De repente, el brillo de la habitación fue reemplazado por una oscuridad consumidora que parecía tragar toda luz, dejando a Rain en una inquietante penumbra. A medida que la habitación se oscurecía, un frío se difundía en el aire, filtrándose por la piel de Rain y evocando una incómoda sensación de entumecimiento que hormigueaba a través de su cuerpo.
En un perturbador instante, Rain experimentó una conciencia parpadeante, una sutil sensación de sus párpados aleteando, que gradualmente lo traía de vuelta a la conciencia. Con una súbita realización, se volvió completamente alerta y consciente, reorientándose dentro del entorno tenue y misterioso.
—Finalmente, ¿eh? —pensó Rain mientras miraba a su alrededor y solo veía algunas sombras en la distancia y una sombra masiva frente a él—. Este es ese meteoro...
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