Con Raymond fuera del camino y mi nombre restablecido, salí del patio del clan y del juicio y corrí directo a la casa del clan para ver cómo estaba Warren.
—Ciana, estás bien —dijo él con un suspiro de alivio—. Despacio. Gracias otra vez por volver por mí.
—No, Warren, yo debería estar agradeciéndote a ti. Me ayudaste tanto. Lamento que hayas pasado por todo eso. No sé qué puedo hacer para compensarte —dije de repente, apretando su mano.
—¡Qué tontería, niña! Somos amigos, ¿verdad? Eso es lo que hacemos. No tienes idea de lo preocupado que estaba por ti. Cuando te desmayaste y te llevaron... —La cara de Warren se arrugó al recordar ese mal momento—. Gracias a la Diosa que estás ilesa.
Abrió los brazos como si me fuera a abrazar.
Alguien carraspeó detrás de nosotros y vi a Theo, o Tallis como todavía pretendía ser, apoyado en la pared más cercana de la casa del clan. Estaba mirando a Warren con enfado.
—... ¿Theo? —preguntó Warren.
Unterstützen Sie Ihre Lieblingsautoren und -übersetzer bei webnovel.com