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CAPITULO 70: NUESTRA BODA

Luego de un momento, WAPURO se retira de la habitación.

KIRO se acerca a KEKI, le habla con emoción, tristeza y nostalgia envueltas.

KIRO dice estar muy contento de que su nieta se case, les desea mucha felicidad.

KEKI escucha atenta a KIRO.

KIRO comenta que, aunque han podido verse por poco tiempo, le ama como a una hija.

NANEKI Y NAINARI estarían orgullosas de ella en este momento.

Su hermosa niña va a convertirse en mujer.

Algunas lágrimas traicionan a KIRO.

KEKI limpia las lágrimas de KIRO con suavidad.

KIRO agradecido le pide que sea lo mas feliz que la vida le permita, le ha sido dado un buen hombre que se merece todo su amor y está seguro que la cuidará, amará y protegerá por siempre.

Le pide que lo disculpe, las lágrimas no son buenas el día de la boda.

KEKI besa la mejilla de KIRO.

KIRO besa la mano de KEKI, dice que ya es hora de que KIRO vea al novio... le dará un abrazo de oso.

KEKI sonríe.

KIRO abandona la habitación. KEKI queda frente al espejo, mirándose vestida para su boda.

En otra habitación está TOIRE, con los varones del grupo, está vestido con un traje muy elegante color plata con blanco, KIRO entra a la habitación, gustoso mira como INKU le acomoda las solapas del traje, KIRO toma una rosa roja del florero, corta el tallo con cuidado y es el encargado de colocarle la rosa en la solapa del traje, los amigos platican muy animados, TOIRE se encuentra nervioso.

Los amigos se cambian en la misma habitación que el novio.

KIRO se sienta a un lado de TOIRE.

KIRO pregunta a TOIRE ¿Por qué está nervioso?

TOIRE con una sonrisa inquieta contesta que, siente una enorme emoción, KEKI por fin será su esposa.

KIRO conmovido pregunta ¿en verdad la ama?

TOIRE algo sorprendido por la pregunta contesta con certeza.

TOIRE la ama más que a nada en el mundo, KEKI lo es todo para él.

INKU confiesa que, es obvio que TOIRE también lo es para KEKI.

Nunca le habría creído ver esta faceta por la que atraviesa KEKI.

Tanta nobleza en ella solo TOIRE lo podría lograr.

Durante todo su camino no conoció más que la parte ruda de ella.

Todos coinciden en lo mismo, era indomable, no se doblegaba por nada y ahora es...una dama enamorada.

INKU advierte a TOIRE que no se confíe, si la riega en algo, puede matarlo.

Todos ríen algo nerviosos por el comentario.

KIRO se siente algo apenado, su pregunta era una pequeña broma.

Comenta que, es demasiado obvio, el amor entre los dos es tan visible que, empalaga, todos ríen.

KIRO se acerca a TOIRE y lo abraza contento, le dice que ya es hora.

TOIRE, nervioso y gustoso asiente con la cabeza.

KIRO le da una bendición a TOIRE, como su hijo ahora.

Ambos sonríen.

En todos los corredores del castillo hay bullicio.

Los presentes se dirigen al salón principal para tomar sus lugares, el decorado de la alfombra con pétalos de flores que, están dejando las hijas de las damas que laboran en el castillo camino al altar.

En el altar se encuentran el sacerdote y LA PRINCESA SATORI.

Entra primero el novio, los padrinos con sus madrinas de boda tomados del brazo y por último, KIRO en el umbral de la puerta.

KIRO extiende su mano a un costado y KEKI lo toma del brazo.

TOIRE se ruboriza al ver a su novia, aunque el velo le cubre el rostro, puede apreciarse lo radiante que se ve, KIRO la nota nerviosa, se ríe un poco y le comenta que, es un buen día para amar.

KEKI lo mira mientras avanzan, le agradece su apoyo.

KEKI se siente tranquila por el apoyo de KIRO.

Al llegar al altar, con delicadeza, KIRO pone la mano de KEKI en la de TOIRE, encomendándosela a él.

Los padrinos, madrinas y KIRO toman sus lugares también.

La pareja se presenta frente al padre que, empieza a dar el discurso del matrimonio.

UISUKII les lleva el cofre con monedas de oro y hacen sus votos.

Hay alegría en aquella sala.

Todos piensan que, esta unión, todos los amigos, se hicieron familia, esto, fue lo que trajo paz a INFRAMUNDO.

ESU Y OKE son las encargadas de ponerles el lazo de flores que los une, INKU es el padrino que les lleva los anillos.

Concluido el ritual, el sacerdote, los declara marido y mujer.

Ambos se voltean uno frente al otro.

La mirada de amor de TOIRE hace que, KEKI se ruboriza cuando TOIRE levanta el velo, el padre anuncia que el novio puede besar a la novia.

Ambos se acercan, se miran a los ojos y cerrando por un momento los ojos, se dan un beso con ilusión, todos los presentes aplauden y felicitan a los novios.

Los padrinos sueltan a las palomas blancas juntos a las damas, las cuáles se elevan al techo del castillo, pero, algo las espanta, se alejan dando alaridos, cosa que, rompe con la armonía.

Todos se quedan en silencio, sienten que pasa algo extraño.

El aura que sienten tiene un tono siniestro, hace que a algunos les den escalofríos. KEKI está en el altar, abrazada a TOIRE.

En un instante, de la nada, el cielo se torna rojizo, los guardias, guerreros y la PRINCESA, se ponen alerta.

Una bruma se forma sobre el altar y se abre un abismo.

Todos creen que, es un maligno que ha venido por la PRINCESA SATORI, se forma una fuerza que, arrecia viento y tira a todos como si el ojo de un huracán fuera en el altar.

Todos rodean a SATORI.

Un potente rayo cae sobre TOIRE, quien, estaba cercano a KEKI, su cuerpo cae inconsciente, a los pies de KEKI.

Sin dejar reaccionar a nadie, cuando KEKI se inclinaría a revisar a TOIRE y los demás también volteaban a verlo, KEKI es atrapada dentro de una burbuja negra de energía, que la eleva hacia el cielo, junto al abismo negro, se encuentra un hombre alto, de recia elegancia y belleza, de negra cabellera larga y vistiendo una túnica con un símbolo en el pecho por sobre la ropa, es tal la fortaleza y velocidad del hombre que, justo en el momento en que libera a KEKI de la burbuja, la apresa con sus brazos, llevándose a KEKI, sin que los ataques de los amigos o de la misma KEKI lograran alcanzarlo, nadie pudo evitarlo, pasó muy rápido.

El portal y toda su fuerza traída por el hombre desaparecieron de INFRAMUNDO sin dejar rastro.

La angustia los invade.

FIN DE CAPITULO 70