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El Cuarto Blanco de Schrödinger

Frederick se despierta en un enigmático cuarto blanco, desprovisto de ventanas o detalles. Un silencio sepulcral envuelve el espacio, interrumpido solo por el latido de su propio corazón. Sin recuerdos de cómo llegó hasta aquí, un profundo sentimiento de inquietud se apodera de él. Atrapado entre sus estudios, tareas y responsabilidades, Frederick anhelaba un respiro de la ajetreada rutina. Quizás fue ese mismo anhelo lo que lo condujo a este lugar, donde sus deseos más profundos se verían superados por un don extraordinario. De repente, su mente se inunda con un torrente de información, abarcando el pasado, presente y futuro de la Tierra. Es como si el conocimiento del universo se hubiera volcado en su conciencia. El peso de esta omnisciencia amenaza con aplastarlo. Las visiones del futuro lo atormentan, privándolo de la capacidad de disfrutar del presente. Los horrores del pasado se graban en su mente, inundándolo de una angustia que parece no tener fin. Ahora se encuentra en una encrucijada: ¿usará este poder para el bien de la humanidad, o sucumbirá a la tentación de un dominio sin límites? Las respuestas a este misterio podrían cambiar el curso de su vida y el mundo que conoce. ¿Quién lo ha elegido para recibir este don y con qué propósito? Frederick deberá encontrar la fortaleza para resistir las fuerzas que lo empujan hacia la perdición, o de lo contrario, podría perecer bajo el peso de su propia omnisciencia.

SrFrederick · Ciudad
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2 Chs

Capítulo 2: Digiriendo mi nuevo destino

Frederick respiró profundamente, intentando calmar el torbellino de información que seguía fluyendo a través de su mente. El conocimiento llegaba en oleadas: cálido y reconfortante por momentos, frío y cortante en otros. Como un nadador aprendiendo a flotar en un océano infinito, comenzó a adaptarse al ritmo de las mareas de información.

"Bien, pensemos esto paso a paso", murmuró, su voz resonando de una manera peculiar en aquel espacio, como si el sonido existiera solo dentro de su cabeza. Se puso de pie y comenzó a caminar. Cada paso producía una sensación desconcertante: sus pies encontraban resistencia en la nada, como si caminara sobre vidrio invisible. No había frío ni calor, pero sí una extraña presión en su piel, como si el aire fuera más denso, más consciente.

Una sonrisa irónica se dibujó en su rostro mientras recordaba sus clases de física cuántica. "El Cuarto Blanco de Schrödinger", pronunció, saboreando la ironía. "CBS para abreviar". El nombre pareció resonar en el vacío, y por un momento, Frederick juró ver un destello, como si el espacio mismo respondiera al ser nombrado.

Mientras exploraba, la euforia inicial del conocimiento infinito comenzaba a mezclarse con un miedo creciente. Cada nuevo dato, cada nueva visión, era como una gota en un vaso que amenazaba con desbordarse. Vio la caída de Roma, la invención de la imprenta, la primera bomba atómica... pero cuando intentó mirar más allá de la atmósfera terrestre, se encontró con una barrera mental tan sólida como invisible.

"¿Por qué solo la Tierra?", se preguntó, frustrado. La limitación parecía deliberada, como si alguien —o algo— hubiera establecido fronteras específicas para su conocimiento. En ese momento, notó algo más: pequeños destellos en la blancura, casi imperceptibles, que aparecían cada vez que pensaba en eventos cruciales de la historia humana.

Intrigado, se concentró en un evento específico: la construcción de las pirámides. Los destellos aumentaron, formando patrones que recordaban a constelaciones. "¿Son... son estas señales? ¿Está el CBS tratando de decirme algo?"

La ansiedad por estar atrapado comenzó a transformarse en curiosidad científica. Frederick siempre había sido así: ante un problema matemático particularmente difícil, su primer impulso era descomponerlo en partes manejables. Ahora, frente a este fenómeno sobrenatural, su mente analítica buscaba patrones, conexiones.

Se sentó en la nada, cruzando las piernas como solía hacer en su habitación cuando meditaba sobre un problema particularmente complejo. El espacio a su alrededor parecía pulsar suavemente, como si respondiera a su estado mental más calmado.

"Veamos qué tenemos", murmuró, organizando sus pensamientos. "Omnisciencia limitada a la Tierra. Destellos que responden a eventos históricos significativos. Un espacio que parece... ¿vivo?" Mientras enumeraba estas observaciones, los destellos aumentaron, como confirmando sus deducciones.

De repente, un recuerdo de su infancia emergió: las horas que pasaba leyendo "La Historia Interminable", imaginando mundos que existían más allá de las páginas. ¿No era esto similar? Un espacio entre espacios, un lugar donde la realidad se doblaba sobre sí misma.

"Si esto es una especie de... interfaz", razonó, "debe haber un propósito detrás. Nadie construye una herramienta tan compleja sin un objetivo". Los destellos se intensificaron, formando por un momento lo que pareció ser una puerta en la blancura infinita, antes de desvanecerse.

Frederick se puso de pie de un salto, su corazón latiendo con fuerza. "¡Eso es! No estoy atrapado... ¡estoy siendo entrenado!" La realización lo golpeó como una ola: cada limitación, cada patrón, cada destello... todo era parte de un proceso más grande.

Con renovada determinación, comenzó a experimentar con su conocimiento recién adquirido, observando cómo el CBS respondía a diferentes tipos de información. Los destellos formaban patrones cada vez más complejos, como un lenguaje visual que apenas comenzaba a comprender.

"Si voy a ser un observador de la Tierra", dijo en voz alta, "será mejor que aprenda a leer las señales correctamente". Y mientras pronunciaba estas palabras, el espacio a su alrededor pareció vibrar con aprobación, como si finalmente hubiera comenzado a hacer las preguntas correctas.

 Continuará...