Una paloma viviendo en un nido de urraca.

Al ver esa carita extremadamente delicada de Ye Wanwan y luego mirar a su propia hija, Liang Shihan, la expresión de Fang Xiu Min se oscureció de inmediato.

Si Ye Wanwan es una chica fea, ¿entonces qué es mi hija?

Las comisuras de la boca de Fang Xiu Min todavía temblaban cuando Ye Wanwan se volvió a mirarla con los ojos entrecerrados. Habló con una sonrisa falsa:

—Tía, creo que lo que dijiste justo ahora tiene mucho sentido.

Fang Xiu Min se sorprendió y no pudo recordar lo que había dicho.

Sin embargo, Liang Shihan, que había vuelto en sí, reveló un toque de celos en sus ojos al ver la impresionante belleza de Ye Wanwan.

¿Cómo es posible?

¿Cómo puede ser Ye Wanwan tan bella?

¡No es justo!

Liang Shihan recordó lo que Fang Xiu Min había dicho y se burló de inmediato:

—Ye Wanwan, si es así, ¿por qué aún no te llevas a tus padres?

Fang Xiu Min acababa de insistir en cómo Ye Wanwan no se preocupaba por sus padres y los había obligado a quedarse en casa de otra persona.