—Has cometido un grave error al intentar matar a un velocista como yo y encontraste tu igual, cosa malvada. Así que ríndete obedientemente... a menos que quieras ser sacrificado como un perro —declaró el Sr. Volt, su rostro contorsionándose por la tensión.
Los ojos de Segadora Atronadora, un siniestro amarillo oscuro, destellaron ominosamente bajo su máscara. —¿Quién encontró a su igual? —ella burló, su voz una escalofriante mezcla de amenaza y burla que resonaba a través del silencio atónito.
El ceño del Sr. Volt se frunció, un nudo de temor se apretaba en su estómago mientras sus instintos gritaban peligro.
*¡BANG! ¡BANG!...*
Detrás de él, los guardias, actuando como si estuvieran poseídos, desataron una ráfaga de balas azules brillantes.
Los proyectiles, infundidos con maná explosivo, se dirigieron hacia su objetivo con intención mortal.
La fuerza de su liberación fue tan tremenda que hizo que los tiradores se tambalearan hacia atrás debido al retroceso.
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