Su tono fue desesperanzado y mimoso cuando le dijo: —No te limpies los mocos en mi camisa. ¡Es asqueroso!
Mu Xiaoxiao hizo un puchero, levantó la esquina de su camisa y se limpió la nariz con fuerza.
Yin Shaojie rio amargamente. Ahora su camisa estaba totalmente arruinada.
La abrazó, la guio hacia el sillón y la sentó antes de levantarse e ir a cambiarse la camisa a la habitación.
Ella tiró de él, sus ojos oscuros lo miraban. —¿A dónde vas? —preguntó.
Yin Shaojie apuntó su camisa, donde ella había dejado una mancha. —¿Quieres que conserve la evidencia? —dijo bromeando.
—Ah —Mu Xiaoxiao lo dejó ir.
Yin Shaojie se levantó. Como si de pronto pensara en algo, fue hacia el refrigerador, abrió la puerta y tomó un paquete de leche de fresa.
Se devolvió y lo dejó sobre la mesa de café frente a ella, antes de dirigirse a la pieza a cambiarse la camisa.
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