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El Encanto de la Noche

``` —El cuerpo de una sirena es una caja de tesoros. Sus lágrimas formaron las perlas más espléndidas, su exquisita sangre un estimulante eufórico para los vampiros, su lujoso cabello tejido en la más fina de las sedas, y su tierna carne buscada por los hombres lobo más que el ambrosía del Cielo. Las criaturas de la noche se mezclaban dentro de la sociedad humana, vestidos con la lana de la aristocracia, velados en su inocencia y nobleza retratadas, su salvajismo continuaba depredando a los débiles e indefensos. Genevieve Barlow, Eve para abreviar, era una joven excepcionalmente extraña. Poseía una naturaleza seductora y cautivadora, donde apenas había cambiado de apariencia desde su decimoctavo cumpleaños a sus veinticuatro años. Había engañado a la administración y había obtenido un título para poder tener una vida mejor. Más extraño aún era que Eve tenía un secreto que no compartía con nadie. Entra en la casa de Moriarty, no solo para ganar dinero sino también para encontrar respuestas sobre lo que le sucedió a su madre hace casi dos décadas. Lamentablemente, las cosas no siempre salen como uno planea. A pesar de su naturaleza cautelosa y su deseo de permanecer inadvertida, una pareja de ojos fríos cae sobre ella, que pronto se niega a dejarla fuera de su vista. ```

ash_knight17 · Fantasía
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Dos barcos hundiéndose

La emoción en el salón de baile comenzó a crecer, con los invitados cuchicheando entre ellos en un tono apagado. Por otro lado, Eva sentía miedo recorriendo su espina dorsal. Todo este tiempo, había tenido cuidado de no dejar caer ni una sola gota de su sangre cuando estaba en medio de una multitud. 

Algo la había pinchado, pero solo creyó que eran sus pies comportándose de manera extraña, como solían hacerlo. ¿Cuánto tiempo debía permanecer aquí antes de poder salir corriendo de este lugar? —se preguntaba Eve. 

—¿Están listos? —preguntó Marceline a los invitados mientras los sirvientes sostenían los cuatro lados de la caja de madera. Por su orden, las cuatro tablas de madera alrededor de la caja fueron retiradas y el silencio llenó la habitación.

Eva estaba lista para salir de la habitación, pero al ver el regalo que había traído la señora Marceline, su garganta se secó y su rostro se puso pálido. 

Capítulo Bloqueado

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