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CAPITULO 26: UN FIEL SOLDADO

Caminan un buen tiempo por la falda de las montañas, en el camino se encuentran riachuelos, KEKI les dice que guarden agua para después, se cuenta que la montaña ha cambiado, no es seguro si habrá agua.

Todos llenan sus bolsas de cuero.

Tras una de las montañas, a lo lejos, se alcanza a ver un castillo enorme, el cual está unido a una montaña, el frente es amplio, posee doble muralla, se ve fortificado, KEKI anuncia que ese es el REINO DE KIRO.

El lugar es peligroso, ella advierte que lleva una década sitiado.

Así que no será fácil acercarse.

Todos se ven unos a los otros, TOIRE sonríe, ve a sus compañeros.

INKU siguiendo la actitud, le dice que sí, están listos.

Comienzan a avanzar.

KEKI y TOIRE van al frente, le sigue ESU, WAPURO, OKE y atrás, INKU vigilando.

Lo extraño es el camino para llegar hacia allá.

Todo el paraje está escaso en árboles, cuando debería ser lo contrario ya que es un bosque.

Al internarse dentro del terreno, se dan cuenta de que, cada vez hay menos vegetación, también restos de que los árboles fueron talados, unos arrancados de raíz.

Aunque han caminado con cautela, no se han topado con mercenarios, ni bestias.

No hay muchos árboles donde esconderse, es un camino transitable.

Inesperadamente, KEKI y TOIRE que iban al frente, caen bajo tierra, debido a una trampa muy bien camuflada, los demás se apresuran a acercarse, se activa una segunda trampa, al soltarse una de las ramas que pisaron.

WAPURO Y OKE saltan esquivando una red que cae sobre ESU e INKU, el cuál trató de quitar a la chica del camino, la red los atrapa y se cierra, la rama sube dejándolos capturados en lo alto.

Notan que algo se mueve en el árbol donde fueron capturados, ya que, se caen unas hojas.

KEKI está enojada, porque las paredes son resbaladizas, fueron humedecidas con anterioridad y están lodosas.

Con sus manos lodosas, desde el hoyo, lanza ráfagas de aire arrancando todas las hojas del árbol y queda al descubierto, un anciano que quiere bajar del árbol, tropieza y cae ya que, le faltó agarre a su mano.

Al ver que no parece una seria amenaza, no se apresuran a reaccionar.

INKU mira dentro del hueco, le dice a TOIRE que los baje de ahí, están algo apretados en la red.

OKE se molesta ver tan juntos a INKU Y ESU.

no le gusta verlos juntos y menos tan pegados dada la circunstancia en una red.

ESU se siente incómoda, está en contacto con un hombre, aunque, trata de tranquilizarse para no entrar en pánico, es un amigo.

OKE parte la parte superior de una rama gruesa de un árbol.

WAPURO toca al árbol y esta rama se termina de arrancar al secar la rama, la rama cae dentro del hoyo y de esta manera, KEKI y TOIRE comienzan a subir.

OKE sube a la rama que ata a INKU Y ESU, a ella no le gusta verlos juntos y menos tan pegados.

WAPURO ha ido tras el hombre, que ha corrido a unos árboles cercanos, ella llega junto al hombre, lo amenaza con su bastón.

Ella puede ver que aquél hombre delgaducho, viste ropajes del reino de KIRO, de barba descuidada, calvo en la parte superior, ojos claros, él se ve confiado, sin duda es un maestro en su propio arte, su actitud es bélica.

El solo puede ver a una mujer que, a pesar de ser mayor, tiene mucha energía y su seriedad le incomoda.

En un momento en que WAPURO voltea a ver que ya salieron de sus trampas y corren hacia ellos.

El anciano arroja una bomba de humo, al contacto con el suelo se activa, contiene un gas que los aturde un poco en medio de la neblina, el anciano escapa.

Al irse la neblina del humo, se miran unos a otros.

El viejo truco le funcionó, expresa OKE, eso les pasó por confiados, bajaron la guardia al ver que era un anciano.

INKU completa la frase: un anciano muy ágil.

En un instante, KEKI, TOIRE e INKU perciben algo y corren hacia la misma dirección, los demás los siguen de cerca.

Hay un árbol grande no muy lejos de ahí, los 3 trepan con facilidad y al internarse en el árbol se dan cuenta de que dentro hay una "casa improvisada".

Muy bien hecha de materiales diversos.

(escudos, pedazos de carreta, remos, etc.)

Desde dentro se oye la voz del anciano, que dice: bueno...bueno, me tienen, pero ¡no les daré mi whisky!

Los demás también trepan y ven la casa, se abre una pequeña puerta, pueden ver al anciano recostado en una de las paredes, sobre un colchón tomando de una botella.

FIN DE CAPITULO 26