—¿Srta. Raven? ¿Está usted bien? —pregunta Carl en tono preocupado.
Tomo una profunda bocanada de aire y me giro para abrazar inmediatamente a Carl con fuerza.
—Me alegro mucho de que estés aquí —le digo con voz apagada.
—¿Qué ha pasado? ¿Por qué estás tan alterada? —me pregunta Carl.
Me detengo un momento y pienso en qué decirle. Si le hago saber lo que ha hecho Joseph, irá a por él sin pensarlo. Es mi palabra contra la suya y tengo la sensación de que Joseph negará cualquier delito, lo que pondrá a Lydia en mi contra y a mi padre en una posición incómoda. Nuestra relación y nuestro refugio están en juego y no estoy dispuesta a arriesgarlo en este momento.
—Solo me perdí un poco y creo que me asusté. Lo siento, Carl. Últimamente estoy un poco nerviosa —digo.
Parece tragarse mi explicación y me da unas palmaditas en la espalda de forma reconfortante.
—No pasa nada. Pero no vuelvas a escaparte. Tengo que asegurarme de que estás a salvo —regaña suavemente.
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