Pasaron por la plaza del pueblo, hacia el mercado.
A lo largo del camino, Rey seguía sacando temas aleatorios, y Alicia no terminaba de entender por qué.
Por ejemplo, cosas como sus sueños, sus opiniones sobre ciertos chicos de su clase.
El punto de quiebre para Alicia fue cuando él preguntó qué pensaba ella sobre Billy.
En realidad, ella lo llegó a considerar un impostor en algún momento, quizás Justin disfrazado de Rey.
Pero al salir de la Hacienda Real, vieron a Justin pasando el rato con sus amigos.
No podía haber sido él.
Aun así, Alicia no estaba segura de que este fuera realmente Rey.
Para ejercer precaución, le hizo preguntas que solo Rey sabría responder: preguntas sobre cosas que habían discutido en la Biblioteca o en su habitación.
—¿Cuántos gatos tengo en la casa de mis abuelos otra vez? —fue un buen ejemplo.
Y cada vez… CADA VEZ…
—¿Más de treinta y siete, verdad? —Rey sabía las respuestas a sus preguntas.
¡Tenía que ser él!
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