Sonó mi despertador, me levanté asustada, mi corazón latía y sentía el sudor recorrer mi frente y espalda, había tenido una pesadilla, toque mi pecho y trate de normalizar mi respiración, cuando me sentí mejor, me levanté y fui a bañarme como era costumbre, me arreglé y bajé a la cocina, preparé mi desayuno y mi café, me senté y comí o eso intenté, respondí unos mensajes y correos, lavé mis platos. Tomé las llaves de mi casa y miré un cuadro en la pared, era mi madre y yo, la foto fue tomada cuando cumplí 18 años, la ultima que tuve con ella, limpie una lágrima que caía de mi mejilla, di unas palmaditas a mi rostro y salí rumbo a mi trabajo.
Mientras caminaba saludaba a mis vecinos y platicaba con ellos, cuando llegué al semáforo vi que la señora Lilly estaba cruzando, corrí hacia ella y la tomé del brazo .
-Hola Señora Lilly, ¿como esta?.- Sonreí mientras miraba su rostro.
-Hola mi niña, muy bien, hoy no te vi en el semáforo así que pensé que estabas enferma, iba al mercado a comprar cosas para hacerte una comida, que bueno que me encontraste.- Dijo mientras tomaba mi mano y sonreía con preocupación.
-No se preocupe, estoy bien, hoy me tarde un poco... soñé otra vez eso.-Dije mientras llegábamos al otro lado de la calle.
-Ay mi niña, sabes que tu mamá esta orgullosa de todo lo que has logrado y te esta cuidando desde donde esta, voy a pasar hoy a darte de comer a la biblioteca, estas muy delgada.- Metió su mano a su bolsa y saco un dulce de miel, lo colocó en mi mano y me dio un beso en la mejilla.
Se alejó de mi, vi como se marchaba, sonreí, era bueno tenerla cerca de mi, me cuidaba como si fuera su nieta, ella fue quien estuvo cuidando de mi cuando me enfermaba, ya no tenia a mi madre pero había ganado a la señora Lilly. Cuando llegue a la biblioteca abrí las puertas, entre y prendí las luces, era hora de trabajar.