webnovel

Sombras

Algo parecía cambiar en el aire. Siempre existieron historias de fantasmas, de apariciones, de criaturas mágicas, leyendas mitos. Cada país, cada cultura tenía su top ten, pero algo tenían algo en común. En al menos el ultimo milenio, las historias seguían siendo las mismas, solo pasadas por generación en generación, con algunas nuevas interpretaciones, o nuevos testigos, pero uno podía fácilmente seguir el origen de alguna leyenda hasta muchos años y generaciones atrás.

 

Pero últimamente, algo estaba cambiando, aparecían más y más muñecas vivientes, a pesar que antes normalmente se quedaban entre los linajes poderosos como poderosas herencias. Ahora cada niño que nacía tenia cierto nivel de poder, y muchos temían que eso causaría que el equilibrio se perdiera. Aunque otros tenían una diferente opinión, mas médiums estaban naciendo, porque el equilibrio se estaba perdiendo, no era la causa, era la consecuencia. El mundo moderno se olvidó de la importancia del equilibrio, destruyendo sellos importantes para dar paso al "crecimiento económico".

 

Antiguos templos que se encargaban antes de combatir o encerrar a esas criaturas del caos, siendo abandonados los linajes rotos por causas desconocidas. Misteriosas desapariciones en sitios incluso como el metro de la ciudad, un centro comercial, un hospital, trenes enteros, aviones, barcos que no se vuelven a ver de la nada, sin explosión, sin evidencia, solo de un momento a otro. Puff, ya no están.

 

Los linajes se estaban rompiendo, alguien estaba eliminándolos antes de que sus herederos fueron elegidos, y no tenían tiempo de pasar sus conocimientos al siguiente. Y ahora existían cada vez más niños, adolescentes, que intentaban entender sus habilidades solos, quienes eran atormentados tanto por la ignorancia humana, como por las entidades malignas que parecían aumentar cada vez más.

 

Raira era el último de su Linaje, el ultimo Akbal, y el destino lo eligió justo el momento que nació, llevaba una carga muy pesada desde que dio su primera bocanada de aire justo cuando los médicos creyeron que también murió como sus padres. Y ahora con 25 años, sentado el suelo de piedra, en lo más profundo de la tumba familiar, observo con ojos serios la gran cámara donde en varios nichos pequeños se encontraban al menos 50 botellas de barro, con cuidado coloco la botella en sus manos en uno de los nichos vacíos, tomando nota que, de las 50 botellas, 10 de ellas, las puso el, y todas estas solamente desde que llego a la ciudad. Se sentó de nuevo con sus piernas cruzadas observando eso, 50 botellas, a través de 10 generaciones de Akbal, y él era el que capturo más de esas criaturas, no era normal, era escalofriante la idea de lo que podía venir si continuaba la situación de esa forma. Suspiro y se levantó. Aun tenía que hacer algunas llamadas, mejor ir preparándose.

 

 

 

 

Mientras tanto en otro lado de la ciudad una figura de negro observaba el edificio abandonado en medio de lo que parecía un bosque, aunque solo era un terreno con crecimiento incontrolable de vegetación, el sitio era un viejo hospital, con al menos 50 años de abandono, en manos de esa silueta un jarrón negro parecía tener grabados en oro de símbolos extraños pero antes de poder observar mejor esas formas, la figura elevo el jarrón sobre su cabeza y lanzo el jarrón en dirección al edificio, este pareció volar, de forma poco normal, ya que llego tan lejos, que se estrelló contra la pared del edificio, un polvo negro brotando de este con un siseo y murmullos, rodeo el sitio antes de asentarse y prácticamente desaparecer. Solo quedando los pedazos de jarrón, la figura también desapareció.