Nunca había visto a la mujer que estaba allí de pie, pero al instante, supe quién debía ser.
Llevaba un largo y fluido vestido morado con una túnica por encima que llegaba hasta el suelo. Hecha de terciopelo negro, las plumas moradas en sus hombros hacían que la túnica pareciera digna de una dama real.
Y esa era exactamente quien la llevaba.
—Lady Nita, Su Alteza —dijo Jake, haciendo una reverencia mientras se hacía a un lado para que ella entrara en la habitación.
—Saludos, Beta Jake. No me sorprende verte aquí. Sin embargo, necesito hablar con mi hijo en privado, así que me gustaría que tú y la chica pelirroja salierais de inmediato —asintió tanto a Jake como a Brook, quienes intercambiaron una mirada cautelosa antes de salir juntos por la puerta.
Confundida, continué sentada junto a la cama de Theo. ¿Debía explicarle lo que estaba pasando? ¿Debía presentarme? ¿Debía excusarme igual que Jake y Brook? No sabía qué hacer.
—Ciana —dijo con tono uniforme—, apártate, por favor.
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