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[Estanque sin dueño]

El viento corría libre como liebre, trayendo un momento refrescante a quiénes trabajaban con vehemencia. Sus rostros sudados, en sus manos callosas sostenían herramientas de diferente tipos.

Las hojas caían sin voluntad a un estanque, mientras un férreo capitalista, explotador y clasista observaba sin pudor; quién se trataba de un joven.

"Yo soy Napoleón". Pronunció el joven mientras observaba su figura sobre el estanque.

Una figura esbelta, atlética y estética; para nada la de un joven hermano gordo.

'¡Bien! Sabía que cambiaría... Bueno, la invocación de su nombre es un manifiesto masculino'. Pensó Federick con descaro, luego de haber estado analizando su rostro.

Con el nuevo poder, las dudas habían surgido; sus habilidades de actuación eran valoradas en kilogramos de oro, por lo que desconocía su destreza, las implicaciones y la profundidad de su juego.

Después de todo, tenía que aprovechar cada oportunidad de desarrollo personal.

"Yo soy H...". Estaba diciendo Federick, hasta que fue interrumpido por el vuelo fugaz de un ave de extraña procedencia el cual tuvo que esquivar con maestría.

"Frío, frío, frío".

"Que extraño... No hace un frío invernal". Comentó Federick extrañado con la imitación del ave.

"Derrota, derrota, derrota".

Ante la última sonata, Federick observó la retirada del ave; quién probablemente iba en dirección a reproducirse, tener crías y finalmente, morir en una batalla contra un águila.

"Dr. Carlson... Te han ganado". Comentó Federick estupefacto.

Pero tal sensación fue inmediatamente muerta tras empezar a sentir los primeros signos de ardor en sus ojos. Su experiencia no era la suficiente como para mantener habilidades en paralelo; ya que en su heroico esquivar, propio de mitos, había perdido el control sobre su energía refinadamente empleada.

Por el momento, este era el único incoveniente que había identificado. Ardor y dolor.

Los ojos eran naturalmente sensibles, así que lo comprendía a partir de ese principio elemental.

Estaba sorprendido con la capacidad potencial demostrada a partir de una simple acción; después de todo, había estado observando las reacciones intrínsecas de cada representante de diferentes fuerzas.

'La mirada de ese anciano fue realmente espeluznante'. Pensó Federick mientras se retiraba a paso lento sin rumbo.

En su camino observó a diferente gente refinada; de gran porte, sus atuendos variados y expresivos. Las joyas tintineaban, y los hilos de diferentes instrumentos brillaban en transparencia.

'Ardor... ¿es este dolor similar al que silenciosamente carcome tu voz de consciencia?'. Reflexionó Federick entre innumerables hojas que rodeaban al camino pavimentado.

Su observación nunca se había detenido ni cambiado, a pesar que ya no fuera mágica. No había rostro inconforme, los saludos eran ocasionales, pero las sonrisas respetuosas desaparecían como cenizas.

'¿Sin razón de ser? El dolor perpetuado... A qué se compara'. Pensó junto a un árbol.

Está era la frialdad que lo habían recibido en sus existencias. El dolor en sus ojos, únicamente un recordatorio de este hecho.

Un eslabón más de la sociedad; o eslavo.

Claramente no estaba correlacionado a sus acciones anteriores y forma de ser.

No podía sumergirse en el mar, o el peso de sus callos inexistentes harían el resto del trabajo; y sus rodillas... Estaban perfectas, nunca había necesitado tener que arrodillarse.

"Supongo que sólo soy caprichoso". Soltó Federick en un suspiro, observando el cielo; donde vió la imagen de su madre; grande y gaseosa.

En esta vida, según su experiencia, na mujer translúcida; con virtudes y defectos, sueños y deseos, pero con el auto-control suficiente para anteponer primero su amor...

Capaz de cambiar estados.

Por estas mismas razones no había tenido necesidad de probarla; era su confianza. Su creencia en su grandeza, ideas y resultados... Objetivamente.

No había basado subjetivamente su evaluación. Su camino ya estaba forjado con antelación...

Su creencia recaía en su manipulabilidad, relación e ideales; un juego de gran dificultad y complejo, pero su orgullo era presente como su ardor.

...

"Aaaay". Se escuchó a lo lejano. Un claro grito sorpresivo.

Esto, naturalmente, atrajo la atención de los cercanos. No eran muchos, pero rápidamente habían moscas pululando alrededor de mierda recubierta en oro.

La causa era ocasionada por un joven, quién observó su cuerpo esbelto pintado sobre las aguas; finalmente hundiéndose lentamente en su imágen.

En contraste al primer grito sorpresivo, se escuchaban distintas risas calmadas alrededor de la escena.

"Salga de ahí, Honorable Príncipe Federick". Vociferaba con urgencia una dama de considerable edad.

"Espera ahí con paciencia, querida pasa... Unos años más". Contestó Federick quién disfrutaba de la temperatura perfecta en aguas poco profundas.

Por otro lado, se escuchaban diferentes comentarios que cotilleaban sobre la situación.

"Antes no creía los rumores alrededor de nuestro Príncipe...".

"Está desnudo".

"¿Por qué en los estanques de Jardín tan prestigioso...?".

Efectivamente, Federick había desvelado su figura perfecta frente a los ojos rasgados, libres de inocencia; o eso hacía suponer la ropa regada junto al estanque.

"¡Escuchen! El estado de desnudez es la mayor expresión de libertad, virtud y honor; así como yo dije: "Todos falsos"... OS digo, ¡todos desnudos!". Vociferó repentinamente Federick en un discurso improvisado, mientras disfrutaba flotando.

"Las palabras viniendo de un referente como usted, son valiosas y recordadas... Pero no creo que sea el modo; por favor, Honorable Príncipe". Refutó un hombre con una sonrisa lastimosa, mientras mantenía en sus manos un sombrero.

"No entiendes, no entiendes... Bueno, está es una demostración cultural... Sí, una demostración cultural simplemente... Mí referencia no es corpórea". Refutó Federick a la refutación, mientras intentaba disfrutar su estado de desnudez en las aguas templadas.

Pero para su pesar, a él se le acercaban fuertes hombres; respectivos guardias. Con caras de malos, se acercaron con una sonrisa.

"Por favor, guardias... Haced algo". Comentó la sierva con una expresión cansada.

"Por favor salga, Joven Príncipe... Está ultrajando un elemento público; o deberemos actuar con la fuerza respectiva". Comentó uno de los guardias.

"No creo que mí posición sea capaz de incluso molestarlos, honestos trabajadores... Espera sí lo hace. Pero no se preocupen, no soy ese tipo de persona". Comentó Federick mientras salía del estanque, finalmente reflejando su desnudez incorporada al agua, con la acción del sol.

"Asegúrense que las ropas no se ensucien. No es necesario llevarme a la fuerza". Comentó Federick con total descaro.

"Pero, Señor... Tiene que llevarlas puestas". Dijo la sierva mientras los guardias asentían de acuerdo.

"Dije que unos cuantos años más". Respondió Federick, exponiendo su desnudez ante los espectadores.

Finalmente haciendo apología de una llamada de teléfono con sus manos, a una joven señorita presente.

"¿Un... calzado?". Murmuró la joven confundida.