Qi Tiantian miraba fijamente la videollamada terminada, su adorable rostro lleno de incredulidad.
Al ver la expresión de su hermana que presagiaba un desastre, Qi Momo preguntó con curiosidad:
—¿Qué pasa? ¿Arruinaron tu sorpresa? Te dije que presentarte como un regalo era infantil, pero no me escuchaste.
Notó que la expresión de su hermana se volvía más sombría.
Qi Momo se dio cuenta de la gravedad de la situación.
Decidiendo no burlarse más de ella, la consoló:
—Está bien, aún eres joven. Aunque tengas ideas tan infantiles, nadie se burlará de ti. No es tan serio como piensas...
Qi Tiantian puso cara de tristeza:
—¡Es serio! ¡Muy serio! ¡Mi mami va a ser llevada, y puede que pronto me quede sin mamá!
Qi Momo guardó silencio.
¿Qué acaba de pasar?
¿No estaban simplemente compartiendo sus corazones, profundamente en conversación?
¿Qué cambio repentino fue este?
Qi Momo aconsejó con calma:
—Tiantian, cálmate y dime qué pasa. ¡No llores! ¡Llorar no resolverá nada!
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