¡Ella es mía esta noche!

Rodearon la ciudad exterior y encontraron tres controles. Afortunadamente, todos tenían tabletas óseas y pasaron los controles sin problemas.

Ahora, el territorio de la Cámara de Comercio de la Hoja Dorada estaba lleno de gente.

En cuanto al territorio de las otras tres facciones, las bestias necesitaban tener las tabletas óseas emitidas por la facción respectiva para pasar la noche.

Viendo que el sol estaba a punto de ponerse, Huanhuan finalmente entendió lo que él quería decir.

Aparte de la Cámara de Comercio de la Hoja Dorada, probablemente no había ningún lugar para alojarse en la ciudad exterior.

Huanhuan preguntó:

—¿Vamos a volver a pedir ayuda a Jing Liang?

Shuang Yun fue el primero en oponerse:

—¡No!

—¿Por qué?

—Por la mirada en los ojos de ese chico, tiene intenciones sobre ti. Si te llevamos a él, estaremos entrando en la boca del lobo. ¡No soy tan estúpido!

—¿Entonces vamos a dormir en la calle esta noche?

Xue Hui dijo: