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PRÓLOGO

Año 1933... Estábamos en plena segunda guerra mundial, el sudor corría a través de mi gorra era verano hacia demasiado calor. Como siempre me tocó vigilar la entrada del centro de concentración, el último tren a Auschwitz había llegado a destino. Éste sería un nuevo  día  de espectáculo, violencia y perversión. Era lógico pensarlo después de todo los soldados no desaprovechaban oportunidad de hacer aún más miserable la vida de esos desgraciados a los cuales estábamos cazando incansablemente, aunque cruel esa era la orden y pese que no lo disfrutaba como capitán del ejército alemán mi obligación era cumplirlo.

—Formen una fila pedazos de mierda, ¡Vamos! ¿Acaso creen que tengo todo el maldito día libre? ¡Muevan rápido el culo! — Les ordenó uno de mis soldados de mi cuadrilla, Eren apareció junto a un gran pelotón de judíos aterrorizados transportados desde diferentes estados de Alemania, poco a poco comenzaron a ponerse en la  fila para ser contabilizados, obedecer nuestras órdenes era elemental si es que pretendían tener un día más de vida. Como siempre les mire de reojo, adolescentes, mujeres e infantes y aún costado los adultos jóvenes que aún eran fuertes y sanos quien serían seleccionados para trabajar. Desde que la guerra estalló jamás le preste atención más de la cuenta a la mercancía sin embargo esta vez por alguna razón me percate minuciosamente de este cargamento, 4 mujeres jóvenes y de buen parecer, una resalto a mis ojos por sobre las otras. Cabello negro, ojos grises, se apreciaba en su rostro el maltrato, la tristeza. La guerra no le había asentado para nada bien, por un momento llegue a sentir lastima aunque bien sabia cual era mi lugar la mujer era hermosa de eso no había dudas. Sin embargo siendo el Capitán del ejército Alemán no debía sentir absolutamente nada por esa escoria que ensusiaba nuestra tierra. Debía mantenerme firme ante mis creencias ante todo lo que aprendí siendo soldado del ejército. Por mi país debía aceptar esta misión con honor, que más daba si unos cuantos o unos millones morían... Mi deber era servir a la patria, a mi bandera, a mi gente, Nada más.

—Tú y tú y tú también .... Den un paso adelante, vamos—Exclamó Eren mientras apuntaba con su rifle a unos judíos viejos que sólo eran un estorbo, estos sólo bajaron la mirada, al parecer ya sabían que prácticamente les había llegado la hora, parados se quedaron a la espera de que la bala acabará con su suplicio. Desvíe la mirada mientras el disparo retumbaba en mis oídos como ecos, debería ya estar acostumbrado después de todo esta la vida que elegí al enlistarme en la primera guerra como voluntario del ejército.

Vi sus cuerpos caer sin vida contra el piso, aquella  mujer hermosa lloraba en silencio en la fila, inmediatamente contemple la posibilidad de que uno de esos viejos podría ser familiar suyo, parada al frente de los cuerpo sin vida de posiblemente sus amigos, aprecie en ella la belleza que  irradiaba su aura.

En mis años de servicio jamás vi semejante nobleza por cómo lloraba la mujer comprendí que ella prefería mil veces estar en su lugar en vez de esos viejos que ensuciaban con su mugrosa sangre nuestra acera.

—Tú ... Da un paso adelante— Volvió a repetir el soldado sacándome de mis pensamientos tomandome por sorpresa. Jamás creí que entre tantas personas apuntaría justamente a esa mujer. Se veía fuerte, sana... ¿Por que la queria matar? ¿Acaso había cometido algún pecado? ¿Acaso era una ladrona? ¿Que demonios estaba pasando? Por más que intente analizarlo no le encontré ninguna explicación...

—  Tú te vez diferente a este tipo de escoria..... dime ¿de donde eres?   tus rasgos despiertan mi curiosidad.... — Le dijo el soldado mientras le tocaba los senos con su rifle...

 

—Por lo que veo eres virgen.. Que lástima, eres una mujer muy hermosa.. Ven aquí te haré este pequeño favor, no hace falta que me lo agradezcas... Te enseñaré lo que es un hombre, abrirás las piernas para mi y mis amigos y si eres aparte de hermosa inteligente no te resistirás bueno si es que pretendes al menos vivir un día más en esta pocilga jajajaj— Al escucharlo  mi corazón se apretó, era obvio que la iban a violar, la mujer solo movió su cabeza resignada, de igual manera si se resistía ya le había advertido el imbecil de que le iba a matar... Me quedé ahí observando a  aquella escoria que tenía por soldado, frente a todo el público le razgo la camisa y dejó al descubierto sus pechos. Pozo sus manos en ellos mientras se bajaba el cierre, los demás soldados le miraban ancioso a la espera, de seguro esperarían ferviente a  que llegará su turno. Era insoportable tener que precensiar tan cruel aberración por un momento pensé en irme pero sus ojos llorosos pidiendo auxilio me detuvieron.

— Si llorar te hace sentir mejor hazlo hermosa de todas formas si no soy yo vendrá otro en mi lugar es solo cuestión de tiempo. Que mala suerte para ti que no tuviste la oportunidad de conocer los placeres con un hombre por amor... Sí quieres grita... resistete estas en todo tu derecho créeme... Después que te parta esa rica vagina te comeré ese culo y por ahí se te hará imposible no gritar... Te daré tan fuerte que de seguro desgarrare tu recto. Espero no quedes tan adolorida por que después de mi vendran mis compañeros y si queda algo de ti se lo ofreceré de  regalo al general Pixis, estará muy feliz de tener una nueva zorrita en su cama tal vez con eso logre ahora ganarme su favor — Le dijo lanzando aquella mujer al piso, de inmediato se colo entre sus piernas mientras apegaba su mugrosa ereccion contra su cuerpo. En ese momento no se que demonios me pasó pero ver tan desagradable evento no lo pude resistir. Ver a esa mujer a su alcance  sin la más mínima posibilidad de salvarse era vil y despiadado que mi cuerpo reaccióno ante su protección por sí mismo... .

—¡Jeager que mierda estas  haciendo sin mi permiso! No te atrevas a tocar a esa mujer bastardo o yo mismo te mataré!— Le advertí convertido en aquel mounstro de guerra que me volvía en cada batalla, como nunca me encontraba totalmente salido de mis casillas y para remate siquiera entendía el por qué de mi maldita actitud, solamente me quedé inmóvil como lo estaba esa mujer mientras cubría la desnudez de su cuerpo. Por inercia mis ojos fueron abdusidos por sus hermosos muslos. Mi boca se llenó de hambre un hambre que ni yo mismo podía explicar, por un momento desie ser yo el hombre que estuviera entre sus piernas sin embargo nunca fui un maldito animal como lo eran ellos y me resultaba demasiado bajo caer preso de los instintos.

—Por lo que veo a usted también se le antojó fornicar con esta mujer Capitán... ¿Si que es hermosa no lo cree? Ni pareciera que fuera como el resto de perras que llegan en cada cargamento. Sin embargo si es no mucho pedir le pido que espere su turno, tocar la piel de esta zorra virgen me dejo con la polla más parada que mi rifle. Usted como hombre comprenderá, ya no hay nada que yo pueda hacer para detenerme... —Alegó el castaño  mientras se mantenía en la misma posición besando los senos de esa mujer con hambre infernal. Verlo me producía asco, arrugue el ceño mientras mis manos quemaban por propinarle un puñetazo, no me gustó ni un poco que pensara que yo quería violarla al igual que él.  Sin embargo yo había interferido tan derrepente que en el fondo era lógico que pensará así. De todas formas en mi situación era imposible esclarecer mi posición ante este caso. Ella era judía no había nada en mis manos que yo pudiera hacer. Si el pensaba que la violaria que se quedara con eso al menos de esa manera esa mujer podría librarse de ese cruel  evento que posiblemente le haría desear estar muerta.

—En efecto, apenas vi a  esa mujer se me antojó Jeager  ¿Tienes algún problema con eso? Si es así dímelo y arreglamos de inmediato cualquier tipo de cuentas.—Le dije irónico mientras le miraba con desprecio a su asquerosa  cara— Bien... Ya que no le responderás nada a tu capitán, creo haberte  dicho que desaparecieras ese feo culo de mis ojos y que dejaras a esta zorra a mi disposición de inmediato... Ahora vete....  Y no me hagas volver a repetirlo, esta mujer me abrirá las piernas a mi esta noche y las que yo quiera... No quiero a ninguna escoria merodeando cerca de mi cuarto tómalo eso como un avisó... Te quedó ¿claro?