Súper Sorpresa

"En la lujosa suite privada del Hotel Gran Cañón.

—¡Súper sorpresa!

—¡Emilia, te he estado esperando!

—¡Por favor, siéntate!

En el momento en que Emilia abrió la puerta de la habitación privada, vio a Arnold Frost con un traje blanco sosteniendo un ramo de rosas. Detrás de él habían varios globos de hidrógeno que formaban un enorme corazón.

Estaban todos flotando románticamente en el aire.

—¿Tú?

¡Emilia estaba completamente asombrada!

¡Nunca había esperado que su padre la traicionara de nuevo!

¡Ese era su verdadero padre!

En un instante, su corazón se llenó de ira!

¡Odiaba a Arnold Frost!

Esto se debía a que él era un completo hipócrita cuya cabeza estaba llena de malas intenciones.

—¡Sí!

—¡Soy yo! —Arnold Frost tenía una mirada sincera en su cara—. Debes saber que siempre me has gustado.

—¡Por eso esta vez, te invité a salir para confesarte!

Aunque era una persona extremadamente loca, era un hombre romántico y odiaba forzarse sobre ella.