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CAPITULO 34: LA ESCAPATORIA

La junta hizo una breve pausa justo en la entrada de KEKI y OKE al salón.

NEMU y NAIFU la ven con curiosidad y algo de preocupación.

Si aquella persona se vió afectada por lo que pasó hace un rato.

¿Qué tan perjudicial es en realidad para el plan pre- dispuesto de su madre?

KIRO la mira de una forma extraña, en su irada hay un poco de nostalgia y, es curioso, ya que no se habían visto nunca antes.

INKU, ESU Y WAPURO la miran con prudencia.

Es TOIRE el que la mira con preocupación y algo de culpa.

Las recién llegadas toman asiento junto a INKU.

KIRO toma la palabra, les informa que el reino ha sido sitiado desde hace casi 7 años... y año tras año han podido comprobar que el castillo es un lugar seguro (dirigiéndose a su gente), gracias a sus amables ciudadanos que, se han encargado de cumplir las labores necesarias para vivir de una forma más o menos rentable, de tal forma ha llegado el momento de dejarlos, (se hace el bullicio en el gran salón, esto ha causado conmoción en los ciudadanos, ya que su rey los abandonará) ellos (los ciudadanos) se quedaran dentro del castillo, (el rey suaviza su voz y les habla con entusiasmo) la tierra los ha bendecido con sus frutos y grandes amigos (voltea a ver al equipo).

TOIRE mira mucho a KEKI que, decidió sentarse lejos de él, desde que conoció a INKU, siempre se sintió tranquila con él.

El rey anuncia que ha llegado el momento de cumplir con la última voluntad de su reina... la gente lo sabe y le da pesar el hecho de que su rey, sus princesas, vayan a ir a una lucha de la cual, es casi seguro que pierdan la vida.

Todos los pobladores van dejando sus asientos y se forman en unas filas, cada una de ellas frente a KIRO, NAIFU Y NEMU.

Su gente abraza a KIRO y a sus hijas, es la despedida.

KIRO le hace saber al equipo que, ellos, ya habían preparado lo necesario, así que, es hora de partir.

Todos regresan a sus habitaciones para ir por sus pertenencias.

Ya dentro de la habitación.

TOIRE busca los pergaminos y el libro para guardarlos, tampoco ve que KEKI se haya puesto la espada, TOIRE, lo duda un poco, pero se acerca a KEKI, le habla con voz baja, por los tesoros de CHOSEN.

KEKI, algo triste, en su voz, aunque en su rostro solo se ve seria, le hace saber que, los tesoros de CHOSEN, ya no están en este mundo.

KEKI forma un pentagrama en el suelo de la habitación, fue hecho con hilos de luz de baja intensidad, al terminarse el sello.

Ella introduce su mano dentro del pentagrama y al sacarla, ha empuñado una espada, esta espada luce distinta a cualquiera que hayan visto, tanto su empuñadura como su funda son de un negro absoluto, la funda es de cuero trenzado.

Quedan maravillados con los detalles de la espada.

Pero, ha surgido otra pregunta, ¿por qué esta nueva espada ahora, si la de antes nunca la usó en lo absoluto?

Hay tanto silencio en la habitación que, todos pudieron escuchar.

KEKI lo ve con el rostro que ya conoce... hay preguntas en sus facciones.

KEKI le dice que ahora que ha perdido los tesoros, esta espada será de mucha ayuda, además, ya no hay de qué preocuparse, ella se disculpa porque, todo este tiempo el cuidó de ellos.

OKE, pregunta si KEKI sabe ¿dónde están?

¿no los necesitarán después?

KEKI terminando de vestirse, le contesta que no.

En realidad, ella no sabe el paradero de los tesoros de CHOSEN.

Pero, tiene el presentimiento de que, si llegaran a necesitarlos, ellos aparecerán, después de todo, es una CHOSEN, aunque... ya no sea digna de portarlos.

Esta última frase dejó más preguntas que respuestas, al menos para los demás...

WAPURO se mantiene seria, ella si sabe lo que hay detrás de esas palabras.

Al terminar, el equipo se reúne con el rey y sus hijas en el puente, se organizan, mujeres jóvenes controlaran el puente para que los soldados estén libres, tras un leve crujido de la madera, empiezan a bajar el puente, los soldados están listos para defender la entrada, los jóvenes están en lo alto de la muralla con sus arcos listos, el vigía anuncia que no hay movimiento aparente, al llegar a media altura, todo el equipo (incluyendo a KIRO y sus hijas, además de UISUKII) corren hacia el final del puente y saltan, con rapidez, el puente es levantado.

Casi al instante del ruido de cuando el puente fue sellado, se oyen ruidos de gruñidos y rasguños, por varios lados y de la oscuridad, van saliendo los mercenarios armados y algunos montados en bestias con las que escalan escombros y gruñen al equipo.

Todos, están alerta, el plan es simple, destrozar todo a su paso y salir de la ciudadela hasta el peñasco y tirarse por la borda, nadar hasta la orilla de la playa y salir así del radar del enemigo.

Es una idea algo descabellada del REY KIRO, pero se ve tan confiado que, nadie se atreve a objetar, además, el conoce bien el terreno.

OKE está más que lista.

Todos corren hacia afuera del terreno de KIRO, manteniéndose juntos mientras van destruyendo a todos los que hallan a su paso.

Al poco rato, han logrado salir del reino de KIRO, siguen su carrera hacia un acantilado ya que nuevas tropas que residían en las afueras los persiguen y el grupo es numeroso, se lanzan por un peñasco, al mar para evitar que los sigan.

El equipo se lanza confiando en la profundidad del peñasco, lugar conocido por KIRO, en la sima, en la orilla de la playa, el grupo está saliendo del agua, estuvieron nadando para alejarse del peñasco, cansados, se dejan caer a la arena.

KIRO comenta entre carcajadas que no recordaba que nadar, fuera tan cansado.

Escuchan ruidos cercanos como si fueran pisadas de trolls y se levantan rápido, el grupo corre hacia los árboles próximos, se meten entre las hierbas, es casi una jungla, van caminando con cautela, al sentir que hay ruidos de crujidos de árboles, cada vez más cercanos, se dan cuenta de que no están solos, corren como endemoniados, sin esperar mirar lo que los persigue, lo importante es salir del radar del enemigo, corren así hasta que, al otro lado de un arbusto hay un barranco que, no pudieron por la velocidad a la que corrían.

Caen uno tras otro.

Rodando por el suelo empinado del barrando.

Cayeron pegándose lo suficiente entre la tierra y raíces de árbol como para quedarse quietos perdidos en un sueño y/o inconscientes.

Hasta el suelo del barranco.

FIN DE CAPITULO 34