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Alma Negra

John "Alma Negra" Un alma inocente y pura, había sido lentamente corrompida por la maldad. Sus ojos iban perdiendo el brillo y en su corazón se iba formando un caparazón, un escudo tan fuerte para evitar a toda costa una traición. Un águila enjaulado y condenado a no sentir, el negocio y la codicia eran su motivo de existir. La oscuridad se convirtió en su mejor amigo, las mentiras y verdades en su abrigo; la frialdad e inteligencia para el negocio, el cuchillo y arma para el enemigo. Un supuesto enemigo tiene que ejecutar, pero el destino le sorprende y lo hace dudar; haciendo que su vida de un giro inesperado, y quizás, esa persona logre mostrarle el camino indicado; y se convierta en su luz, en medio de esa oscuridad, porque detrás de él puede quedar aún algo de humanidad.

NATALIADIAZ · Real
Sin suficientes valoraciones
194 Chs

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—¿Quién eres? — volví a preguntar.

—Eso no importa, no vine aquí para hablar.

—¡Sal de ahí, Daisy! ¿Me escuchas?— me ordenó John por el micro.

—Ya nos descubrieron, cielo. ¿Ya que más da si me voy o me quedo? Lo siento, mi amor.

—¡Daisy, no hagas una tontería! ¡Maldita sea!

—¿Podrías decirme al menos si eres de esa gente?— le pregunté a la mujer. 

—No, no lo soy. Lo mío es algo personal. ¿Responde tu pregunta?

—La idea de que me apuntes mientras yo no lo hago, me parece injusto.

—¿Estás tratando de ganar tiempo, mientras Kwan viene?

—¿Kwan? ¿Lo conoces?

—Te dije que no me interesa hablar contigo. Acabemos con esto de una vez. No tengo tiempo para perder contigo.

—Ni yo tampoco— le di una patada a su mano haciendo que su arma cayera al suelo, y la empujé para recogerla—. Juguemos, pero sin que este juguete interfiera entre las dos, cobarde— tiré su arma al agua, y la miré.

—¡Eres una perra!

—Lo dices, y no lo sabes. Si vienes con la intención de matarme, debes estar preparada para enfrentarme, no dejaré que una perra sucia como tú, se salga con la suya.

—Acepto tu reto, estúpida. Prepárate para morirte hoy.

                                John

Recordé la persona que me pasó por el lado, sabía que no podía ser hombre. ¿Por qué no hice algo en ese momento? Soy un idiota.

Vi que el ambiente estaba calmado, no me parece que sea alguien de ellos, o de lo contrario, ya hubieran hecho algo. Tengo que llegar al Yate.

Miré a mi compañero, y al ver que estaba solo, caminé hacia él. Al ver que estaba de espalda, coloqué mi brazo en su cuello, presionándolo fuertemente y clavé la cuchilla en su costado; luego tiré su cuerpo al agua, y guardé la cuchilla en mi pantalón. No puedo irme por el camino del muelle y entrar como si nada, o si me reconocen y ven que estoy en el lugar que no me asignaron, levantaré sospechas.

No tenía tiempo para pensar ahora. Me tiré al agua y nadé lo más que pude, tratando de que no me vieran. Tenía que llegar de una manera u otra al Yate. Kwan no respondía y Daisy tampoco. Para el tiempo que es, ya se supone que haya terminado. Yo espero que esto no sea obra de él, o lo cortaré en pedacitos.

                              Daisy

Esa mujer era muy rápida tirando golpes, aunque pude retroceder y evitar algunos, aún así, logró darme uno en la cara.

—¡Estoy cansada de esto!— le di un puño en la cara, y me fui a su espalda para tratar de inmovilizarla, sujetando sus dos brazos.

Escuchamos unos pasos y ambas nos quedamos calladas, mirando en dirección hacia el ruido. Uno de los hombres del yate se paró por el costado, dándonos la espalda. Si se giraba iba a vernos. Las dos nos quedamos quietas e incluso ni respiramos por los segundos que estuvo ahí.

Según se fue, ella continuó forcejeando, hasta que logró soltarse y trató de huir, pero no había forma de que permitiera eso.

Le agarré el brazo y con todas las fuerzas que tenía, la empujé contra el suelo. Me subí sobre ella, sujetando sus manos para que dejara de tirar golpes, y evitando que me lograra patear.

—¿Me vas a decir por qué me estás atacando, y por qué demonios hablaste sobre Kwan? ¿Él te mandó a matarme?

—No es tu puto problema, zorra.

—Es mi puto problema, porque a quién ibas a matar era a mi. ¡Habla!

—Te vas a tener que quedar con las ganas de saber, porque de mi boca no saldrá nada— sonrió.

—No te quejes entonces si te saco los dientes, para que sigas dando esa estúpida y fea sonrisa— le solté las manos, y le di varios puños en la cara.

Ella logró halar mi pelo, tratando de que me saliera de encima de ella, pero traté de aguantar lo más que pude.

Logré quitar la máscara que cubría la mitad su rostro. Ni cuenta me había dado de que en su ceja tenía una pantalla y por los golpes que le di, sangre bajaba de ella.

Ambas seguíamos forcejeando, tratando de golpearnos mutuamente, cuando vi a John pararse frente a nosotras. Al verlo, ambas lo miramos. Estaba toda su ropa húmeda y se veía fatigado.

—¡John!— le llamé.

Él sacó el arma, y le apuntó a la mujer. Se veía dispuesto a dispararle, pero si lo hace, puede alertar a los demás.

Me levanté de encima de ella, pensando que al verse amenazada con el arma, no trataría de hacer nada más.

Ella se arrodilló y me empujó fuertemente, casi me caigo del yate, pero gracias a que John actuó rápido, me sujetó por la cintura fuertemente evitándolo. Ella no trató de huir, a pesar de lo que hizo.

Vimos a Kwan cuando llegó, y al ver a la mujer le dio una bofetada, que nosotros nos quedamos sorprendidos.

—¿Qué demonios estás haciendo aquí, Alexa? — rechinó los dientes, y la agarró por el cuello—. Creí haberte advertido las cosas, pero veo que no fue suficiente— se veía sumamente molesto.

¿Significa que la conoce?