Los ruidos llegaban desde lejos y el Emperador Víctor observó las pequeñas criaturas que de vez en cuando deambulaban, saqueando comercios, buscando comida.
El edificio era alto y a pesar de que la ciudad era grande, para alguien de su capacidad mirar a lo lejos era un juego de niños.
Mantuvo su expresión seria como si este asunto era importante… Todo para ignorar la mirada que estaba a su lado.
Al final no pudo aguantar y observó a la elfa cuyos ojos blancos brillaban al mirarlo.
"Lo siento. La próxima vez te diré lo que estaba haciendo." Dijo Víctor con una sonrisa.
"El problema es que me envió con un 'cupón'. Una tarea demasiado insignificante." Respondió Ersin con una mirada seria, y al ver que Víctor le daba una sonrisa terminó suspirando.
La verdad era que podía enviar a cualquiera, incluso pudo haber ido él mismo, pero el efecto solo aumentaría cuando alguien tan serio como 'Ersin' estaba presente.
Un nivel ni tan bajo, ni él que sería demasiado alto.
"¿Por cierto, Su Majestad no quiere llevarse algunos?" Preguntó Ersin cambiando de tema al ver que la sonrisa de Víctor crecía al mirarla.
Los labios del Emperador Víctor se inclinaron y en respuesta observó a las criaturas verdes que estaban esparcidas a la ciudad.
Las pequeñas criaturas verdes eran los más salvajes y eran los más comunes, pero no importaba su salvajismo, seguían órdenes de los de arriba.
Eso era lo que había visto Víctor desde que llegó aquí.
"No, no quiero mascotas. No soy bueno cuidándolas." Respondió Víctor dando una sonrisa entretenida.
Su mirada pasó por los edificios y notó que hasta un edificio se había derrumbado por las batallas, luego escaneó la plaza y notó una gran barrera que difuminaba todo.
"¿No desea solucionar todo, Su Majestad? ¿Ser un héroe?" Preguntó Ersin con respeto, ocultando un tono bromista.
Algo no muy común, pero que hizo que los labios de Víctor se inclinaran.
¿Ser un héroe?
¿Solucionar todo?
"No creo que sea muy heroico matarlos a todos. Esos bastardos hacen que sus tropas saqueen la ciudad racionando la comida." Dijo Víctor con un tono simple y con la misma expresión aburrida, señaló. "Además, ya he subido mi reputación, no necesito crear otro 'espectáculo'."
Los Rangos SS no podían atacar con todas sus fuerzas debido a la inestabilidad del portal abismal y si él se movía dando un puñetazo… Su fuerza no solo podría destruir los edificios, sino que hacer que el portal abismal se desgarrara completamente.
Pero, sobre todo, no le interesaban.
Cargaba con el peso de medio continente y no iba a agregarle un país en otro continente que además no le daba ninguna ganancia.
Mirando al grupo que estaba volando en medio de la ciudad, declaró "Que esté aquí ya es suficiente."
Eran varios goblins de diferentes estaturas y complexión, que Víctor marcó como los líderes.
A pesar de la lejanía, los ojos de Víctor se entrecerraron captando completamente a cada uno de ellos.
Su fuerza, capacidad y los objetos analizó todo con lentitud.
"¿Qué piensas?" Preguntó Víctor a la elfa que estaba a su lado.
"Si todos ellos mueren o se alejan del lugar, algo sucederá." Respondió Ersin con profesionalismo y sabiduría.
Si, algo sucedería y eso era desestabilizar el portal abismal, siendo posible un desgarro debido a que esos líderes ataron sus vidas a la estabilidad del portal.
No era de una manera simple, sino que de una forma que podía traer la calamidad que azotaba el otro lado y si eso sucedía el mundo estaría en peligro… O al menos eso era lo que muchos creían.
Para Víctor, esas veces que el 'mundo' estaba en peligro eran numerosas y anteriores a que estas cosas sucedieran.
Los monstruos que llegaron tras el 'Gran Cataclismo', la naturaleza descontrolada, las guerras civiles europeas y estadounidense, la calamidad no-muerta, la guerra demoniaca y ahora esto.
Es más, estuvo más cerca de morir que de un fin del mundo.
Para él, un verdadero apocalipsis no tiene aviso, era secreto y se movía en silencio sin que los dioses y los poderosos lo notaran, preparados para golpear cuando nadie se lo esperaba.
"Espero que solucionen sus diferencias." Murmuró Víctor al ver que los goblins se detenían y del otro lado aparecían el Duque Kristoph y el Cardenal Auguste.
Ambos lados se miraron y cuando descendieron arriba de un edificio, el Duque Kristoph chasqueó sus dedos trayendo otro goblin con cicatrices en su cuerpo.
Estaba sano, pero apenas apareció las miradas del otro grupo, se llenó de ira al ver uno de sus miembros.
"¡No acepten nada! ¡Maten a todos los humanos y saqueemos su tierra! ¡Matémoslo a todos!" Rugió ese goblin que estaba detenido.
Había escuchado sus voces debido a que había pasado por la Iglesia del Conocimiento para entender ese lenguaje.
"Un mal comienzo…" Murmuró Ersin, pero Víctor soltó una risa hueca al ver como el Duque Kristoph chasqueaba sus dedos silenciándolo.
Del otro lado estaba el goblin grande y alto, que fue el primero en aparecer, y también se encontraban otros tres goblins.
Uno pequeño cuya mirada era salvaje y feroz, uno mediano usando una túnica de chamán y otro alto y grande.
"Su mundo se está muriendo siendo corrompido por el 'Caos'. Sus tierras son estériles y llenas de monstruos, los débiles son corrompidos y las mujeres dan a luz a monstruos desgarrando a las madres desde su interior. La esperanza se pierde lentamente y las otras 'razas' han sido corrompidas por el 'Caos'. Su única salvación estaba del otro lado del portal." Narró el Duque Kristoph con una mirada indiferente y tranquila.
Las expresiones de esos goblins se volvieron feas… Al menos más feas de lo que eran normalmente y dieron miradas al goblin capturado que no pudo decir nada para defenderse.
Solo el líder permaneció serio mirando hacia adelante con solemnidad de alguien que llevaba su raza a su espalda.
Zrag… Ese era su nombre, el Emperador Víctor había recibido el informe y al mirarlo le hizo darse cuenta de que era alguien notable.
"¿Sabías lo que te esperaba cuando cruzaste ese portal?" Preguntó el Duque Kristoph y con una sonrisa, cuestionó. "Dime Zrag. ¿La voz te dijo lo que te esperaría?"
Por primera vez la mirada de Zrag se dirigió al Duque Kristoph con seriedad.
Los portales abismales no fueron creados, solo fueron descubiertos por un goblin que unió a todos los demás.
Entendiendo como funcionaba le permitió llegar a este lado.
Por su odio a los humanos dejaba en claro que existieron en el otro lado, pero si el portal fuera creado por humanos, entonces seguramente lo hubieran usado para escapar.
Sin embargo, un goblin de la nada apareció para salvar a su raza sabiendo sobre los portales y como usarlos, permitiéndole unir a todas las tribus.
Los mejores Archimagos de Terra nova no podían conectarse a este mundo luego de que los demonios no pudieron regresar debido a la intervención divina… Se trataba de un mundo en donde la magia prevalecía y era poderosa.
Un mundo en donde había dragones gigantescos que eran capaces de viajar entre planos, aun así, no pudieron llegar.
Pero de repente un portal abismal lo hace y los dioses se quedan en silencio.
Dioses como el Dios del Tiempo y el Espacio, cuya mitología decía que era capaz de ver el futuro.
¿Cómo tales existencias solo 'avisaron' pero no intervinieron?
El Emperador Víctor sabía la respuesta claramente tras leer el corto informe de ese mundo y eso era… Porque ellos lo sabían.
"¿Dime Zrag cuál era el nombre de esa voz?" Preguntó el Duque Kristoph con seriedad.
Los otros goblins miraron a su líder y luego a ese hombre.
La pregunta del Duque Kristoph no solo fue dada para crear división y ver si la otra parte conocían la historia de su líder.
Al menos por el informe preliminar de antes de venir aquí, Víctor sabía que ellos tenían 'Dioses' conocidos como 'Guardianes', pero era de una forma tal que no respondían… Al menos, eso era lo que sabía el goblin capturado, el cual parecía ser alguien más dedicado a luchar que a aprender.
Víctor pensaba que era posible que fuera igual que en la tierra antes del 'Gran Cataclismo', en donde existían las iglesias, pero las existencias no respondían o al menos no respondía a nivel general como ahora o como los dioses de Terra nova.
Podía sentir lo que estaba sucediendo, estaba tocando la punta del iceberg sobre los portales abismales, pero se guardó todos sus pensamientos.
"¡Cállense malditos! Dejen de decir estupideces." Gruñó el goblin más pequeño y salvaje.
Sus ojos empezaron a llenarse de locura, y el líder levantó la mano para detenerlos.
"¿Qué es lo que quieren?" Preguntó Zrag con una voz elevada.
Parecía imponente y no parecía para nada perturbado por las palabras del Duque Kristoph, pero aun así no negó que había escuchado la voz.
"Paz. Solo queremos paz." Respondió el Duque Kristoph con un tono serio.
El Cardenal Auguste se quedó en silencio.
Esta era una negociación de 'paz'… El Duque Kristoph era el intermediario de aquellos que buscaban la paz.
Como individuos vinieron por primera vez por designio de un dios que conectó ambos mundos, los terranovense vinieron para proteger la tierra.
El Dios del Tiempo y el Espacio no era muy participativo en Terra nova, pero su influencia se extendía y sus interconexiones también eran altas.
Un ejemplo era que el Imperio Falion viniera con el apoyo de la Diosa del Conocimiento.
A pesar de que el tiempo pasaba, la conexión entre mundos se mantenía y la Iglesia del Conocimiento se encargaba de organizar a quienes llegaban… En cierto modo, su misión se mantenía.
En ese sentido, el Imperio Falion siempre intercedería por el lado de la 'paz', tal como hicieron contra los demonios.
Y de la misma forma que no desearon acorralar a esos demonios, ahora no desearon acorralar a los goblins.
Prácticamente…
"No tienen la intención de cargar con las consecuencias." Murmuró Víctor riéndose para sí mismo.
Elegían la paz antes de que tengan que cargar con las consecuencias de ocasionar un desgarro y traer lo que estaba del otro lado.
A diferencia de él que recibía los informes escritos, el Duque Kristoph hasta incluso pudo haber mirado los recuerdos de la criatura.
Era posible que no fuera miedo, sino que simplemente demasiada responsabilidad para su puesto de embajador.
Solo estaba haciendo su trabajo, lamentablemente hoy no era su día.
"¿Paz? Hahaha… No queremos paz, atrévanse a acercarse a nosotros y pagarán caro las consecuencias." Gruñó el pequeño goblin de forma salvaje y con una mirada llena de locura, anunció. "Morirán… Todos ustedes caerán rendidos ante nosotros. Morirán y serán pisoteados cruelmente."
¿El haber ganado la ciudad le dio confianza?
Víctor cambió su mirada a los demás y que también llevaban sonrisas viciosas llenas de salvajismo.
"Ya lo dije… Es inútil razonar con estas criaturas." Intervino el Cardenal Auguste elevando lentamente su aura y mirando a los goblins, anunció. "Los terrícolas no tienen miedo a la muerte… Con la Diosa del Orden a nuestro lado no tenemos miedo a ningún 'dios malvado'."
Su aura de Rango SS se extendió logrando que algunos gritos de desesperación se extendieran a su alrededor.
"La humanidad no tiene miedo al 'Caos'…"
Una voz sonó y desde otro edificio cercano otra aura se extendió.
Era como una luz que devoraba la oscuridad purificando todo a su alrededor, era una presencia extremadamente poderosa que daba la sensación que quemaría todo a su paso.
Víctor observó al anciano que liberaba esa aura… Un aura de una calamidad, un Rango SSS.
El 'Arcángel Miguel' había salido de sus tierras para venir a esta negociación, demostrando que la humanidad no tenía miedo.
Dejando ver que los terrícolas no temerían ni a goblins o a los dioses que estaban a su espalda.
El aura de ese solo anciano consiguió que la luz se extendiera a su alrededor como un pequeño sol blanco que logró aterrorizar a todos lo que lo sentían.
"Nos hemos enfrentado a demasiados dioses para contarlo… Agregar a otro no importa."
Otra voz sonó y desde el otro lado un hombre árabe llevando ropa antigua como un 'sultán' poderoso presenció la escena con una sonrisa ligera.
Sus alrededores temblaron… No, la misma tierra tembló cuando su sola emoción generó un temblor por toda la zona.
Hasta el punto de que el edificio que se encontraba se agrietó dando la sensación de que una tela de araña era creada con esas grietas como hilo.
Era el único que podía decir que se había enfrentado a tantos dioses y eso era porque se encontraba al lado de los demonios que rezaban a dioses demoniacos constantemente.
El Rey de Arabia, el 'Titán' quien lidero su tierra y unificó la península arábiga, logrando detener a los demonios en la guerra europea-demoniaca.
Una calamidad que podría hacer que una ciudad sea tragada por la tierra, ese hombre era tal calamidad.
Víctor le dio una mirada molesta, pero luego observó a los goblins y anunció. "Veremos cuanto duran antes de ser aplastados."
Como si su atmosfera quisiera coincidir con sus palabras, un aura aplastante se extendió como una montaña cayendo del cielo.
Era tangible… El aura quebró las sillas y los objetos débiles, logrando que los goblins que estaban lo suficiente lejos temblaran al sentir tanta presión.
"No creo en dioses, pero creo que la naturaleza perdurara eternamente." Una voz gruñona vino de la espalda de Víctor.
No era Ersin, era una voz gruesa como una bestia y como si quisiera demostrar que era tal existencia, el aura de una bestia salvaje se surgió.
Generaba una presión intangible logrando que todos aquellos que la sentían tuviera frío y miedo… Como si vieran, una avalancha de nieve caer hacia ellos.
No tuvo que mirar para reconocer ese tono rugiente.
La Bestia Santa de Suiza, el 'Barbegazi', la bestia contratada del Finn Ackermann, el Director de la Academia Cernunnos… Esa sola bestia era un Rango SSS igual de fuerte que los humanos.
Estaba aquí para demostrar que los humanos no eran los únicos nativos de este mundo, para mostrar que estaban ellos.
Las Bestias Santas protegerían la tierra en donde habitaban con sus garras y colmillos, incluso si tuvieran que degollar a quienes deseaban su piel.
"No somos débiles y no tenemos miedo. Ustedes deben ser quienes deberían temernos." Anunció el Cardenal Auguste con un tono frío y serio.
¿Ganaron la ciudad? ¿Se enfrentaron a algunos rangos S?
Era una victoria efímera.
Era cierto que si uno de ellos se acercaba su sola aura podría desestabilizar el portal abismal, pero no querer cargar con las consecuencias no significaba que no pudieran.
Todos tenían sus propias responsabilidades y sus propios deseos, pero estaban aquí mostrando que la tierra, por más débil que parezca y más desunida que fuera, había individuos lo suficiente fuerte como para protegerla.
¿El Portal Abismal era un acto de un dios malvado? ¿Era la prueba de que estaban dejando de ser niños? ¿O fue creado para divertir a esas existencias que miraban de lo alto del cielo?
Al final no importaba.
"Ríndanse y podrán vivir." Ordenó el Cardenal Auguste con solemnidad.
Esas criaturas verdes desesperadas no eran el verdadero problema… Lo problemático era lo que estaba del lugar en donde vinieron.
Esta paz de la que hablaban solo era una rendición incondicional.
¿Vivirán bien?
No, Víctor lo sabía.
Dependiendo de quienes se hicieran cargo y dependiendo de las circunstancias, era posible que fueran atados con contratos mágicos y luego lanzados a zonas peligrosas como las tierras sin ley, diciendo que un área era su territorio.
Enfrentándolos contra los demonios, los contratos impedirían que ambos se unieran y eso significaba que tendrían que luchar.
Al menos, eso era lo que haría él y el otro lado no era ingenuo.
Zrag el 'Salvador' observó con seriedad a los seres que liberaban una fuerza aplastante, pero no respondió.
La razón era simple.
"¡No nos rendiremos! ¡No caeremos!" La pequeña criatura verde fue la primera en gruñir salvaje, como si el deseo de no ceder se levantara en ellos.
El deseo de no verse pequeños y estar en manos de otros… De ser salvajes y libres.
"Sobreviviremos o caeremos en la desesperación junto a ustedes." Anunció el chamán, la voz de un anciano en la locura.
El tercero solo gruño con fuerza.
Sí, todos ellos eran criaturas desesperadas bajo la guía de los únicos que pudieron sobrevivir ante el 'Caos'… Lunáticos que se entregaron a la desesperación y tomaron caminos crueles para llegar a su destino.
Solo había un camino adelante, era la victoria y la derrota… Era sobrevivir o morir.
Estaban caminando en una cuerda hacia la victoria y nadie deseaba caerse.
Zrag solo observó, seriamente, el único cuerdo en un mar de lunáticos y el único que logró unirlos para evitar la muerte de su raza.
Era el capitán de ese bote que se estaba hundiendo y como un capitán leal, él se hundiría junto al bote.
"Vengan si tienen agallas." Gruñó con una sonrisa viciosa logrando que sus subordinados se levantaran
Víctor se rio y retrajo su aura con calma.
Podía ir y asesinarlo, era muy posible que no soportara ni uno de sus golpes, hasta era probable noquearlo si se movía bien.
Las posibilidades eran muchas y eso significaba que era posible que alguien se hubiera quedado atrás para desestabilizar el portal.
Incluso cuando los líderes fueran capturados.
"Entonces cargaremos juntos con las consecuencias." Dijo el Cardenal Auguste y las auras de las calamidades se retrajeron.
Los goblins se alejaron volando y la sonrisa de Víctor solo creció.
El líder estaba esperando para ver la situación, para ver si la humanidad estaba unida o desunida, para ver si alguien favorable deseaba cooperar con ellos… Pero los líderes solo buscaban la guerra creyendo que había un solo camino hacia adelante.
Cargando por la oscuridad como siempre lo vinieron haciendo.
Esperar… La espera también era buena para ellos.
Era cierto que los demonios podían contactarlos y peor aún las sectas demoniacas podrían acercarse para tratar de extender su fe, pero era lo mismo para los humanos.
Puede que los dioses se queden mirando, pero eso no significa que estén completamente atados de mano.
Solo había que buscar una manera de impedir que los goblins estallen la bomba llamada 'Portal Abismal' y una vez logrado ese objetivo, entonces sería el momento de moverse.
Víctor pudo ver como el Duque Kristoph y el Cardenal Auguste se retiraban.
El 'Arcángel Miguel' también se retiró desapareciendo con un flash de luz y por su parte solo miró al Rey de Arabia, cuya mirada estaba fija en él y le levantó el dedo medio.
La otra parte también levantó su dedo medio.
"Su Majestad, por favor contrólese. Este no es el momento indicado para buscar problemas." Dijo Ersin con un tono estricto.
Una risa burlona vino de la otra parte que estaba lejos, y Víctor pudo escucharlo con claridad.
"Algún día le daré una paliza." Murmuró Víctor extendiendo su voz hacia la otra parte mientras lo notaba irse.
Pasos pesados se escucharon a su espalda junto a pasos tranquilos.
"Al parecer los rumores son ciertos, ustedes se llevan muy mal." Dijo una voz clara y tranquila.
El Emperador Víctor miró al humano que había hablado.
Era un hombre adulto que estaba por entrar a la vejez, su delgadez no ocultaba su mirada seria y tranquila de alguien poderoso.
Ese hombre era Finn Ackermann, Director de la Academia Cernunnos, un individuo de Rango SS en fuerza personal, conocido como el primer domador de rango SSS debido a la bestia que estaba a su lado.
Una criatura de tres metros de alto a los ojos de Víctor era un yeti… Eso era la única forma que podía ser descrito.
Salido de las leyendas, esa criatura era un gigante de tres metros de alto, de pelaje blanco y pies grandes.
Nadie sabía cómo 'nació'… ¿Era un simio que evolucionó?
Apareciendo de la nada y salvando a personas en las montañas de Suiza, esta criatura se hizo un nombre como la Bestia Guardiana de Suiza.
El Barbegazi, una de las pocas bestias santas del mundo y uno de los seres más fuertes en la tierra con el cual la humanidad tenía buena relación.
"Tantas calamidades, pero igualmente no cedieron. Tengo que admitir que tienen coraje." Dijo el Barbegazi revelando una sonrisa feroz.
"El coraje y locura siempre van de la mano." Dijo Víctor y con una risa, expresó. "Aunque creo que una bestia mágica tampoco se rendiría, ¿no? Después de todo rendirse es estar en las manos del otro."
Si fuera a un lugar desconocido y se encuentra con seres aterradores mientras tenía que proteger a su especie, la verdad era que él tampoco se rendiría.
Rendirse era dejar su destino en las manos de la otra parte… Y era seguro que nadie quisiera dejar su destino a manos de desconocidos.
Después de todo, podían ser asesinados cuando la otra parte tuviera la oportunidad.
"Cuando uno se enfrenta a la desesperación, el camino más fácil es la muerte." Dijo el Director Ackermann con solemnidad.
Morir era fácil… Vivir en el abismo y continuar era lo difícil.
"Al final no importa, la reunión fracasó y ellos tendrán que luchar." Dijo el Barbegazi y con un gruñido, gruñó. "Eso significa que vine inútilmente. Incluso no pude enfrentarlos. Que pérdida de tiempo."
"Totalmente." Intercedió Víctor y cuando esa bestia lo miró dio una sonrisa salvaje y preguntó. "¿Qué tal quieres que vamos a entrenar?"
Su mirada feroz contagio a esa bestia que reveló sus colmillos mientras sus músculos se tensaban.
"Claro. He estado entrenando con algunos niños, y a pesar de su esfuerzo tengo que contenerme." Respondió el Barbegazi gruñendo y pisoteando la tierra logrando que el edificio temblara, agregó. "Sería genial que le enseñaras algunas cosas."
Víctor entendió que los 'niños' a lo que se refería no eran humanos, sino que bestias mágicas.
Pero él dio una sonrisa.
"Yo también estoy entrenando con una niña, su ferocidad y su entusiasmo es demasiado contagioso. Deberías conocerla." Comentó Víctor levantándose animadamente.
El Barbegazi soltó una risa alegre y a la vez feroz, claramente muy entusiasmado con la idea.
Todo mientras que el Director Ackermann y Ersin se daban una sonrisa de disculpa.
¿En cuánto al Portal Abismal?
Ya habían hecho lo suficiente… Al menos más que otros individuos poderosos.
Ahora dependía de las fuerzas aliadas.
Hay bastante que están invirtiendo sus "power stone" así que gracias por animar de esa forma. Tengo que admitir que es agradable ver aquellos que entregan sus preciosas piedras. Como siempre gracias por leer!