de su padre. Nixxxie no sabía cómo reaccionar y aceptó en silencio la oferta de su padre.
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