Habían llegado al palacio. Oberón había estado frío durante todo el viaje de regreso al palacio, tramando silenciosamente su plan en su mente.
Tan pronto como llegaron al palacio, bajó rápidamente y se apresuró a entrar en el palacio.
—Él sí que tiene prisa —Ninguno movió la cabeza riendo entre dientes.
—Hmm, debería tenerla —Dora rodó los ojos y bajó, sosteniendo a Archi.
—¿Hay alguna manera de que pueda traer a madre de vuelta? —Archi preguntó inocentemente.
Dora intercambió miradas con Ninguno, era una pregunta muy difícil y pensó en formas de responder.
—Bueno... —intentó explicar pero él intervino.
—No podemos decir nada por ahora, veamos cómo va —le aseguró.
Sus ojos brillaron con esperanza y asintió, —Espero que ella regrese, quiero que regrese —sollozó y se limpió los ojos tratando de evitar que las lágrimas rodaran por sus mejillas.
Dora suspiró, —Desearía que hubiera alguna manera de que ella volviera con nosotros —murmuró.
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