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ALICE FAIRY TALE

Alice Stingray nunca pensó que su vida cambiaría drásticamente. Lo que empezó como un sueño recurrente se convertiría en una realidad. Lejos de su hogar, sus amigos, su mundo, Alice se ve envuelta en una aventura que la llevará a conocer y experimentar el amor y el dolor. Todo comienza cuando conoce a John Dark, un joven que guarda un secreto, su encuentro abrirá la puerta a una dimensión cuyos habitantes viven en un mundo medieval, entre leyendas, caballeros, criaturas del bosque, hechiceros, hadas, dioses y demonios. Ambos buscarán su destino y el porque de su existencia.

Darkmaiden1 · Fantasía
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36 Chs

DOLOR

Ambos hombres corrían entre el bosque, buscaban alejarse rápidamente, Patrick insistentemente le decía a Elrick que no era una distancia suficiente. Hasta que por agotamiento ambos pararon a descansar.

El ruido de los animales y el ulular del viento era lo único que podía ser escuchado, la noche era fría así que prendieron una fogata pequeña pero suficiente para calentar sus cuerpos.

---¿Cuánto tiempo tendremos que esperar? Preguntó Elrick a su compañero.

--- Tal vez un par de días mientras se calma todo.

Patrick se acomodó para dormir, quedaron en que Elrick haría la primera guardia. Aunque había corrido demasiado Elrick no tenía hambre, su deseo de volver prontamente lo llevaban a pensar en Rosalie y allí estaban ambos mirando el mismo cielo.

Pasaron horas, pero estas parecían eternas, jamás había dejado su casa ni siquiera cuando sus padres y hermanos murieron. Había jurado mantener su memoria en cada lugar de aquella granja.

---<No debí haberme ido, al menos no sin ella> Pensó mientras se arrepentía de haberla dejado sola.

Tomó sus cosas y se levantó dispuesto a regresar.

--- Lo siento Patrick, gracias por tu aviso pero debo regresar por ella. Murmuró mientras se despedía de su amigo quien se encontraba en el piso descansando.

De un momento a otro escuchó una voz profunda que provenía de Patrick.

---No lo estás haciendo fácil...Maldición...Por qué no tenias tan solo que quedarte.

Al instante sintió como una mano lo jalaba del hombro y lo lanzaba al piso.

--- ¿Qué te pasa? Le gritó Elrick

No podía creer lo que estaba ocurriendo, su amigo Patrick que unos momentos antes había estado en el prado no era más él. Su rostro había cambiado, sus facciones eran distintas, había unas esencia a él pero ya no lo era.

--- ¿PORQUÉ LO HICISTE DIFÍCIL?... Te íbamos a dar una oportunidad. Desde que la recogiste las cosas no han salido bien. Ella ha traído la desgracia a esta aldea pretendiendo ser lo que jamás será.

Elrick no comprendía lo que le estaba diciendo, además desconocía al sujeto que estaba frente a él. Dio un paso atrás tropezando, cayendo, mientras eso que una vez fue su amigo se acercaba.

--- NO PERMITIRÉ QUE REGRESES.

Lo que antes fue Patrick lo tomó del cuello y lo levantó con fuerza arrojándolo contra un árbol mientras gritaba airadamente.

--- LA MALDITA BRUJA DEL BOSQUE, la condenada de los encantamientos. Admirada y consultada por muchos. Bruja traicionera que abandonó los suyos en esta transición, como pudo engañarte en esa dulce piel de cordero. ERES UN IMBÉCIL ERICK , cuando permitiste que entrara a tu casa condenaste a todos.

Erick sintió como una de sus costillas traqueó dentro de su cuerpo, el dolor fue tal que su grito retumbó en el silencio del bosque. Luego, con cierto temor mientras intentaba recuperarse dijo.

--- ¿Por qué hablas así de ella, si no pareces ser distinto?

--- Qué ingenuo Erick, la aldea está llena de seres como nosotros que decidimos camuflarnos entre los humanos debido a la persecución. La traición de Skuld le costó la vida a las demás Nornas del destino y ahora todo está hecho un caos.

De niño había escuchado la leyenda, Las Nornas eran las personificaciones del pasado, el presente y el futuro cuya labor principal era la de tejer el telar del destino, cuidar el árbol sagrado y profetizar a los dioses. Skuld la menor de las Nornas era conocida en las historias como un ser de carácter variante, ambivalente y caprichoso, a diferencia de sus dos hermanas Urd y Verdandi.

El ser acercándose lentamente a Elrick continuo

--- Cuando la transición tuvo lugar, Skuld quien odiaba su labor abandonó el telar, hebras negras lo cubrieron todo ocasionando que perdiéramos la ventaja frente a los planes de nuestro enemigo. Sin conocimiento del futuro, sin poder consultar nuestro destino, nos ha sentenciado a creer que quizá no lo tengamos, que no podremos sobrevivir. Nunca estuvimos acostumbrados a la incertidumbre. Y ahora que la hallamos, regresaremos todo a su rumbo.

Sus ojos tenían un rojo en su interior, un fuego ardía y de su manos se desprendía un vapor humeante. Elrick no paraba de mirarlo

---Sabes...Dentro suyo se halla una semilla del árbol sagrado, recuperaremos nuestro mundo, además de sus entrañas extraeremos un sucesor. El poder de las Nornas es eterno, este sencillamente se traspasa.

Lo que dijo era terrible, Elrick se dio cuenta que algo iba a ocurrirle a Rosalie y que él debía impedirlo, tenía que salir de allí y debía apresurarse.

Nuevamente ese ser tomó a Elrick de su ropa y lo lanzó lejos, al caer él no dudó en tomar una roca del suelo que cubrió con su cuerpo. Cuando el ser regresó para sujetarlo nuevamente Elrick lo golpeó en la cabeza muy cerca al oído con tal fuerza que el ser perdió el equilibrio escuchando un pito ensordecedor. Una vez en el piso Elrick continuo golpeando la cabeza de su agresor, sangre brotaba de ella salpicándolo todo. En un frenesí producto del temor Elrick no podía parar, seguía, seguía, seguía golpeando hasta que la roca tocó el suelo. Una vez calmó sus ánimos se dio cuenta de lo que había hecho, gritó, lloró, sencillamente algo dentro suyo se había roto, algo que jamás regresaría, él había matado, él había matado a su "amigo".

Corrió, corrió tan rápido como pudo, dejando atrás aquella escena, corrió como si huyera de un fantasma, corrió como si quisiera alejarse de su pecado pero no lo lograba. Debía llegar pronto a su casa, tomar lo suyo e irse lejos, no era de la guardia de Arthur de quien debía protegerse, era de lo que muchos habían intentado exterminar. Ese miedo interior, esa sensación de lo desconocido no le agradaba pero si ya lo había enfrentado una vez podría enfrentarlo dos.

Continuaba corriendo hasta que llegó a él un olor a quemado, la ceniza flotaba en el aire y era arrastrada a él por el viento. El humo era espeso obligándolo a cubrir su rostro, una vez cerca lo vio, cayó de rodillas y su grito de dolor no dio espera.

Había llegado tarde.