El año era 1425, y el reino de Oftalmolecusamp estaba en plena expansión. Sir Alaric Stormwind, un capitán de renombre y experimentado navegante, se encontraba en su despacho, rodeado de mapas y pergaminos. La luz de las velas danzaba en las paredes mientras él examinaba un mapa particularmente antiguo, sus dedos trazando el contorno de un continente desconocido.
Los mapas detallaban los mares y continentes conocidos, pero en una esquina, casi como una promesa en la oscuridad, se extendía una vasta área en blanco, sin explorar, sin documentar. El continente nuevo había sido mencionado en algunas leyendas, pero hasta ahora nadie se había atrevido a aventurarse hacia allí. Era un lugar que susurraba misterio y aventura, y Alaric sintió una atracción irresistible hacia él.
Las reuniones con los consejeros del reino habían sido tensas. Todos estaban de acuerdo en que el continente debía ser explorado, pero ninguno se ofrecía a hacerlo. Las historias de tormentas impredecibles, criaturas desconocidas y peligros inminentes mantenían a los valientes a raya. Sin embargo, el deseo de aventura y el espíritu de descubrimiento que Alaric poseía eran inquebrantables.
En el gran salón del palacio, Alaric se dirigió a la reina de Yamet, una mujer de porte majestuoso y mirada penetrante. Su sala de audiencias estaba adornada con tapestries que narraban los grandes logros del reino, y el murmullo de los nobles reunidos en el lugar se extinguió cuando Alaric se inclinó ante ella.
"Majestad, este continente en blanco en nuestros mapas es una oportunidad que no podemos dejar pasar," comenzó Alaric, su voz resonando con firmeza. "No solo podría ofrecer riquezas y nuevos recursos, sino también avanzar en nuestro conocimiento y prestigio."
La reina, con su expresión serena, estudió a Alaric por un momento antes de hablar. "Sir Alaric, tu valentía es admirable, pero debes ser consciente de los riesgos. La exploración de lo desconocido no es tarea fácil. ¿Estás dispuesto a asumir estos riesgos por el reino?"
Alaric, con una profunda reverencia, asintió. "Estoy dispuesto a enfrentar cualquier peligro por el bien de Yamet. Solo pido que se me permita llevar a cabo esta misión."
La reina asintió lentamente, su mirada reflexiva. "Entonces, que así sea. Reúne a tu tripulación y prepárate para partir. Que los dioses te acompañen en esta empresa."
Las semanas siguientes fueron un torbellino de actividad. Se convocaron a los mejores marineros y expertos en navegación, y se preparó un barco de guerra robusto, el Explorum Nova Tevra, para la travesía. Los carpinteros trabajaron sin descanso, reforzando el casco y ajustando las velas, mientras los suministros se apilaban en el muelle: sacos de provisiones, barriles de agua, y herramientas para cualquier eventualidad.
La noticia de la expedición se difundió rápidamente, generando una mezcla de entusiasmo y escepticismo entre los ciudadanos. Los comerciantes y artesanos del puerto observaban con curiosidad mientras los marineros se afanaban en sus tareas. Los vecinos se agolpaban en el muelle, murmurando sobre el gran viaje y las posibles maravillas y peligros que les aguardaban a Alaric y su tripulación.
Finalmente, llegó el día de partir. Alaric se encontraba en el muelle, observando cómo se cargaban las provisiones y se preparaba el barco para el largo viaje. La brisa marina era fresca y salada, y el sol naciente prometía un día despejado. La tripulación, una mezcla de hombres experimentados y jóvenes entusiastas, se agrupó alrededor de él. Había algo en el aire que hacía que todos se sintieran expectantes, casi como si el mismo mar estuviera esperando a recibirlos.
Alaric subió a bordo del Explorum Nova Tevra, saludando a su primera oficial, la tenaz y perspicaz Lysandra, y al joven cartógrafo, Edwin, que se encargaba de registrar cada detalle del viaje. Su presencia era tranquilizadora, y él confiaba en que serían aliados leales en esta empresa incierta.
Con el viento soplando en sus velas y la promesa de lo desconocido a la vista, Alaric dio la orden que marcó el comienzo de su grandiosa aventura.
"¡A las velas! ¡Estamos listos para zarpar!"
El barco comenzó a moverse lentamente, sus velas inflándose con el viento. Los marineros trabajaron en perfecta sincronía, izando las velas y soltando las amarras. Mientras el Explorum Nova Tevvra se alejaba del puerto, Alaric miró hacia atrás, observando cómo el contorno de Oftalmolecusamp se desvanecía en el horizonte. Un sentimiento de anticipación y emoción llenó el aire, mientras la tripulación se preparaba para enfrentar los desafíos que les esperaban en el vasto e inexplorado continente.