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Una Hermosa Luna Después del Rechazo

``` Cecily era una chica escuálida sin amigos. Sin embargo, como todas las demás chicas, anhelaba el amor verdadero. Siempre había estado enamorada de Roberto, el hijo del Alfa de su Manada. Sin embargo, en su decimoctavo cumpleaños, ¡descubrió que Roberto era su compañero! Antes de que pudiera abrazarlo emocionada, Roberto ya había apartado su mano como si fuera un trozo de basura. —No te convertirás en mi compañera. Finge que hoy no pasó nada. ¡Vete y cuida tu boca. No digas nada que no debas decir! —Roberto miraba descaradamente a la sexy y hermosa rubia Alison en su graduación de la escuela secundaria. El viaje de graduación cambió a Cecily, haciéndola más fuerte, más segura, más vibrante, más bella y sexy. Además, Roberto, que la encontró nuevamente en el campus de su universidad, comenzó a perseguirla. —Deberías ser mi Luna. Viviremos juntos a partir de ahora. Tendremos muchos hijos. Serán saludables e inteligentes. —Los ojos de Roberto estaban llenos de lujuria. ¡El acoso de Roberto hacía que Cecily se sintiera disgustada y nauseabunda! Como Cecily no podía protegerse de Roberto debido a la diferencia de fuerza, apareció Miguel. —Tus acciones te hacen indigno de ser un Alfa —Miguel miró a Roberto con desdén. Durante la inauguración de Roberto como Alfa, Cecily ya no pudo tolerar su acoso. —Yo, Cecily Levin, rechazo a Roberto Paslo como mi compañero —Cuando Roberto estaba furioso y sufriendo, queriendo herir a Cecily, ¡Miguel apareció de nuevo! —Cecily era la compañera dispuesta por la Diosa de la Luna para mí —Miguel miró a Cecily dulcemente. —Quien se atreva a tocarla está faltando al respeto a la familia real. ```

JQK · Fantasie
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Quiero Ser Marcado

—Quería tener sexo. Quería ser marcada por Miguel.

Esta idea barrió poderosamente mi mente. Mi mente recordó la falsa sonrisa de Joanna. Ella me dijo que Miguel no me marcaría, así que tenía que demostrárselo.

Esta noche, quería que Miguel me dejara con su marca única. Tenía que demostrar que Miguel me pertenecía solo a mí.

A pesar de que me sentía un poco incómoda con el pene erecto de Miguel, rodeé con mis brazos el cuello de Miguel y lo besé.

Intenté seducir a Miguel con mi torpe técnica, y sentí que Miguel se pausaba, se giraba y succionaba mis labios aún más fuerte. Nuestras respiraciones fluían hacia la boca del otro, esparciéndose como veneno, adormeciendo cada nervio, y mi mente estaba vulnerable a la pasión de Miguel.

El deseo comenzó a invadir mi cerebro aún más profundamente.

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