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Familia Kingscholar (pt. 1)

Un nuevo amanecer se alzaba en la isla de los sabios, mientras algunos padres de familia ya regresaban a sus hogares otros más iban llegando. Este día el ambiente era competitivo, ya que comenzarían las pruebas y las demostraciones de los clubes deportivos.

Yuu y Grim estaban en las gradas del estadio de magift en Savanaclaw junto a Epel y Ace, en ese momento los chicos del club de pista y campo estaban en la exhibición de las actividades de su club. Cada vez que Jack o Deuce participaban sus amigos los animaban.

No muy lejos de ellos estaban el líder y sub líder del dormitorio, Leona daba su quinto bostezo mientras Ruggie solo lo miraba de forma reprobatoria. 

—Leona san, trate de no ser tan obvio con su aburrimiento— decía el chico hiena dándole un ligero codazo al ver que el mayor comenzaba a quedarse dormido.

—No entiendo por qué debo estar aquí, te dije que me despertaras hasta que fuera el turno de nuestro club— con otro bostezo se quejaba el joven león, —Este día no puede ser más aburrido— decía en voz baja Leona.

Se estaba quedando nuevamente dormido cuando vio un rostro fastidiosamente familiar ir a su lugar, —¡Ojitan!— sin importar llamar la atención de los demás el sobrino del segundo príncipe se arrojaba a abrazarlo.

Leona trataba de alejarlo mientras su mano derecha solo se reía, Ace y Grim también se rieron al ver aquel espectáculo, en tanto Yuu y Epel solo compadecieron al león en silencio.

—Lo siento mucho Leona, Cheka ¿cuántas veces te he dicho que no eches a correr de esa manera?— finalmente llegaba la madre del menor en compañía de sus guardaespaldas.

—¿Podrías quitarme a tu hijo Asha?— con toda la paciencia que tenía, Leona le entregaba el cachorro a su madre.

La familia real continuó viendo las exhibiciones de los clubes, aunque de vez en cuando Cheka se ponía a hacerle preguntas a su tío tuvieran o no que ver con los deportes.

La reina observó el rostro de los alumnos cercanos a ella cuando noto al chico de Onboro.

Con cautela pidió a su guardaespaldas lo mandará a traer. Yuu estaba sorprendido al escuchar a la mujer guerrera, con algo de timidez se sentó lo más cerca que las guardaespaldas le permitieron de la reina.

—Eso es todo chicas, denos un poco de espacio por favor— indico a las guardianas, estas solo asintieron y volvieron a colocarse a los lados de la familia real. —Perdona, espero no te hayan espantado— se dirigió la mujer al menor.

—No sí… no bien… bueno, em…— tartamudeaba Yuu, no solo era porque la mujer era hermosa, podía sentir cómo de reojo Leona también lo estaba vigilando, con una mirada rápida parecía decirle "ni se te ocurra hacer algo raro".

—Tranquilo, no es mi intención incomodarte— le decía Asha con voz dulce, —¿Es cierto que eres como un psicólogo para los chicos?— con algo de seriedad preguntaba la reina.

Yuu trago saliva en un intento por tranquilizarse. —Bueno, soy más como un apoyo o conciliador, aunque me interesa estudiar algo relativo a eso después de graduarme— le contestaba el chico, la reina asintió.

—Entiendo; aun así, me gustaría pedirte un consejo— le decía la mujer casi en un susurro, Yuu iba a responderle cuando Leona se paró de su lugar, —Es el turno del club de Magift, finalmente— decía el león aliviado de separarse de su sobrino.

El pequeño no noto la indirecta, al contrario, más fuerte comenzó a gritar el nombre de su tío, —Creo que continuaremos nuestra plática en otro momento, pero por favor quédate si así lo deseas— indicaba la reina con una sonrisa a Yuu, este acepto solo porque no sabía si sería grosero alejarse de la familia real.

Leona vio al chico de Onboro desde el campo, chasqueo la lengua molesto, si el chico decía algo en su contra se encargaría de que este deseara nunca haber acabado en aquel mundo.

La exhibición comenzó enseguida, dividiéndose los miembros del club en dos equipos.

—¡Ojitan es el mejor!— se escuchaban los gritos del joven príncipe en todo el estadio, inconscientemente Yuu comenzó a analizar la relación de todos los miembros presentes de la familia Kingscholar, después de todo ya se hacía una idea sobre que quería hablar la reina.

—Moo, Yuu ya se codea con la crema y nata, seguro se olvidará de nosotros— decía dramáticamente Ace viendo a su amigo, Deuce y Jack negaron que Yuu hiciera algo así, —A mí no me parece malo— decía Grim sorprendiendo a los otros tres chicos.

—Si Yuu se convierte en noble, tendré latas de atún infinitas— se imaginaba el felino nadando entre su alimento favorito, mientras los otros tres solo negaban con la cabeza las ideas del felino.

El partido seguía de forma regular, aunque los participantes se lucían con sus movimientos y jugadas no era un evento particularmente memorable. Leona solo quería cumplir con lo que le habían solicitado para el festival, prefería guardar sus jugadas para torneos más importantes.

Sin embargo, los oídos del líder de Savanaclaw no podían evitar captar algunos de los cuchicheos del público, sobre todo de personas mayores; "El líder del club no es muy imaginativo ¿verdad?", "Este partido es aburrido", "Su hermano sería un mejor líder" oía una y otra vez Leona.

El joven león se enojaba más y más, sus movimientos comenzaron a ser más violentos, hasta que en un mal cálculo le dio con el disco a una de las columnas que sostenían el techo de las gradas.

—Huy— puso mala cara Leona.

La gente comenzó a correr y a gritar, antes de que el techo terminara por colapsar este fue sostenido por varias ramas de árbol que salieron de la nada, —Magia única, "ciclo de la vida"— con una mano un hombre sostenía el techo y daba apoyo a la columna.

La gente comenzó a vitorear al recién llegado, sobre todo los hombres bestia, —¡Que viva el rey Farena Kingscholar!— alababan las personas al rey, quien saludaba a sus súbditos mientras caminaba a donde su familia estaba.

Antes de llegar a las gradas Farena se paró a lado de su hermano, —Debes tener más cuidado, podrías lastimar a alguien— le reprendía sin dejar de sonreír, Leona solo apretó sus puños sin decir nada.

—Ruggie, encárgate de todo— decía molesto a su mano derecha abandonando el campo.

Farena llego hasta donde su esposa e hijo estaban, pero antes de que pudiera acariciar la cabeza de su cachorro este salió corriendo tras su tío, —Síguelo, pero dales su espacio— indicaba Asha a una de las guardaespaldas.

Entre los esposos se hizo un ambiente tenso, solo siguieron viendo el partido hasta que finalizo.

Yuu se quedó incómodo al lado de la reina, si la señora Roseheart le había dado miedo ahora rogaba porque S.T.I.X. lo secuestrara para salir de ese lugar.

—Déjaselo a Oohel, ¿él lo resolvió ayer no?— le decía Grim a su amigo una vez que los dos estuvieron de regreso en el colegio; —Y eso es lo que pienso hacer, es solo que me siento un poco…— decía Yuu rascándose la cabeza, pero Grim lo piso fuertemente.

—¿¡Porque hiciste eso!?— le grito Yuu mientras saltaba en un pie.

—Ni se te ocurra sentirte comprometido, la señora solo te pidió un consejo, no que resuelvas el pleito de hermanos de su marido, y el consejo ya se lo diste, ¿o no?— le regañaba Grim cruzado de brazos.

El chico suspiro, su amigo tenía razón. —Oye, si no tienes el remedio, ¿por qué angustiarte?— le decía Grim ya más relajado.

—Por cierto, es elle no él— corregía Yuu al felino, —Como si tú lo recordaras todo el tiempo— respondía Grim trepándose al hombro del chico.

Ambos buscaron al hada por la escuela hasta que le encontraron descansando en uno de los árboles cercanos al molino de viento, —Hola Oohel— le saludaba Grim alegremente, —Oye sé más respetuoso— le regañaba Yuu por la informalidad en aquel saludo.

—Tranquilo, me gusta ver que me consideran cercane— decía el hada bajando del árbol de un salto, —¿Crowley los mando de nuevo?— preguntaba Oohel curiose. Ambos chicos le contaron lo que había pasado en la exhibición de Savanaclaw y Yuu menciono lo poco que la reina Asha le había contado.

Oohel los escucho atentamente, —Ya veo, claro que puedo verlos, pero si son tan orgullosos como me imagino podría llevarme más de una sesión— decía pensative el hada, —Bien iré preparando el salón, Crowley me hizo el favor de asignarme un espacio para dar terapias.

—¿Necesitas que te ayudemos con algo?— preguntaba Yuu recibiendo una mirada reprobatoria por parte de Grim.

—¿Podrías llevarlos al salón por favor?— dijo Oohel antes de desaparecer.

Yuu estaba temblando afuera del cuarto de Leona, estaba seguro de que al león no le agradaría que se hubiera vuelto a meter en sus asuntos y más con algo personal. —Ya toca de una vez, así te destripará más rápido y yo podré irme a comer— burlón Grim lo veía a una distancia segura.

El chico miró enojado al felino, la necesidad inconsciente de ayudar a los demás lo metía seguido en problemas que él no buscaba, ¿por qué era así?—Oye, ¿qué estás buscando?— la repentina voz de Ruggie a sus espaldas hacía que Yuu sufriera un micro infarto.

—Esto… buscaba a Leona… y a su familia… — entrecortadamente, respondía al chico hiena, quien traía alguna de las cosas del líder de dormitorio, este abrió la puerta del cuarto y los invito a pasar. —No sabía que Leona te tenía esta confianza— mencionaba Yuu ya dentro del cuarto.

—No malinterpretes, simplemente es un acuerdo de mutuo beneficio— respondía Ruggie acomodando el equipo de magift y recogiendo un poco el cuarto. Yuu recordó cuando Ruggie y Leona trabajaron en conjunto para sacar a Malleus del torneo interno de Magift.

Creía que lo habían hecho porque eran amigos, al parecer todo ese tiempo había malinterpretado su relación.

—Leona no tiene ningún amigo, ¿verdad?— pregunto Yuu a la hiena. Ruggie lo miro extrañado, se rascó la cabeza considerando como responderle.

—Em, Leona no confía en nadie, puede llegar a sentir aprecio, pero nada más… nunca me ha hablado de su pasado, pero supongo que se llevó tremenda decepción con su hermano y desde entonces prefiere encerrar sus emociones— le contaba Ruggie al par de Onboro.

Un ruido en el exterior los distrajo, la puerta se abrió de golpe.

—¡Ojitan, ¿estás aquí?!— entraba corriendo Cheka al cuarto, —Cheka Kingscholar, si vuelves a salir corriendo de esa manera… — comenzaba a regañar Asha a su hijo, el menor solo bajo la cabeza triste, al notar a los tres estudiantes cambio su semblante.

—Perdonen, no queríamos molestarlos— mencionaba la mujer tomando la mano del cachorro y retirándose, Yuu salió apresuradamente para alcanzarla, —¡Disculpe!— le hablo Yuu para pasarle el mensaje de Oohel.

Leona pensaba en las miles de formas en que podría desaparecer a Yuu, el cual temiendo por su vida se negaba a apartarse de Oohel o Asha. Todos se encontraban ya en el salón asignado para la terapia, solamente esperaban a que Farena se presentara.

El rey llegó unos minutos después, —Lamento la tardanza, estaba con otros líderes discutiendo de la posibilidad de abrir un programa de intercambio para los estudiantes entre nuestros reinos— se excusaba el león mayor.

Leona rodó los ojos, como odiaba la jovialidad con la que se presentaba su hermano ante los demás. —No se preocupe su alteza— le recibía el hada, —¿Está bien que su esposa e hijo se queden o prefiere trabajar a solas con su hermano?— pregunto el hada amablemente.

—Es mejor que trabajen solos, los veremos luego— respondía por su marido Asha, —Ojitan nos vemos luego— se despedía feliz Cheka, —Te veré luego hijo— se despedía Farena del menor, — Adiós papá— respondía el menor a su padre sin ser tan efusivo como con su tío.

Aunque no fue tan notorio Oohel pudo ver cierta decepción en el rey.

Ya afuera del salón Yuu iba a echar a correr cuando sintió que su cuerpo era controlado, —Lo siento prefecto, pero Leona me indico que no dejara que te escaparas— le explicaba burlón Ruggie.

—Mamá, ¿por qué ojitan está enojado con su amigo?— preguntaba Cheka al escuchar a la hiena, Asha únicamente acaricio la cabeza del menor, esperando no haber cometido un error.

El hada miró a los hermanos nerviose, no era el primer caso de problemas entre hermanos que atendía, pero los otros pacientes no eran tan fuertes como para destruir el lugar.

—Bien, comencemos con…

—No te molestes niño, odio a mi hermano, él me odia a mí, no hay nada que hacer— interrumpía el menor de los Kingscholar, —Leona, no seas irrespetuoso…— le regañaba Farena, ambos hermanos comenzaron a intercambiar palabras.

—Soy un adulte— interrumpía Oohel la discusión de los hermanos, —Y aunque estoy en contra de la violencia…— decía con sus ojos comenzando a brillar y acumulando magia en sus manos, —No me detendré si es requerido usar la fuerza— dijo amenazadoramente.

Con algo de miedo ambos leones se quedaron callados, —Perdonen por eso— se disculpó Oohel volviendo a su aspecto tranquilo, a lo que los hermanos solo negaron. —Muy bien, es más que notorio que los dos sienten mucho rencor.

Leona se relajó y cruzo los brazos asintiendo, Farena, en cambio, rio, —Eso no es verdad, no tengo nada que recriminarle a Leona, exclusivamente me molesta su apatía— decía tranquilo Farena.

Oohel lo vio serie, —Nunca dije que fuera entre ustedes, su alteza, para que la terapia funcione debo pedirles que sean muy honestos.

Farena dejo de sonreír, ver que su hermano se sentía incómodo alegro ligeramente a Leona.

—Muy bien, empecemos con un pequeño ejercicio— decía más calmade Oohel, —Necesitó que los dos se vean frente a frente— indico el hada a los hermanos, estos obedecieron, aunque lucían muy incómodos.

—Empezaremos con Leona, quiero que le pidas perdón a tu hermano— la indicación del hada fue mal recibida por el menor, —¿Por qué debería disculparme yo con él?— alzando un poco la voz retaba al hada con la mirada.

—Necesitan comenzar a hacerse responsables de sus emociones y de lo que ellas provocan— con calma respondía el hada. Leona gruño, volteo a ver a su hermano y suspiro.

—Yo… lo siento…— dijo con molestia Leona, aunque no era sincero ver a su hermano acceder a trabajar conmovió a Farena, iba a hacer lo mismo cuando Leona volvió a hablar.

—¡Porque tu vida sea mejor que la mía!— grito enojado el menor.

—¿Disculpa? ¿En verdad crees que tu vida es peor que la mía?— preguntaba molesto Farena, —Por supuesto que sí, hagas lo que hagas todos alaban al perfecto Farena, el que nunca hace nada mal— alzaba la voz Leona.

—Señores, tranquilícense— trataba de calmarlos Oohel; sin embargo, ni sus ojos más amenazadores se comparaban con la furia que había entre los hermanos.

Los gritos se hacían más y más fuertes, los presentes se preguntaban que tanto pasaba en el interior del salón, —¿Llamamos al director o al ejército?— pregunto Yuu aun siendo controlado por la magia única de Ruggie.

La reina estaba por responderle cuando la puerta se abrió de golpe, Leona seguía gritando y su hermano lo seguía igualmente discutiendo, —Señores por favor…— salía tras de ellos Oohel.

—Presumido de mierda— le gritaba Leona.

—Mal educado— le respondía Farena.

—¿Por qué no admites de una buena vez que te desagrada tenerme como hermano? No sería diferente a los demás— Leona estaba comenzando a impacientarse.

—Porque eso no es verdad, Leona, deja de minimizarte—refutaba Farena, preocupado por la forma de pensar del menor.

—No mientas, todo alrededor de ti siempre ha sido perfecto, nunca te has tenido que esforzar en nada— volvía a alzar la voz Leona, este comentario enfado mucho a Farena.

—¿Qué nunca me he tenido que esforzar?, toda mi vida se me exigió ser perfecto, no se me tenía permitido fallar, ¿o qué creías? ¿Qué toda esa admiración era gratis?— aunque estaba enfadado su mirada no intimidaba a Leona.

—A si claro, el perfecto Farena ahora resulta que no le gustaba ser el heredero al trono…

—¡Yo no quería ser rey!— grito exasperado el mayor de los hermanos.

Todos se quedaron callados, incluso algunos tenían la mandíbula caída.

Farena se tranquilizó, y una vez que recupero la compostura se dio cuenta de lo que había gritado, sin decir nada se fue del lugar, dejando a todos con muchas dudas.