webnovel

El Camino del Dragón Gris [Español]

Sigue la historia de un joven a través de un mundo totalmente desconocido, mundo que esconde un sin fin de misterios por descubrir. [Mundo antropomórfico] Si desea leer más de la historia, en el siguiente link podrá leer los capítulos más actuales: https://www.webnovel.com/book/the-path-of-the-gray-dragon_19800040406425605###?ticket=tta98bf1b7ae5b45848b56a7667a1239f8&userid=4315669636&ticket=ttac9c8ed130294a70a27c646533a2790d&userid=4315669636&ticket=ttadfb918bcccc44e3aee9cbd44659f9c6&userid=4315669636&ticket=ttb37965756d8045d0b3824b817d304334&userid=4315669636&ticket=tt9ac334dc1f1f4c009875f998ca95abbf&userid=4315669636

TheDragon1231 · Fantasía
Sin suficientes valoraciones
22 Chs

Caos

"¡Cuidense!" Magnitos se despidió de sus hermanos luego de estar jugando con ellos gran parte del día "Cómo les habrá ido a ellos dos" pensó mientras volvía a la sede de los Maestros.

Él estuvo caminando por una de las calles más transitadas de la Capital, donde se encontraban todas las tiendas comerciales de diferentes lados del mundo. Era como un día normal común y corriente para quienes vivían en la Capital, sin saber que algo cambiaría todo.

"¡¿Pero qué-?!" Magnitos rápidamente usó una de sus alas para cubrirse de los escombros que salieron disparados por todos lados debido a una explosión.

Los gritos de los ciudadanos no tardaron en llegar. Las familias no tardaron en agarrar a sus hijos y alejarlos lo más posible de la zona. Los mercaderes huían de sus tiendas tratando de encontrar algún lugar seguro. Algunos otros buscaban heridos entre la gran cortina de humo que se levantó.

Entre la cortina de humo, Magnitos logró visualizar una silueta que de un salto salió de la zona. Pero por más que él quería seguirlo y atraparlo, tenía que preocuparse por aquellos que resultaron heridos.

Magnitos puso su mano sobre el suelo y cerró los ojos. Usó una de las habilidades del elemento tierra y así de esa manera pudo ubicar a aquellos que estaban bajo los escombros. Pero algo le dejó helado. Múltiples estruendos de explosiones resonaron por toda la Capital.

"Oh no..."

**Un lugar desconocido**

"Este lugar es..."

Ashes se volvía encontrar en un bosque, lugar que ya se había manifestado en uno de sus sueños. Pero Ashes no vía a aquel individuo que estuvo la primera vez que él estuvo aquí, pero veía la misma hoguera entre unos arboles.

«Protege» Se escuchó un susurro de una voz masculina algo grave.

"¿Proteger? ¡¿Qué tengo que proteger?!" Ashes cuestionó a la voz masculina.

«Protege» Se escuchó otros dos susurros, una masculina y una femenina.

«Debes proteger el cristal» La ultima voz susurrante impactó a Ashes cuando reconoció el tono.

"¡¿Papá?!" Ashes despertó de golpe tras decir eso.

Lo primero que él vio fue que estaba en una habitación y no el lugar donde él se había desmayado. Reconoció el cuarto al instante, siendo el cuarto de la curandera de la sede.

"¿Cómo es que llegué aquí?"

Ashes se levantó de la cama y se dirigió a la puerta. Pero justo cuando él iba a girar la perilla de la puerta, las paredes de la sede empezaron a temblar, como si algo hubiera explotado muy cerca. Abrió la puerta rápidamente solo para ver una cortina de polvo que cubría todo el pasillo.

"¿Pero qué está pasando?" Pensó. Ashes dio unos pasos hasta que algo chocó contra él.

"¡Ay!" Una voz femenina, familiar para Ashes, se quejó "Despertaste"

"¿Qué es todo esto?" Ashes le preguntó a la dragona amarilla que estaba había chocado contra él.

"¡Nos están atacando!" Respondió Tesla rápidamente.

Otra explosión provino del final del pasillo, obligando a los dos dragones a cubrirse con sus alas para evitar el impacto de los escombros que salieron disparados en todas las direcciones.

"¿Ha esto se referían las voces? Entonces todas las noticias sobre los ataques a diferentes ciudades y pueblos de esas cosas no eran tan simples. ¡Vienen a por mi!" Pensó.

De pronto, Ashes sintió como si algo los observara desde sus espaldas. Rápidamente giró y atrapó unas garras metálicas que estuvieron a punto de atravesar su cuello.

"¡Vete de aquí! Ahora" Ashes se dirigió a Tesla.

"¡Pero puedo ayudar!"

"¡Hay otros que necesitan ayuda ahora mismo!" Dijo Ashes tras dar un cabezazo al individuo misterioso que le atacó. A Tesla solo le quedó obedecer.

El atacante era alguien de una estatura muy baja, menos al metro y medio de altura, pero a su vez tenía una gran agilidad. Solo se le podían escuchar las respiraciones que provenían por debajo de su mascara.

Cuando el individuo de baja estatura logró alejarse de Ashes, tensó todo su cuerpo y empezó a saltar en todas las direcciones, con movimientos similares a una bestia, con una gran velocidad y buscando el punto ciego de su presa.

Ashes tenía problemas para seguir el movimiento de su atacante, pues la visión de un solo ojo no era suficiente. Mientras Ashes intentaba seguir el paso, él tenía preparado la habilidad manto de sombras por si no llegaba a reaccionar a tiempo.

El enmascarado atacó por el lado derecho de Ashes, pero solo terminó atravesando una cortina de humo negra. Confundido, tardó un solo momento en procesar lo sucedido y ese fue el momento en el cual Ashes logró sorprenderlo por la espalda y someterlo poniendo todo el peso de su cuerpo.

"¡..!"

Ashes tuvo que apartase al escuchar el sonido de un mecanismo activándose que provino desde la mano izquierda de su enemigo. Una especide de cadena con una punta de lanza salió disparada y llegó a cortar la mejilla izquierda de Ashes, dejando salir un poco de sangre. La cadena retornó a su dueño, quien hizo una apertura en su mascara y lamió la sangre que quedó en la punta de la cadena.

Ashes limpió la sangre que caía de el lado izquierdo de su rostro mientras se cuestionaba el material del cual estaba hecha esa arma para poder atravesar sus escamas de una manera tan sencilla, como si fueran papel.

"Una especie única..." Se escuchó una voz de emoción bajo la mascara del individuo tras terminar de saborear la sangre "Más... ¡Más!".

*En algún lugar de la Capital*

"¿Es el último?" Preguntó un joven dragón amarillo de manchas azules a un dragón azúl, quien estaba usando un aliento de hielo para apagar un incendio que había sido ocasionado por una de las explosiones. Dejó al niño que había salvado del incendio con sus padres y luego se dirigió al dragón azúl.

"Sí." Asintió el dragón azul cuando terminó de apagar las ultimas llamas "Gracias por la ayuda, Centurio".

"No hay de qué, Gladio." Habló Centurio, quien era el primer puesto entre todos los postulantes para Maestro Elemental de la electricidad "¿Pero por qué está todo así? Acabo de volver a la Capital y encuentro todo este caos".

"No tengo ni la menor idea." Respondió Gladio, quien era el primer puesto entre todos los postulantes para Maestro Elemental del hielo "Viene cuanto antes para ayudar a atenuar el incendio. Los soldados se han dividido para buscar a los heridos y a los responsables de esto".

Un momento después de decir eso, los dos dragones se vieron sorprendidos ante las criaturas que emergían desde por debajo de la tierra. Eran los Staldiers de clase pesada, pero un tanto diferentes. Tenían más púas en sus corazas, dando un aspecto más monstruoso. Gladio y Centurio se pusieron en pose de combate, listos para proteger a los civiles que aún no habían abandonado la zona.

"Magnitos sería de gran ayuda en este momento." Dijo Centurio mientras cubría su cuerpo con un aura eléctrica.

"Es la primera vez estamos de acuerdo en algo." Dijo Gladio al ver la gran cantidad de Staldiers que había emergido. Él cubrió su cuerpo de una armadura de hielo y se lanzó al ataque.

*Retorno a la sede*

Ashes, por un descuido, había recibido un zarpazo de las garras metálicas del enmascarado que destrozó parte de su prenda superior, dejando expuesto el cristal rojizo que siempre él llevaba. A través de la mascara de su enemigo, se escucho una respiración de asombro al ver aquel cristal que cabe la posibilidad que era lo que buscaban.

El enmascarado sacó de entre sus prendas una especie de arma de fuego, similar a una pistola de mecha, de la cual disparó una bengala de color verde entre una de las aperturas del pasillo. Era una señal para sus camaradas, quienes estaban dispersos por toda la Capital.