Li Xun contó una anécdota graciosa y presentó a Su Qianci a los invitados. Con increíble elegancia, Su Qianci miró a los invitados con una sonrisa. El vestido dorado que llevaba dejaba adivinar su perfecta figura. Aunque era un vestido formal, tenía un diseño útil.
Debido a que este tipo de discursos solían ser bastante aburridos, los invitados no tenían mucha esperanza en que Su Qianci dijera algo diferente. Mucha gente pensó que debía haberse preparado un guion que pudiera recitar. Sin embargo, cuando Su Qianci empezó a hablar, atrajo la atención de todos.
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