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Capítulo 9: Historia de un pasado distante

Poco después de que los samuráis se llevaran al chico, Hachiman les solicitó a Völundr y Musashi participar de una charla privada. Del mismo modo, ordenó al antiguo humano deshacer la restricción que mantenía para evitar que otros Dioses vieran a su Discípulo.

En ese tiempo a solas, el espadachín vio la oportunidad de hacer preguntas.

-Ojisan, que ha sido de los demás bajo tu Casa? 

-Con el fin de la Tierra varios de nuestros adoradores fueron exterminados, sólo los Elegidos reencarnan en otros mundos, el común de almas se mantenían en constante ciclo dentro del mundo que esos desgraciados se les ocurrió atacar.- Una seria y furiosa expresión desfiguraba el rostro del Dios al hablar.

-El Caos podría haber limitado su acción a los mundos con Deidades conflictivas, pero no… justo una de las Casas pacíficas en uno de los mundos más débiles ahí es donde sus garras fueron a parar. Todo este tiempo nos limitamos a circular el capital, consumir lo justo y no entrometernos en peleas innecesarias y para qué? Para sufrir los caprichos de Destino en nuestro lugar de origen.

Musashi temió lo peor…

Hachiman dió un vistazo a la expresión preocupada de su igual antes de hablar.

-Nop, casi todos están bien pero disminuidos, actualmente se encuentran en zonas alejadas del Panteón preparándose para una eventual guerra, la mayoría de sus Siervos han partido al Sorteo y nos les queda suficiente poder para el Coliseo, de momento estos 3 idiotas han estado aguantando en su nombre y los siervos menores. Las ganancias han sido distribuidas por igual entre los que quedamos.

-Pero estamos cortos de recursos, los oráculos están esforzándose por proveernos de más pero no dan abasto.

-Aun sigues tratando a tu gente cómo ganado.- expresó Musashi con enojo.

-Solo cuando la situación lo requiere, un asesino cómo tú no tiene derecho a cuestionar mis métodos.

-Puedo cuestionar todo lo que quiera al bastardo que no permitió mi descanso eterno.

-Así agradeces mi favor? ¿Sabes los hilos que tuve que mover para tenerte aquí? Si no fuera por que cumplías mejor los requisitos que Honda en vida créeme que te hubiera consumido o tirado al ciclo para engordarte. Quizás si no hubieras escapado a la apacible vida de un ermitaño la Tierra seguiría existiendo.

-Lamentablemente no hay forma de entender a Tique pero no pienso permitir otra calamidad. Se lo debo a ese planeta…- dijo Musashi con remordimiento.

-Pray for the best, prepare you for the worst.

Ambos suspiraron y le dirigieron una mirada al Dios de la Forja que tranquilamente fumaba en un lateral.

-Ahora que lo pienso no me han contado cómo Völundr-dono y tú se conocieron.

-Es un poco larga la historia…- dijo Musashi mientras el herrero les dirigía una brillante sonrisa y procedía a tirar su puro.

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"Enseñar, forjar, irme, procrastinar, enseñar, forjar, irme, procrastinar. 

Estaba cansado del cotidiano día a día del Distrito Industrial, la vida de mis Siervos era igualmente aburrida y no poseía interés en conocer la de otros. Los Mundos vivían el período de paz entre cada milenio en que les permitía crecer y repoblar zonas inhóspitas o destruidas por innumerables guerras y batallas. Cómo muchas otras veces poco podía hacer…" Comenzó a relatar el herrero.

"Habían transcurrido escasos días desde nuestra separación. Aún ascendido y comprendiendo los secretos de la existencia no sabía cómo utilizar este nuevo poder, tampoco quería usarlo por temor a convertirme en algo cómo tú." Dijo Musashi dirigiéndose a Hachiman.

"Tuve la suerte de encontrarme con Tique-chan quien me llevó hasta el Bosque, me dijo que ahí podría buscar paz alejado de la mirada y alcance del resto de Deidades, al explorar solo encontré casas y cabañas vacías, con multitud de implementos de diversos tipos y capas de polvo. Di mil vueltas para asegurarme que estuviera solo hasta que por fin decidí quedarme en una estructura similar a las que tenían los nobles en mis tiempos." 

Un día estaba paseando por el distrito, sin destino en concreto. Entre tanto giro y vuelta llegué a un confín desconocido, ahí, en una banca estaba la pequeña Tique, comiendo un helado…." relataba Vol.

"Estoy aburrida. ¿Puedo acompañarte?" expresó la pequeña.

"La verdad no me importaba pero esa inocente pregunta contenía un mandato del que no hubiera podido escapar si no hubiera estado de humor, pensé en su minuto".

La muchachita dejó caer el resto de su cono, se paró frente a mi, alzó sus manos dando tiernos saltos para que la colocara en mi hombro y seguir la marcha. Esa chiquilla de metro veinte iba riendo y tarareando mientras me indicaba direcciones con sus pequeñas manos.

¿Acaso Hachi-ojisan no me había preguntado a mí?- Dijo con disgusto Musashi.

Es verdad pero ¿nunca te preguntaste cómo llegué hasta allá?

Musashi no podía argumentar que no le interesara.

"Siguiendo las órdenes de Tique al pie de la letra alcancé la entrada a un bosque donde un gran arco rojo se encontraba. Era algo que jamás había visto y el lugar parecía tranquilo así que no tuve problemas en echarle un vistazo con mi pequeña acompañante.

Crucé un puente, caminé largo rato por un camino de piedras, disfrutamos del sonido de grillos y otros animales entre el bambú más nunca los vimos, aún así Tique no se veía especialmente convencida, pronto llegamos a una gran y extraña casa. Ahí escuché una perturbación en el aire y madera quebrarse de forma rítmica. La niña de un salto bajó y corrió en dirección al jardín trasero." relató Volundr.

"Habían pasado semanas y comenzaba a sentir abstinencia por empuñar la espada, si bien no tenía hambre, sed e incluso necesidades biológicas, mis manos ardían por la necesidad de practicar una última vez más. Días antes había recolectado alguna de las herramientas y objetos que pillé en las cabañas vacías, tomé un cuchillo y corté un bambú creando un bokken improvisado de 1.10 metros y otro de 60 centímetros. Al primer golpe, aún sin especial fuerza, se quebraron. Corte otro y lo mismo, corte otro y volvió a pasar, apilé varios para ir probando y nada, todos se rompían. Estaba algo frustrado con la situación cuando…" continúo Musashi.

"Parece que tienes problemas Musashi, me interrumpió una suave y aguda voz".

Atrás mío estaba Tique-chan mirando con curiosidad mi intento. A la siga de ella venía un alto, tostado y sonriente herrero que olía a carbón y tabaco.

Una vez encontré a Tique con este viejo no pude evitar mirar la escena, un hombre entrado en años con una palo de bambú roto, claramente un espadachín y conforme su aura, también un Dios.

"Mmm… estas cosas no aguantan tu presión, le dije mientras me rascaba el bigote." 

"Dame un minuto". Saqué de mi delantal unas herramientas y madera de Yggdrasil, en breve hice una espada de práctica.

"Ahora, prueba con esto." le dije arrojando la blanca espada de madera que había fabricado.

"Bien balanceada, terminaciones increíbles, aún alguien inexperto en el arte podía entender la gran calidad. Pensé en su minuto." compartió el espadachín.

Volundr sonrió.

 "Arigatou, pero esta mierda no me sirve…me contestó este asesino malagradecido!" dijo Volundr a Hachiman haciendo una imitación.

"Esa mierda ha sido fabricada por el mismísimo creador de la espada Gram. Podría aturdir hasta un dragón " contestó el herrero. 

Mi orgullo cómo un legendario Dios de la Forja no podía dejarlo pasar así que le pregunté:"¿Cómo es la espada que necesitas?" 

"Mmm… no aquí, vamos adentro." indicó el Mesías de la Espada.

"Por supuesto, ya que sería algo gratis no iba a dejar la oportunidad pasar así que los invité a la casa que me había tomado. Para cuando nos fijamos Tique ya había desaparecido." dijo Musashi.

Dentro los dos Dioses se presentaron, Musashi compartió parte de su historia y el herrero le fué consultando detalles sobre el arma que necesitaba, ambos parecieron congeniar al venir de culturas ligadas a la violencia y la guerra.

"En nuestra charla comprendimos que ambos compartimos cosmovisiones similares". Expresó Volundr.

Una vez concluida su pequeña plática el herrero se retiró con la promesa de volver en algunos días.

"Ahora entiendo porque hace tanto viniste interesado en la forja de katanas y armaduras." expresó Hachiman.

"Mmm…así que debo agradecerle al viejo por la sorpresa…" dijo Musashi decepcionado.

"Hay técnicas que no pude ingeniar, después de todo cada uno tiene sus límites en su cultura." Dijo el herrero a los Dioses Nipones.

-En fin, transcurridos varios días, tal como prometió Volundr volvió, traía consigo un par de Shinais y wakizashis de madera tal y cómo le había descrito…. Y esta katana. Dijo Musashi tocando la que llevaba en el hakama.

Ambos dioses salieron al patio trasero de la Casa de Musashi donde el último probó ambos set de madera que el herrero le había otorgado. Empleó técnicas y movimientos divinos pulidos con gracia hasta extremos impensables, captando la atención del herrero, sumiendo al espadachín en un trance.

"Me quedé maravillado, no recuerdo cuánto duró pero sólo quería seguir mirando, las técnicas, su destreza." dijo Volundr.

"Una vez que terminó le hablé"

"Ahora prueba esta." dijo Volundr emocionado mostrando la katana.

Musashi se negó de forma educada.

"Con esto se acaba." dijo seriamente el espadachín agradeciendo a su visitante.

Algo decepcionado, Volundr volvió varias veces más, con multitud de regalos tratando de convencer al espadachín, quien los aceptaba más nunca volvió a empuñar la espada.

"Hablábamos sobre las diferencias en las artes nórdicas y japonesas, de sus armas, técnicas…" seguía el herrero.

"También le hablé a Volundr de mi historia y filosofía, de mis libros." dijo Musashi mientras tomaba té en una mesa que sirvientes de Hachiman había instalado para los Dioses que hasta hacía minutos habían estado parados.

"Y así esté desgraciado me convenció de probar otras cosas aparte de la herrería pero él nunca volvió a tomar la espada ni esa katana que carga… hasta hace poco." dijo sonriendo Volundr.

"Así que una vez más es culpa de Destino" dijo Hachiman con resignación mientras tomaba sake.

"¿Que viste en el chico que te hizo cambiar de opinión?" consultó a Musashi.

"Una parte de él deseaba aprender mi arte con locura, otra lo apoyaba y Uzziel parecía determinado a seguir este camino… Además, hay algo en el chico que parece tener un abrumador potencial, si mi espada alcanzó los cielos quizás la suya vaya más allá y eso es algo que quiero ver, además, de ser así el último hijo de la tierra será un dolor en el culo para esos bastardos." argumentó el espadachín con confianza.

Un sirviente llegó y murmuró algo a Hachiman en el oído, este levantó una ceja y afirmó con su cabeza.

"Caballeros, una invitada nos espera en la sala de reunión, por favor acompáñenme."

"Ah, por fin…" expresó Volundr mientras terminaba de beber una jarra de cerveza. 

Musashi lo miró extrañado.