Incluso si el universo realmente no es más que un brutal y sangriento bosque, nosotros, los cultivadores, quemaremos todo lo que tenemos solo para dar una chispa de luz a esa oscuridad. No importa qué tan debil es cada chispa, qué tan poco dura, qué tan pequeña es… Siempre que exista, un día esas chispas darán lugar a un fuego, y ese fuego encenderá otras ramas caídas, y esas ramas encenderán cada árbol del bosque. Al final, incluso las más pequeñas chispas terminarán haciendo arder el bosque, para así iluminar al mundo entero.
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