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Conclusion

La discusión continuaba. Mientras algunos querían reglamentar el acceso a la torre y controlar a quienes adquirieran más poder, otros entendían que era una carrera contra el tiempo. Cuanto más tarde la humanidad en prepararse, más vulnerable sería ante los invasores de otros mundos.

El secretario general de la ONU retomó la palabra, su tono solemne.

"Lo que debemos hacer es claro: debemos permitir que aquellos que entren en la torre se fortalezcan rápidamente. Necesitamos crear unidades de élite que puedan resistir los embates de cualquier amenaza externa. No solo debemos enfocarnos en el presente, sino también en lo que se avecina. Si el sistema de defensa nos ha advertido sobre otras fuerzas, debemos tomar esa advertencia en serio."

Un silencio pesado cayó sobre la sala. La gravedad de la situación había quedado clara. El sistema de defensa de la Tierra no era solo una herramienta para mejorar el cultivo espiritual. Era un preparativopara el verdadero conflicto que estaba por venir.

Los líderes del mundo debían decidir rápidamente cómo actuar. Algunos abogaban por una cooperación global total, mientras otros veían la oportunidad de fortalecer a sus naciones primero. Pero una cosa era cierta: el destino de la humanidad estaba cambiando, y pronto, tendrían que enfrentar a fuerzas que venían más allá de la Tierra.

La pregunta era, ¿estarían preparados cuando ese día llegara?

"El reloj está corriendo" dijo el secretario general, "y la torre es nuestra mejor oportunidad de supervivencia."

Uno de los líderes, un presidente con experiencia en estrategias económicas, tomó la palabra para presentar otro tema, necesitamos maneras de conseguir puntos energéticos ya que estos aumetaran en gran medida nuestras posibilidades de supervivencia.

"Completamente de acuerdo," dijeron con tono firmes. "Uno de los puntos clave que debemos abordar es cómo maximizar la obtención de estos puntos energéticos. Como ya hemos visto, en la tienda del sistema de defensa de la Tierra, podemos adquirir tecnologías avanzadas, diseños de armas que no existen en nuestro mundo, y hasta objetos que parecen sacados de mitos y leyendas. Sin embargo, todo esto tiene un costo increíblemente alto de puntos energéticos."

El presidente miró a los demás con expresión grave.

"Lo que necesitamos debatir es cómo generar puntos energéticos de manera más eficiente. Hemos visto que se pueden obtener al derrotar monstruos en la torre y al recolectar núcleos de energía. Sin embargo, este método es lento y requiere un esfuerzo considerable por parte de los aventureros. Necesitamos algo más rápido, más sistemático."

Un general militar se inclinó hacia adelante, tomando la palabra con un tono reflexivo.

"Si conseguimos estas tecnologías avanzadas, como armas que puedan usar energía mágica y espiritual, eso nos daría una ventaja sobre cualquier otra nación, pero también la oportunidad de defendernos de amenaza externa que pueda venir. Estas armas no solo nos servirán para protegernos, sino también para tratar de detener a los invasores que puedan venir desde otros mundos o dimensiones. Pero como mencionaron, los puntos energéticos son clave."

La sala murmuraba en acuerdo. Era evidente que el sistema de defensa de la Tierra no solo ofrecía métodos de cultivo o herramientas para luchar contra los monstruos de la torre, sino que también proporcionaba acceso a una nueva era tecnológica, con avances que, hasta entonces, la humanidad ni siquiera podía imaginar.

Uno de los líderes tecnológicos, encargado de la seguridad cibernética de su país, habló con entusiasmo controlado:

"He estado observando los catálogos de la tienda del sistema. Existen armas y dispositivos que pueden revolucionar nuestra comprensión de la física y la energía. Y no solo eso, hay tecnologías que podrían resolver nuestros problemas de energía en el planeta. Estas armas que usan energía espiritual podrían incluso sustituir a nuestras actuales fuentes de poder, lo que cambiaría por completo nuestra dependencia de los combustibles fósiles y otras energías."

Un murmullo recorrió la sala. Era cierto que las armas y dispositivos del sistema no solo eran poderosas, sino también sostenibles desde un punto de vista energético.

"Pero todo eso cuesta miles, si no millones, de puntos energéticos," continuó el líder tecnológico. "Para conseguirlos de forma más eficiente, necesitamos que grandes grupos entren a la torre, pero también debemos considerar la cooperación internacional. Si compartimos la tecnología y las ideas de cómo conseguir puntos energéticos de manera más rápida, todos saldremos ganando."

Una voz desde el fondo de la sala intervino. Era una ministra de un país pequeño, pero con una gran visión de futuro.

"No solo es cuestión de entrar a la torre y matar monstruos," dijo ella. "Debemos encontrar formas de acelerar el cultivo espiritual de nuestras fuerzas militares y civiles. Si somos capaces de mejorar las capacidades de nuestra gente más rápido, ellos podrán recolectar más puntos energéticos en menos tiempo, y de esa forma, acceder a las tecnologías avanzadas del sistema."

El presidente de una de las potencias tecnológicas del mundo se unió a la conversación, asintiendo.

"Lo que está diciendo es cierto. El método de cultivo más barato que vimos cuesta algunos puntos energéticos y acelera ligeramente la absorción de energía espiritual. Imagina si conseguimos métodos más avanzados de cultivo y los distribuimos entre nuestras fuerzas armadas. No solo tendríamos soldados más fuertes, sino que también podríamos generar más puntos energéticos colectivamente."

El secretario general de la ONU intervino, recogiendo las ideas de la discusión.

"Es evidente que el acceso a estas tecnologías nos dará una ventaja incalculable. Pero, como se ha dicho, el problema es cómo obtener suficientes puntos energéticos. Necesitamos una estrategia global, una forma de cooperar entre naciones, aunque mantengamos cierto nivel de competencia. No podemos permitir que las luchas internas nos distraigan del verdadero peligro que son las fuerzas externas que pueden llegar a la Tierra."

La tensión en la sala era palpable, todos sabían que los puntos energéticos serían el nuevo recurso por el que las naciones lucharían. Sin embargo, a diferencia de los recursos naturales, estos puntos no eran finitos; con suficiente esfuerzo, podían generarse y ser utilizados para mejorar la tecnología de la humanidad.

"Propongo," dijo el secretario general, "que establezcamos un comité internacional que regule y distribuya los puntos energéticos de manera equitativa, al menos en lo que respecta a tecnologías que beneficien a toda la humanidad. Las naciones podrán seguir recolectando puntos energéticos por su cuenta, pero ciertos avances cruciales, como los métodos de cultivo y las armas de defensa planetaria, deben ser compartidos."

El presidente de una nación más poderosa intervino, con una mirada astuta.

"Estoy de acuerdo en cooperar, pero tampoco podemos ceder todo el control a un comité. Cada país debe tener la libertad de gestionar sus propios puntos energéticos y acceder a las tecnologías que necesite. Si el sistema de defensa de la Tierra ha abierto estas puertas, entonces debemos aprovecharlas."

La discusión se encendió nuevamente, mientras las naciones debatían cómo equilibrar la cooperación internacional con la necesidad de proteger sus propios intereses. Sin embargo, una cosa estaba clara: los puntos energéticos serían el nuevo recurso clave en la era de la energía espiritual, y el futuro de la humanidad dependía de cómo se utilizaran.

"Debemos actuar rápido," dijo finalmente el secretario general. "El tiempo corre, y las amenazas de otros mundos no esperarán a que resolvamos nuestros conflictos internos."

El secretario general de la ONU miró a los líderes reunidos y, después de un breve silencio, habló con tono firme:

"Entonces, ¿todos estamos de acuerdo en que, para asegurar el futuro de la humanidad, necesitamos enfrentar la torre? No hay otro lugar donde podamos conseguir la cantidad de puntos energéticos que necesitamos por el momento."

Los presidentes y representantes de cada nación asintieron lentamente, algunos con más convicción que otros. La realidad era clara: el sistema de defensa de la Tierra y la torre ofrecían una oportunidad única. Nadie podía ignorar el hecho de que la torre era un recurso invaluable, pero también un lugar de inmensos peligros.

Un general militar se levantó.

"El acceso a esos puntos energéticos nos permitirá avanzar tecnológicamente en décadas lo que, de otra manera, nos tomaría siglos. No podemos quedarnos de brazos cruzados. El primer piso fue solo una pequeña muestra de lo que la torre tiene para ofrecer. Si queremos estar a la altura de las amenazas externas, debemos seguir avanzando."

Una líder política de una nación pequeña intervino, su voz suave pero decidida.

"Es cierto que la torre está llena de peligros, pero al mismo tiempo, es la única fuente real de poder que tenemos a nuestra disposición. Si no dominamos la torre, alguien más lo hará, y quedaremos rezagados en esta nueva carrera de poder espiritual y tecnológico."

El presidente de china se unió a la discusión.

"Estamos de acuerdo en que la torre es el camino más rápido para recolectar puntos. Fuera de la torre, la obtención de puntos energéticos es lenta, y las criaturas que los otorgan son escasas y dispersas.

Necesitamos entrar, y entrar con más preparación, pero también debemos asegurarnos de maximizar nuestras ganancias dentro de ese espacio."

La sala se sumió en un murmullo de aprobación. Todos sabían que, si querían aprovechar las oportunidades del sistema, no bastaba con observar desde las sombras. Debían participar activamente en la exploración de la torre.

"Sin embargo," dijo otro representante, "también tenemos que coordinar mejor. Las facciones que ya han ingresado a la torre han visto lo que ocurre cuando entramos sin preparación suficiente. La cooperación internacional será crucial si queremos avanzar sin caer en el caos. Los núcleos energéticos y los objetos que obtenemos en la torre deben ser compartidos de forma equitativa para asegurar que los equipos sean más poderosos y que podamos avanzar juntos."

El secretario general retomó la palabra, viendo el consenso que había emergido entre los líderes.

"La torre es nuestra mejor oportunidad, pero debemos enfrentarnos a ella con cautela y preparación. El futuro de la humanidad dependerá de nuestra capacidad de aprovechar los puntos energéticos y de cómo utilizamos la tecnología del sistema. Si estamos de acuerdo en eso, entonces es hora de hacer los arreglos necesarios."

Uno a uno, los representantes asintieron, sabiendo que la decisión estaba tomada. El camino hacia el futuro pasaba por la torre, y aunque las amenazas eran innumerables, las recompensas también lo eran.

Todos se preparaban para enfrentar los desafíos que aún estaban por venir.