Rain descubrió que lidiar con el hambre era una experiencia bastante molesta, pero logró soportarlo durante dos días sin problemas significativos. Sin embargo, su paciencia alcanzó sus límites cuando le encargaron preparar una comida para todos. Mientras cocinaba, sentía una creciente sensación de frustración acumulándose dentro de él. No podía comer aunque estaba cocinando...
Durante este tiempo, Rain hizo un esfuerzo aparente por calmarse lo más posible, especialmente cuando interactuaba con sus hijos. Su irritabilidad había llegado a un punto en el que incluso pequeños ruidos o inconvenientes menores comenzaban a irritarlo. Era un recordatorio de cuánto dependía de una alimentación adecuada y cómo el hambre podía afectar el ánimo y el temperamento de uno.
A pesar de todo, Rain podía sentir que su concentración mejoraba. Cuando meditaba, sentía su mente despejarse, y así podía controlar mejor su mana... eso era inútil para lo que quería ahora mismo.
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