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CAPITULO 113: WASHI, EL JUEZ  

Un portal se abre en otra dimensión, se trata del BAJO INFIERNO.

El grupo va saliendo del portal junto con OCEANÍA.

Esta dimensión posee un clima demasiado árido, seco y caliente, como si se tratara del desierto, solo que, la arena se ha endurecido como si de roca cocida se tratara.

TOIRE se mantiene cerca de KEKI, aunque con poca distancia entre ellos, INKU Y OKE los observan a distancia, les da un poco de tristeza, ahora se ven incómodos juntos.

El poco viento que circula, levanta el aire caliente que seca la garganta y hace que ardan los ojos.

Al pie de una llanura, se encuentra una única cueva, que es la entrada a una montaña sin techo, en realidad es una cordillera en forma de anillo.

Con un gran templo en su cima.

Edificaciones, todos, de tierra compactada de apariencia vieja, en el suelo, hay pocos escalones para poder entrar.

En esta etapa, TOIRE se ha acercado a KEKI, él ofrece ayuda para subir los escalones.

KEKI, lo mira un poco sorprendida, al sentir el tacto de su mano en la suya, la embarga un sentimiento de ternura por TOIRE.

Éste hombre que ha dado todo por ella, en muchas ocasiones.

KEKI dice a TOIRE que no es necesario, sólo los retrasará, ahora deben ser precavidos.

TOIRE, con algo de seriedad y ternura, dice a KEKI: lo sé, debemos ser precavidos… mi esposa está embarazada.

KEKI coloca la mano de TOIRE entre sus dos manos y la lleva hasta su rostro, cerrando los ojos por un instante, luego los abre con la mirada baja.

TOIRE se ha conmovido, abraza a su esposa.

Los demás, no encuentran el momento indicado para decirles que deben seguir.

TOIRE con voz reconfortante, le dice: TE AMO, y que está aquí, junto a ella, juntos, resolverán sus problemas.

La abraza más fuerte, KEKI pone sus manos en los costados de TOIRE, apretando sus manos en la ropa de TOIRE.

Más tranquila, le dice: También TE AMO TOIRE… Sigamos.

Los dos avanzan junto al equipo.

En la fachada del templo, yace un grabado en avanzado estado de deterioro la palabra JUICIO escrito en latín.

Ésto, simboliza, el castillo de este dominio.

OCEANÍA, observa a KEKI de reojo, piensa en lo imprudente que fue CHONT-SU al mandar a KEKI a buscarla… ella es poderosa, lo sabe, pero… esta tarea no es nada fácil de cumplir…

Desde los primeros 20 metros dentro de la cueva comienza la escalinata que ellos deben subir.

El grupo, sale de la caverna, puede ver un amplio puente de tierra, que conecta el templo con la salida de la caverna, parece seguro el avance.

Quedan impactados al ver el estado de aquella edificación, el material del que está hecho y su visible abandono, es un lugar desolado.

Como los escalones son muy altos, se ayudan para avanzar, ya que faltan algunos de ellos.

Ellos, al llegar a la entrada del salón, miran lo alto que es el techo, comenzarán a paso prudente ya que no saben si haya algún derrumbe.

Al llegar al centro del templo, hay un amplio espacio.

Frente a la entrada, justo en el centro, se erige un alto estrado hecho de mármol, alrededor, hay enormes ollas de las que salen llamas.

Sentado detrás del estrado se encuentra un hombre, al que OCEANÍA llama WASHI, éste hombre tiene un aspecto culto, cabello de color blanco con gris, de una edad aproximada a un humano de 40 años, cabello recortado.

Posee unos anteojos delgados de color dorado, en su oído izquierdo tiene una pequeña arracada dorada, en sus dedos porta anillos delgados.

Viste de color blanco, un traje con una toga del mismo color, con un pequeño distintivo de color rojo en el lado izquierdo de la toga.

La actitud de OCEANÍA refleja tensión, ella se ha puesto al frente.

Todos, pueden sentir el aura de aquél hombre, por ahora es un aura poderosa y un poco oscura, algo incierta, así que, no saben si es amigo o enemigo.

Aunque, la actitud de OCEANÍA fue clara, ella, mientras venían hacia dentro del templo.

Les dijo que estos hermanos, están más cerca del ángel original, son los hermanos mayores, por ello, son los que siguen ciegamente los mandatos de su padre.

KEKI no debe llamar su atención, se deberá quedar lo más atrás posible en el grupo, INKU permanecerá junto a ella, TOIRE es demasiado expresivo, solo llamaría la atención.

Nadie debe percibir el poder de su bebé.

Se convertirá en blanco si lo hacen.

OCEANÍA, con aire serio se dirige a él.

El hombre, con semblante serio, dice a su hermana: ¿por qué tanta formalidad?

Después de casi un milenio de haber escapado de tus deberes como regidora, no creo que hayas venido por nada hasta mi presencia.

Siempre es el caso, nadie va en busca de la familia por el deseo de verla, siempre hay un motivo más persistente que solo el cariño… ¿cierto? así que… querida hermana… ¿a qué haz venido?

OCEANÍA manteniendo la seriedad, sin dejar de mirarlo.

Contesta: he venido a confesar mis pecados, hermano. WASHI, se acomoda en su asiento hacia adelante para mirar de mejor forma a su hermana.

Con voz pasiva, áspera, dice a su hermana: Bueno, creo que puedo apoyarte con eso… cabe decir que el hecho de procrear está fuera de recato… (OCEANÍA, se pone tensa, ella no sabía que WASHI estaba al tanto de MARINA) aparte de hacerlos cargar con tus pecados y maldiciones… está en contra de PADRE.

Si no fuera un buen hermano, te habría delatado… pocos son observadores como yo… siempre lo supe, y dime.

¿está en buena salud mi querida sobrina?

Al ver que OCEANÍA no contesta, ella está llena de ira reprimida, sabe que debe controlarse.

WASHI sólo quiere provocarla.

Él, con voz tajante, ordena a su hermana confesar sus pecados, sin ocultar los que más importan.

OCEANÍA, con voz gruesa, fuerte y clara enumera sus pecados.

El primero, permitir el sacrificio de su hermana AMELIA de CHOSEN a manos de PADRE, por miedo a ser destruída.

WASHI con voz algo burlona: ¿miedo OCEANÍA?

Ser destruída es lo menos que haría padre con todo aquél que se atreva a ir en contra de sus deseos…

OCEANÍA sigue declarando: El segundo, permitir el asesinato de su hermano CHONT-SU al haberse apartado de todo conocimiento dentro del dominio de PADRE y con ello, la muerte de sus dos hermanos, WATANESE E ISRAEL.

WASHI con voz molesta: esas muertes innecesarias fueron un daño colateral, ¿y qué?

¿acaso no somos eternos?

Al menos, los que si decidimos usar la cabeza.

Te das aires de pureza OCEANÍA.

¿Acaso no dejaste a tu hija a cargo de tu dimensión, llena de miedo y desolación porque, su querida madre, al fín decidió hablar con ella?

No es diferente a lo que dices que PADRE hizo, OCEANÍA.

OCEANÍA está muy enojada.

Declara: Y por último, he venido a matarte, hermano, (la mirada de WASHI va cambiando al igual que su aura hasta volverse siniestra) al igual que a YOKOHAMA y a su padre YUEL.

fin de capitulo 113