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[Una taza de té]

En paralelo...

El sol se alzaba por el este y se hundía por el oeste. Ni siquiera la serenidad de la luna podía silenciar los continuos murmullos; en ellos se mezclaba conmocion irreal.

Todo esto sucedía en la Ciudad-Estado Athenas, en la Zona central. Desde temprano hasta tarde, no habían terminado las visitas de individuos al Palacio Real; representantes de fuerzas nobiliarias.

La razón era única, pero no perdía peso por ello: La muerte de un joven; no era tan reconocido para ser causa de tal conmoción gigantesca, sino debido al perpetrador del acto: Federick Battlemman, Príncipe de Athenas y conmemorado heredero.

Su estado era delicado, ya que era prácticamente y considerado el futuro gobernador. Las virtudes tempranas, reflejaban las futuras..

Sin considerar mucho, era un asunto de gran cuestión; convenía a toda la política estatal.

Aunque existía un punto que resaltaba: Las uñas y dientes podridos de los nobles, en realidad se dirigían impecablemente a la yugular del Joven Heredero; sin intención de registrar su cuerpo.

Aunque existía un intento de disimulo, sus posiciones eran altas y sus barbillas compartían el mismo fenómeno; resultando en un intento inefectivo y vago.

Así, la voz había empezado a correr, debido al entrar continuo de individuos, durante la mañana y tarde en el Palacio Real.

Las voces se convirtieron en rumores. Los rumores se tergiversaron. El infierno se convirtió en un eufemismo.

Originalmente unos criados observaron la escena. Habían visto el estado lamentable de Leonardo, como este se desmayaba sin fuerzas, golpeando el suelo sin oposición; sus ojos se volvían rápidamente blancos, sus venas resaltaban en su cuello y su piel se volvía rojiza.

Frente a él, un niño moderado...

Eran varios criados, así que por temor, el relato original no sufrió de alteración.

Pero en las afueras, recorría el rumor de una actitud excéntrica, inmoderada e indiscreta de un Joven Federick inmaduro, que superponía su placer al sufrimiento ajeno.

...

El sol ya se había posado en el oeste. Un individuo caminaba a un ritmo moderado, pero su casco y botas de cobre, rompían con el silencio de la noche.

Sus facciones y craneo eran masculinos, demostrando temperamento sin intención. Llevaba una armadura de cobre, cubriendo sus pectorales, abdominales y hombros; en su armadura se entrecruzan una tela de color azul.

Era un distintivo militar perteneciente a la unidad especial: "Guardia Omega".

Una unidad militar que había sido establecida en la antigüedad. Su principal deber era servir y proteger a la Familia Real.

En este momento se hallaba caminando en dirección al hogar de Federick, el Joven Príncipe. Se le había ordenado guiarlo y salvaguardarlo hasta el Palacio, dónde sería sustituido por un siervo.

Incluso en la lejanía y oscuridad de la noche, observó como un joven se dirigía a su dirección. Inmediatamente lo reconoció como su objetivo, Federick.

"La noche es joven, el aire fresco, el vino desabastecido... ¿Cómo abandonaría a una amante?". Dijo el Joven en dirección de la luna, mientras daba una vuelta de 360° grados.

"Saludos, Honorable Hijo. Soy John, y por edicto superior, mí deber es guiarlo al Palacio; Por favor coopere". John no había entendido sus palabras, pero inmediatamente lo saludo.

"Guíe el camino, pero lento... Mis piernas tiemblan de la ansiedad". Respondió Federick sobrio.

...

Rápidamente fue dirigido por diferentes caminos, hasta llegar a una habitación sellada. Se le había informado que iba a ser puesto bajo un interrogatorio.

La habitación era oscura y cerrada, Federick se sentaba en un asiento simple.

De repente entraron tres personas. Dos hombres y una mujer.

"Seremos quienes prescindamos. Esperamos que coopere positivamente". Dijo con una voz profunda el más joven, representante de los tres.

"Reloj de arena... Paciencia... Reloj de arena... Paciencia... Reloj de arena... Paciencia..." Murmuraba en un susurro Federick.

"¿Reconoce el hecho del porque es citado?". Preguntó pacientemente.

"Sí, lo hago". Respondió Federick cortante.

"¿Qué hizo el día de ayer, durante el intervalo del atardecer y anochecer temprano?"...

Repentinamente Federick quiso bromear, pero al observar la seriedad en los ojos de los tres, desistió.

"Sí, en la casa de tu madre".

Eso nunca sucedió...

"Ofrecí una bebida energizante debido a la sequedad en la boca de un compañero". Respondió Federick.

"¿Qué era este elemento 'Bebida energizante' que mencionas?".

"Besé a un sapo que se convirtió en Príncipe. En recompensa me dio su vómito".

"Por favor, Federick". Dijo el Joven cansado.

"¿No me creé?".

"..."

...

Durante el segundo día la situación no había avanzado en lo más mínimo, hasta el anochecer tardío, cuando finalmente el Rey programó una reunión de urgencia para el tercer día.

En está ocasión, no acudieron representantes informales, sino los principales rostros de las diferentes fuerzas.

Los dos Patriarcas de las Familias Liu y Avens respectivamente, se habían presentado.

Astutos e intrigantes como "Bambú viejo".

Personajes de gran poder como el Director de la Academia Púrpura.

Y en una rudimentaria silla de ruedas, el "Venerable Padre Ancestral del Origen Primordial". Un anciano con más piel que huesos. Su apodo era una broma interna debido a su estado decrépito, que había permanecido durante las últimas décadas...

La situación hirvió hasta el punto de ebullición. La sala no estaba en calma, y diferentes personajes vociferaban en la reunión.

"Es un acto irrevocable la muerte de un joven atheniense, perteneciente a la Familia Real Battlemman; pero el acto de mayor preocupación, es que fue hecho por Federick, el Joven Príncipe Heredero a la Sabiduría".

"¿Cómo podemos confiar nuestra seguridad a una figura tan desvirtuosa?".

"Esperamos que, Su Majestad, actúe objetivamente al realizar su sentencia, concediendo una condena justa".

Diferentes argumentos eran presentados ante el silencioso Rey. Pero este hecho era presidido por selectos individuos; la mayoría de las fuerzas no buscaban la negativa de la Familia real.

Pero esto fue callado con el estruendoso sonar de las puertas; Estas se abrieron de par en par, a pesar de su tamaño.

Un joven con una postura arrogante y erguida, hizo alarde de su presencia. Tomando el aspecto de un cisne que guiaba a sus polluelos, se dirigió y tomó asiento sin preocupaciones.

"Hablar de otros a sus espaldas es de mala educación... O eso dijo Mamá". Mencionó Federick rompiendo el silencio causado.

Como leche hirviendo, el líquido rebasó el recipiente; pero esta escena fue contenida por el accionar del Rey, Carlos II.

"Silencio". Fue su única palabra.

"Está reunión se inauguró para realizar un veredicto, no para escuchar sus quejas". Dijo el viejo Rey dominante.

Ante esto, la sala se silenció en otro nivel.

"De hecho, el Príncipe Federick es culpable de lo que se le acusa. Pero también se han hallado pruebas de la víctima coludiendo con fuerzas opuestas, con intenciones negativas; Cometiendo traición a la Real Corona". Carlos II se encontraba leyendo un informe.

"Por estas razones, se ha determinado que Federick, el Príncipe, no puede ser sentenciado a una condena".

Ante este veredicto, hubo diferentes reacciones en la sala; Sorpresa, conmoción, calma. Había quienes tenían la intención de protestar, pero una voz los silenció.

"Está es la Palabra Absoluta". Finalizó Carlos II retirándose.