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CAPITULO 40: A MI MADRE

Es temprano, TOIRE en el cuerpo de un niño de unos 7 años, se encuentra en un poblado próspero, hay personas conviviendo, otras trabajando, niños jugando en las calles, es un día soleado y agradable.

A lo lejos, por el camino viene un ejército de gente extraña, unos montados en bestias, otros en carretas y algunos de ellos a pie.

Vienen armados, entran por el camino principal sin atacar o voltear a ver a nadie.

Todos en el pueblo quedan extrañados, algunos se apartan del camino, otros se van a sus casas.

Cuando ya ha entrado gran parte de aquél ejército, comienza el ataque.

No pidieron nada, no hubo negociación, ellos solo empezaron a atacar a la gente, en la primera región atacada hay humo, están quemando el lugar, hay caos y algunos que se dieron cuenta han ido a avisar más dentro de la aldea a los que ven, la gente corre hacia sus casa o a donde puedan esconderse, los hombres toman sus instrumentos de campo para tratar de detenerlos, entre ellos el padre de TOIRE, muchas mujeres con los niños, huyen al bosque, la madre de TOIRE está por las casas buscando niños, a TOIRE ya que lo perdió de vista.

Estos seres (algunos montados en monstruos) van quemando y destruyendo todo a su paso, por una de las calles se ven corriendo un grupo de niños, junto con TOIRE, son alcanzados por una bomba, solo un niño y una niña pudieron seguir corriendo, uno de ellos es TOIRE.

Gritos de personas adornan el ambiente.

Hay bombardeos por todos lados y monstruos montados por otros seres que van quemando y destruyendo todo a su paso, ve correr a niños atacados con una bomba (una niña y TOIRE es el otro niño).

Hay un hombre que pasa corriendo y los agarra a los 2, es perseguido con los niños cargando, le lanzan flechas hasta tirarlo junto a una carreta caída.

Dentro de la misma, alguien jala a los niños hacia adentro y les tapa la boca acurrucando su cabeza en su pecho, el hombre fuera de la carreta, ha muerto.

El estruendo de gente corriendo y gritando, bombardeos, ruido de bestias caminando cerca, todo va alejándose poco a poco pasa hasta ser un silencio aterrador, el recuerda que estaba llorando en silencio.

El brazo firme de aquella persona que los retiene sigue tenso.

Después de tiempo, la persona que, los tenía agarrados, les habla y les destapa la boca, es voz de mujer madura. con ternura les dice: Ya, ya, mis niños... desde ahora yo cuidaré de ustedes.

Al ver a la niña.

Se dan cuenta de que la niña está muerta, tiene una flecha incrustada por el pecho, seguro la recibió cuando el hombre la cargaba.

Al pasar un buen rato, ella sale, se cerciora que no hay maleantes cerca.

Poco a poco la gente que sobrevivió sale de sus escondites.

Hay destrucción y muy pocas personas y niños pequeños con vida.

TOIRE junto a otras personas, se ven caminando y a lo lejos un desierto en su camino.

Se asentaron entre las montañas, vivieron un tiempo en cavernas hasta que, al fin, llegaron al pueblo en que TOIRE vivió hasta que conoció a KEKI.

Ahí estuvieron a salvo las personas, los adultos se dividieron a los niños y bebés recién nacidos que perdieron a sus padres.

Así es como se hizo posible para los adultos seguir adelante.

Pocos años después se ve a la mujer en cama rodeada de niños y jóvenes: nunca olviden...cuanto los amo y que se cuiden unos a otros con el mismo amor que ella tuvo para darles.

La mujer muere con una sonrisa en sus labios y un joven, es quien le tapa los ojos, ese joven es TOIRE, el piensa: te amamos... madre.

Pase lo que pase seguiré tus enseñanzas... siempre pensando en los demás y ayudando en todo lo que me sea posible.

Todo se llena de luz y TOIRE despierta.

Lo primero que hace es tratar de correr hacia KEKI, la voz del hombre le pide que no despierte a nadie.

Mira a INKU junto OKE, INKU le hace la seña con la cabeza de que no la despierte.

Entonces le dice que están bajo un hechizo del que no pueden despertar hasta superar sus temores.

Sólo así podrán avanzar hacia NANEKI.

TOIRE se sienta junto a ella, vigila a KEKI preocupado.

FIN DE CAPITULO 40