webnovel

00 - "Cortar"

Sus vidas pendian de un hilo, y uno muy fino a punto de romperse.

Todos lo sabían, estaban frente a frente con la muerte, con ésta dándoles una suave caricia dn la mejilla.

Se habían resignado, incluso ella lo había hecho. Ésto era simplemente demasiado como para que ellos pudieran manejarlo, él lo sabía y, aún así, dio esperanzas a su familia de que con esfuerzo y empeño lograrían salir victoriosos de esta batalla.

Había mentido.

Todos eran concientes de eso, y pese a todo a esto, nadie se digno a echarle la culpa a su toma de decisiones, ya que todos tenían noción del giro de trama qud había ocurrido en tan solo unos instantes.

Claro, todos tenían un arrepentimiento, y el que ella cargaba sobre sus hombros era el deseo de verlo.

Ahi, tirada sobre el frío suelo repleto de sangre, ni siquiera sabía el porqué ese chico se había convertido en alguien tan especial para su persona.

Será porque en algún momento del camino hasta aquí ella lo considero como su aprendiz? Tal vez pueda ser eso..

Aunque su "madre" no estaba del todo de acuerdo con ésta respuesta que se había auto-dado a sus cuestionamientos.

Y con estos deseos aflorando por su ser, ella extendio su brazo hacia arriba de sí misma, como si quisiera agarrar el hilo de la superficie y jalarlo hasta poder subir... hasta poder verlo.

Mas, justo cuando sus mejillas estaban a punto de humedecerse, algo la cubrió, una sombra, una figura.. Un héroe incluso.

■■■■■

—Loki-samaaaaaaaaaaaa.

—Quéeeeeeeeeeeeeeeee?

—Tengo hambre.

—Yo también. Ve a la despensa y trae algo para comer, una botella también. Jeje

—Oki dokiii.

Un conejo se levantó del sofá y comenzó a dirigirse hacia la despensa.

Luego de unos pocos minutos, volvió con un par de aperitivos en su mano izquierda y una botella de vino en la derecha.

Dejo todo sobre una mesita que se encontraba al nivel de sofá en cuanto a altura y una mujer apareció por un pasillo casi que corriendo.

—Jeje~ gracias Bell-tan. Jeje

Ni siquiera había dado un trago a la botella y ya parecía haberse embriagado. El sonrojo en su rostro y la sonrisa tonta que se extendió por el mismo eran una clara muestra de esto.

El conejo, Bell, se sentó en una esquina del sofá y tomó unos de los aperitivos y se disgusto a comer.

Loki, una mujer pelirroja –con un nivel de atributos que que fácilmente podría haber crecido a niveles negativos– que vestía unas prendas apretadas y bastantes exóticas que solo ella sabía donde habían confeccionadas, se sentó a un lado de él y sostuvo la botella entre sus manos.

Las yemas de sus dedos danzaron con delicadeza sobre el vidrio moldeado, con tanta delicadeza como si se tratara del recién nacido más frágil del mundo aún poseyendo una sonrisa boba en su rostro.

Bell la miro extrañado y luego echo una risa juguetona.

A pesar de los años que había pasado en la Mansión Crepúsculo junto a esta diosa de renombre, estos actos por parte de ella eran algo a lo que simplemente no podía acostumbrarse.

—Estas emocionado? Me refiero, hoy es el día..

Cuestiono la diosa ignorando la risa del peliblanco y se disponía a destapar la botella en sus manos.

—Emocionado? Sí, diría que incluso estoy ansioso y al mismo tiempo aterrado por lo que pueda encontrarme allí abajo.

Loki había notado desde el primer momento los inquietos movimientos del peliblanco.

El como sus dedos no podían quedarse quieto, su postura, el leve golpeteo de su talón contra el suelo constantemente, etc.

—Daaa, te han entrenado lo suficiente para que los primeros pisos no sean un problema, tanto aquí como allí.

—Sí, lo sé, pero aún así.. —hizo una breve pausa para largar un débil suspiro —. No puedo simplemente no temer lo que hay en el calabozo. Freya recién hoy me ha dado el permiso para descender, y estos últimos 3 meses fueron un verdadero infierno en el Folkvanrg. Siento como si no me hubiesen enseñado nada más que a escapar.

Loki quiso decir algo, pero, antes de que cualquier conjugación escapada de sus labios, Bell continuo con sus palabras.

—En cambio, aquí, Finn, Gareth y Riveria han sido unos excelentes mentores. Los veo a ellos y siento que son todo lo que unos maestros deberían ser; fuertes, sabios y comprensibles...

La ansiedad se había convertido en nervios y los nervios en melancolía.

Loki lo miro y suspiro antes de dejar la botella nuevamente sobre la mesa antes de acercarse al chico abatido.

Ella se acercó a él y dándole un abrazo que casi hace saltar a Bell murmuró lo suficientemente alto como para que solo el conejo lo oyera: —No te preocupes, aquí siempre tendrás un lugar seguro al que acudir cuando sientas que las cosas te superen, así como Freya es tu diosa, aquí somos tu familia y todos te apoyamos.

Su tono de voz emulaba el de una madre que trataba de consolar a su hijo ante la dureza de los sucesos.

—Sólo tus líderes de familia. Los demás no saben de mi existencia. Jaja

Quiso hacer un chiste para aligerar el ambiente que él mismo había formado, lo que causo una leve risa por parte Loki.

▪︎▪︎▪︎▪︎▪︎▪︎

Pov: Bell Cranel

Sinceramente, estaba aliviado de que mi antepenúltimo destino aquí, en Babel, y no en el Folkvanrg.

Aquí solo estaban los ejecutivos y Freya, mi diosa patrona.

Ellos daban miedo, no voy a negar lo obvio.

Eran fuertes y hostiles, hostiles entre sí, hostiles hacia la familia y hostiles hacia mí.

El único sereno por las pocas interacciones que con ellos tuve era Ottar, el único aventurero de nivel 7 en la ciudad y el más fuerte por consecuente.

Y yo, ahora mismo, me encontraba siendo escoltado por él hacía los aposentos de la diosa más bella de Orario.

¿Que hacia viniendo hacia aquí? No lo sé realmente. Ella me había pedido que la visitará antes de partir hacia el calabozo.

—Freya-sama ha pedido únicamente tu presencia en estos momentos, así así hasta aquí me quedo yo.

El porte de Ottar, firme y sereno, en conjunto con su expresión calmada que iba de la mano con su voz serena pero grave, le daban los aires de un verdadero gladiador... de un verdadero Einherjar

—Hmph.

Trague en seco y asentí antes de pasar por enfrente del Rey y, con la mano izquierda, abrir la puerta que conducía hacia el cuarto de la Diosa.

Pase y cerre la puerta detrás mio, no sin antes echar una última mirada a Ottar con nerviosismo.

—Has llegado, mi Bell.

Del centro de la sala bellamente decorada, se hallaba un trono elegante –que podría pertenecer a la más fina y noble realeza– en el cual reposaba una bella mujer... o diosa.

Su blanca piel parecida a la porcelana era cubierta por un vestido... ¿exótico? en zonas muy específicas, siendo estas las puntas de sus firmes pechos y la no muy oculta flor divina.

Sus muslos bien proporcionados eran seguidos por finas curvas que le daban un aspecto más erotico a su figura que a cualquier hombre podría cautivar.

Sus ojos morados eran cautivadores y tiernos y su rostro detallado y cuidadosamente enmarcado por varios mechones de cabellos plateados le daban un toque de elegancia.

Era... era hermosa, no podía negar ese hecho.

—Aquí estoy, Freya-sama.

Di una leve reverencia hacia la deidad de la familia más fuerte de todo Orario.

Ah, si Loki me oyera me miraria feo ahora mismo

Dije para mis adentros con una leve risa que solo se manifestó como una tenue inclinación de labios.

Ella no lo noto, por suerte, o simplemente no le dio importancia. Da igual la razón, las 2 me sirven. Jeje

—Para qué quería mi presencia aquí, Freya-sama?

Aunque ella no me cayera tan bien como Loki, seguía siendo mi diosa y el respeto mio lo tenía merecido.

Podría decir que ella y Heith eran las únicas de la que no fueron tan despiadadas conmigo desde mi ingreso a la familia.

—Sólo... quería darte el recibimiento a la familia como un aventurero oficialmente —hizo una pausa breve para luego continuar —. Tal vez pienses que he sido mala al no dejarte entrar al calabozo desde que llegaste, pero créeme, solamente quería lo mejor para que puedas estar un poquito más preparado al menos.

Tal vez ella no se dio cuenta, o lo hizo apropósito porque sabe que eso me genera cierto conflicto, pero, verla jugar tímidamente con sus dedos, tal como una chica normal que sufria de nervios, me resultaba tierno.

No podía simplemente odiarla, no a ella.

A su familia si, la aborrecía, pero ella, ella era todo lo contrario, amorosa, calida y comprensible...

—G- gracias, Kami-sama. Aprecio sus palabras, son inspiradoras para mí. Jaja

Pude sentir como mi rostro se calentaba de la vergüenza y los nervios se apoderaban de mi voz gradualmente me la quedaba viendo.

Ella se levantó y camino hacia un estante con paso calmado, luciendo sus piernas y caderas con elegancia.

No hizo falta que se agachara o se pusiera de puntitas de pie para alcanzar algo que no pude ver, ya que me estaba dando la espalda en todo momento.

—Bell! ¡Cierra los ojos un minuto por favor!

—Si!

Acate de inmediato al escuchar el mandato de mi diosa, su dulce voz era algo que me encantaba oír.

Luego de unos pocos instantes, ella tomó mi mano y entrelazo sus dedos con los míos.

—Ya puedes abrirlos.

Cuando eso, abrí mis ojos y algo frente a mi me dejó medianamente anonando.

—Kami-sama, eso es-

—Es tuyo, es un regalo de mí, para ti.

Me quedé callado, contemplado lo que ella quería regalarme.

Era un arma, una espada más concretamente.

Ella deslizó mi mano y la apoyo sobre la empuñadura de la misma y, cuando la agarre, ella la soltó.

Me la quedé observando por unos instantes, minutos tal vez.

Su hoja, era una larga y de doble filo, de color grisáceo viejo que le daban aires de antigüedad, poseyendo varios geroglificos en la lengua antigua que adornaban la misma, extendiéndose hasta la mitad de ésta.

Su guardamos podríamos decir que era uno convencional y común, con dos colmillos extendiéndose hacia los laterales y en el centro de ambos, donde se conectaba con la hoja, el símbolo de la familia Freya.

La empuñadura era de un tono blanco beige similar a la entonación de los huesos, que parecía haber sido recubierta por un hilo metálico de color negro.

Y en el pomo, una bella amatista delicadamente tallada que me recordaron a los ojos de mi diosa se hallaba.

Incluso observándola por unos pocos segundos podías darte cuenta de la calidad que está arma poseía.

Un arma de primera clase

Me di cuenta al instante de sostenerla entre mis dedos y visualizar la belleza que poseia.

—C- cuánto costo esto Fre- Freya-sama?

No sabía que decir, estaba confundido e intrigado, ¿por qué un regalo de este tipo a inicios de mi camino? No tenía sentido.

—Eso no es importanteee —hizo un puchero, como si estuviera indignada por mi pregunta —. Sólo acéptalo, espero y te guste, yo misma me encargue del diseño. Jeje

—N- No sé cómo pueda pagarlo! Pero lo haré! Se lo pagare!

Dije casi gritando, a lo que ella río antes de agregar: —Vuelve a salvo, no mueras, esa es la única forma de pago que voy a aceptar.

A pesar de la mirada juguetona que en sus ojos habitaba, el tono de aquellas palabras fue algo que calo muy profundo dentro de mí...

Quise abrazarla.

▪︎▪︎▪︎▪︎▪︎▪︎

_Esto...! ¡Esto es hermoso!_

Deje que mi espada se balanceara por el aire, cortando el oxígeno a medida que engullia a éste y cercenando los pequeños miembros de los Goblin's del primer piso.

No era difícil o complicado en lo absoluto.

Tal vez por los constantes "bautizos" en la familia, o tal vez por las enseñanzas de Finn, Gareth y Riveria. No sabría diferenciarlo con total certeza. Jaja

Los bautizos me habían enseñado a sobrevivir en un ambiente maniático rodeado de psicópatas y, a su vez, a lidiar con grandes grupos de enemigos.

Finn y los demás me habían enseñado la teoría del calabozo, así como el manejo de varias armas, la espada entre ellas.

No era un experto manejando la espada, no habia mucho que se pudiera aprender con sólo un mes de entrenamiento.

Pero, aún así...

¡Slash!

Mi espada decapito rápidamente a un goblin antes de impactar a otro sin cambiar su trayecto.

Luego, 2 Kobold's se asomaron por mi espalda con la intención de atacarme con sus garras.

Previendo esto, me derribe sobre el suelo para luego dar un barrido sobre de pies sobre el suelo.

Ésto hizo que sólo uno cayera de brusques al suelo, mi fuerza física actual no era lo suficientemente elevada como para poder derribar a los dos de un solo golpe.

Sin embargo, esto no resultó en problemas mayores.

—Cortar.

Apunte mi dedo índice y medio hacia el Kobold de pie aun estando en el suelo.

Repentinamente, sin que hubiera un momento fijo, o tan siquiera una leve iniciativa que pudiera haber ocurrido al lobezno.

No, simplemente paso y ya, de un momento a otro.

El aire se salpicó, el suelo también fue cubierto e igual mi cabello parcialmente.

En unos pocos instantes, el cuerpo del Kobold comenzó a dividirse en poco menos de 10 partes..