Mitad de Septiembre.
Un grupo empezó a correr por entre grandes árboles, pasando los matorrales y tratando de no volar para no ser vistos, entonces se ocultaron detrás de un árbol.
"Joder, ese fue un maldito nido." Murmuró Akira sacando su cabeza para mirar, para luego ocultarse.
Estaba en una misión para eliminar y cazar un Rinkhals, una serpiente que fue una de las tantas que se enfrentaron a la Reina del Bosque y no se rindió frente a esa gobernante.
Su objetivo era búsqueda y caza, pero no esperaran que a donde había seguido a su presa, fuera en realidad un nido de un Smilodon Fatalis con aquellos a quienes dominaba.
Sin embargo, Akira no estaba sola en esta misión que resultó más problemática y desafiante de lo que esperaba.
"¿Ya pediste refuerzos?" Preguntó un joven, que a pesar de estar en medio del bosque seguía vistiendo elegante.
"Claro. No estoy tan loca. He aprendido por las malas de este maldito lugar." Murmuró Akira en voz baja y dando un suspiro, comentó. "Espero que venga Aurora y no Alice o si no se burlara de mí."
"Eso es lo último que debería importarte." Murmuró Aeko que llevaba un arco y tenía una herida en la pierna.
A pesar de que parecía dolorosa, mantuvo su expresión mientras era curada por una mujer madura que daba una expresión de calma.
"No deberías estar bromeando en esta situación peligrosa." Advirtió la mujer con un tono de regaño, sutil pero muy ligero.
Ese ambiente maduro de hermana mayor era algo que Akira admiraba, pero ahora solo dio una sonrisa.
"Esto no es mortal. A principio de mes, estuve cerca de la muerte dos veces." Respondió Akira con cierto desinterés.
Las miradas se volvieron serias, pero Akira solo sintió que su nuevo grupo no era capaz de comprenderla.
Robar las papitas de una glotona se podía considerar como estar cerca de la muerte… Aunque las misiones de asalto que hizo con Aurora en Etiopia también entraban en la categoría de peligro mortal.
"Ya vienen. Prepárense." Avisó un hombre que llevaba una armadura de caballero y levantó su escudo, para proteger a todos.
Santiago era poco hablador muy diferente a su amigo Oscar, que se soltaba más, pero a Akira le agradaba ese caballero silencioso, debido a que siempre estaba alerta en el trabajo.
"Cúbranme. Aeko a la distancia, no vuelvas acercarte. Oscar utiliza tu magia de naturaleza y mantén tu bestia interior en control." Ordenó Akira respirando hondo y tras reunir una gran cantidad de energía psiónica, añadió. "Santiago protege a Shao Ya, no deseo que mi 'Sensei' salga lastimada."
"¿De qué 'Sensei' hablas? Solo era tu enfermera." Murmuró Shao Ya sin poder evitarlo.
Akira dio una suave sonrisa al mirar a esa mujer que se dejó proteger por el caballero.
Había conocido a Oscar en su vuelo y se había acercado, siendo él quien trajo a su silencioso amigo Santiago, mientras que era ella quien era amiga de Aeko y Shao Ya solo era la enfermera de la Academia Aetherium que decidió acompañarla cuando escuchó que iba a realizar misiones en este lugar.
Eran muy cercanas y una agradable presencia en la academia, que estuvo tan preocupada que la estaba acompañando.
Y ahora ella era quien lideraba a este grupo y como todo líder, no iba a dejar que les pasara nada.
Por eso fue que cuando empezó a flotar en el aire, viendo algunas criaturas voladoras acercándose, ella soltó su respiración que salió con algo de vapor por el frío.
La tormenta a su espalda empezó y se fue extendiendo cada vez más, mientras ella desencadenaba una verdadera tormenta de nieve.
Solo que fue diferente hace meses atrás con el tirador, esta vez la tormenta no solo servía para cubrir la visión, sino que para golpear y congelar.
*Boom*
Cientos de flechas de hielo volaron por el cielo y golpearon junto a la tormenta, que congeló a esas bestias voladoras y a la vez arrasó con decenas de árboles en el suelo.
Los rugidos, gruñidos y la locura de las bestias vinieron en grandes cantidades mientras que Akira notaba a su objetivo de caza.
No solo se encargó de cubrir la visión del Rinkhals, sino que, ocultó a su grupo que empezó a eliminar a sus enemigos y pese a que ella estaba reprimiendo a la bestia mágica de rango S, pudo notar a su grupo.
Aeko oculta en un árbol lanzaba flechas de forma seguida mientras que Oscar se movía, por la naturaleza con gran rapidez, utilizando la misma naturaleza para atacar y detener a las bestias, permitiendo que la arquera terminara el trabajo.
Santiago por su parte con su escudo protegió a Shao Ya defendiéndola de algunos lémures furiosos y a la vez aprovechando los ataques de esa curadora, que empezaba a afectar el cuerpo de las bestias.
No estaban huyendo para retirarse, solo huyeron debido a que el nido no era el lugar indicado para luchar y aquí sí lo era.
"¡Vamos!" Gritó Akira agitando su mano, generando un viento que congeló los árboles, las criaturas débiles y afectó a las más fuertes, causando que su piel o escamas empezaran a congelarse.
Se agotaba a gran velocidad, pero no era ingenua y utilizaba su energía psiónica de forma inteligente, sabiendo que no debía desgastarse.
"¡GRAAA!"
Entonces mientras veía la serpiente tratar de escapar, pudo escuchar un rugido y notó que un gran gorila saltaba hacia la serpiente, atrapándola y golpeándola en contra varios árboles.
Era un gorila grande que estaba en sus cuatro metros y resultaba ser aterrador cuando el fuego empezó a disolver su congelación y hielo.
Identificando a un miembro de la tribu de los gorilas, Akira disminuyó la escala de su congelación y lo apoyó evitando que la serpiente lo mordiera.
Parecía ser un rango A bastante fuerte, pero seguía siendo un rango A que necesitaba apoyo y fue por eso que cuando ella vio la oportunidad, dejo que la serpiente tragara una poderosa ventisca de congelación, que la hizo caer al suelo retorciéndose en un sufrimiento aterrador.
Sus órganos y todo su interior debían estar congelándose y partiéndose en este momento, Akira al ver que el gorila no desaprovechaba su momento y eliminaba la serpiente por completo, sonrió.
Las bestias empezaron a huir y Akira estaba segura de que no fue a causa de que el Rinkhals murió, sino que era probable que alguien más hubiera eliminado al Smilodon que controlaba este nido.
Disminuyendo su tormenta y haciéndole una señal a su grupo para que bajaran las armas, Akira flotó al gran gorila sin temor al ver la mirada de esa bestia.
"Déjame adivinar mi 'senpai', ¿cierto?" Dudó Akira y con una sonrisa dio su mano y se presentó. "Yoshihisa Akira, puedes solo llamarme Akira."
Ese gran gorila utilizó su gran mano para saludarla y mientras se paraba en sus dos patas, causando que su tamaño aumentara, dio una sonrisa feroz.
"César." Se presentó el gorila y manteniendo esa sonrisa, añadió. "Eres más feroz de lo que esperaba. No puedo comprender, porque no eres capaz de enfrentarte a Alice."
¿Alice? ¿Enfrentarse? Akira tuvo un pensamiento en su mente.
No bromeo con su idea de que estuvo cerca de la muerte por robarle las papitas a Alice y había creído que escapó, pero ahora…
"Si me aceptas, deseo enfrentarme a ti." Dijo el gorila y con una seriedad única, añadió. "No necesitas limitarte, me he enfrentado a Alice y no he llorado."
Akira parpadeó múltiples veces y luego lo hizo otra vez, antes de ponerse la mano en el rostro.
Su nuevo compañero no estaba bromeando o se estaba burlando de ella, sino que estaba pidiendo un entrenamiento intenso y utilizó el hecho de que no había llorado al enfrentarse a Alice, como medidor para dejar ver el 'extremo'.
Era probable que contarle lo sucedido a este gorila fuera la forma de Alice de vengarse de ella por robarle sus papitas.
¿Por qué decidió traer su grupo justo luego de realizar un sacrilegio con las sagradas papitas de esa glotona?
******
Esperando en un sofá, mientras su cuerpo dolía luego de un entrenamiento de alta intensidad con un gorila feroz, Akira dio un suspiro.
"Incluso si es un rango A. César es feroz." Murmuró Oscar de forma honesta.
"Lo es. Tal vez te sea útil para controlar a tu bestia interior o al menos la fase de enloquecer. Él es mejor que Alice… De verdad no le pidas entrenar a Alice." Murmuró Akira y a pesar de que la miraban de forma rara, advirtió. "Detrás de esa glotona indiferente que solo parece comer papitas, se encuentra una glotona aterradora."
No quito la característica de glotona, ya que no importaba si estuviera enojada o entrenando, Alice era Alice.
Su grupo le dio una mirada rara, pero Akira lo único que podía hacer era dar su advertencia y dejarlo estar.
"Creo que deberíamos hablar de negocios." Dijo Shao Ya y con una mirada solemne, detalló. "Me gusta lo que quieres hacer y sabes que te apoyo, pero que estemos aquí es cuestionable."
Shao Ya dio comienzo al tema principal, llevando a que los demás miembros de su grupo le dirigieran la mirada.
Ellos sabían lo que buscaba crear y estaban de acuerdo a su manera, permitiendo que Akira se sintiera bien en tener personas con los cuales concordaba.
No obstante, no significaba que estuvieran de acuerdo en todo y ahora fue una prueba de la razón.
"Comprendo la buena intención de Aurora, pero la Empresa Apicius puede ser amable o ser muy restrictiva. Por eso es conocida por los gremios afiliados que tiene." Contó Shao Ya y con calma, explicó. "Tales gremios tienen muchos beneficios, pero también responsabilidades y si no la cumplen ellos pueden ser muy crueles."
Cuando estuvieron hablando con Aurora sobre el gremio de héroes, Akira se sinceró sobre que no tenía ni la menor idea por dónde empezar y si bien tenía a Shao Ya que era un talento en algunos temas de negocios, no tenía contactos en Japón.
Su grupo estuvo de acuerdo en crear un gremio que buscara ayudar a las personas, trabajando en misiones que nadie deseaba aceptar y que se nacionalizara en Japón, pero tuviera la oportunidad de trabajar en toda Asia y Oceanía.
No era como si no ganaran dinero, ya que podrían hacer misiones de ese tipo, pero el objetivo principal era ayudar en donde era necesario y ellos aceptaron alistándose a este grupo.
Tal vez por diversas razones cada uno de ellos, pero al final compartiendo el mismo objetivo.
Aurora le dijo que iba a conseguir que alguien la ayudara y ahora estaban en una sala de la Empresa Apicius esperando esa persona, que seguramente estaba relacionada con la empresa.
"Si aceptamos apoyo directo de la empresa, esas limitaciones de la que habla Shao Ya puede restringirnos en tu objetivo." Añadió Oscar y mirándola, le sonrió y comentó. "Eres la jefa, te seguiré incluso si quieres crear un mega-gremio que trabaje para una empresa."
No se trataba de beneficios personales, al menos los que estaban presente aquí, no lo buscaban activamente.
Se trataba de crear un gremio, cuyos valores todos compartían y que sería la base de la fundación.
Ellos señalaban que si hacía negocios con una gran empresa, los beneficios podían ser altos, pero también las limitaciones.
"¿Algo más para decir?" Preguntó Akira a Santiago y a Aeko, que observaban.
Le gustaba que Oscar y Shao Ya fueran honestos con sus sentimientos, ya que demostraban que estaban unidos a su grupo, lo suficiente como para opinar sin miedo.
"Eres el centro del grupo y prácticamente nuestra líder. Un rango S que a sus diecisiete años alcanzó ese rango. Es normal pensar que puedes lograr avanzar más y si soy sincero, estoy aquí porque admiro ese potencial." Confesó Santiago atrayendo las miradas de todos y ese hombre sin ponerse nervioso, añadió. "Aunque con diferentes intenciones que Oscar, te seguiré."
Todo gremio de aventureros tenía una base que iba más allá de los ideales y ese era la cabeza que lideraría el gremio.
Entre más fuerte fuera el líder, más prestigioso seria entre los aventureros y era normal que todos desearan estar bajo alguien fuerte.
Y si bien los rangos S con el tiempo eran menos raros, un rango S a la edad de diecisiete años, era raro y generaba el sentimiento de un gran potencial.
Sin duda era algo a lo cual seguir y Santiago fue sincero.
"A mí tampoco me interesa demasiado si haces negocios con la Empresa Apicius, pero si luego te limitan prefiero empezar desde abajo y aunque sea difícil, levantar el gremio con nuestras propias manos." Declaró Aeko con una sonrisa media tímida.
Fue oportuna también para evitar el añadido de Santiago que llevo a que Oscar le diera una mirada feroz a su compañero mientras que Akira se sintió un poco avergonzada.
Si debían tomar distancia de un excelente patrocinador como era la Empresa Apicius y comenzar desde cero por su cuenta, entonces lo aceptaría.
Todos aceptaron tales hechos.
"Dicho eso, tenemos que ver qué clase de ayuda consiguió Aurora para ti. Ellas no parecen para nada simple y dudó que su ayuda lo sea." Añadió Shao Ya con un tono lleno de calma.
Se dio cuenta de que Aurora no era simple con los días que habían pasado juntas y Akira estuvo de acuerdo.
Su amiga solo le comentó que le conseguiría a alguien que la ayudara y eso fue porque, aunque su grupo no lo supiera, Aurora había ofrecido financiación.
Akira la había rechazado por la simple razón, de que no quería pedirles dinero a sus amigas y que ellas sean inversoras, de un proyecto que en este momento estaba en desarrollo.
Shao Ya sabía de negocios y le ayudaba mientras que tanto Oscar y Santiago habían trabajado en otros lugares, pero lo que necesitaban ahora era apoyo más técnico que monetario.
"No se preocupen. Dudó que suceda lo que ustedes piensan." Dijo Akira y con cierta seriedad, añadió. "Pero lo tendré en cuenta."
Dudaba que la Empresa Apicius o la persona que viniera ayudar, la guiara mal o jugara sucio con ellos que era un poco inexpertos y más cuando Aurora y Alice estaban profundamente conectados a este lugar.
Y si bien normalmente se pensaba que algunas personas priorizaran los negocios, esas dos hermanas no tenían ni el menor interés en lo monetario y era imposible que buscara engañarla.
Fue su confianza en Aurora, lo que trajo calma al grupo que asintió y se sentaron a esperar.
Akira solo dio una sonrisa, al ver su grupo y se sintió segura.
En este mes cumpliría sus dieciocho años y sería oficialmente alguien mayor de edad, lo que significaba que, si se preparaban un poco más, podrían tratar de formalizar el gremio.
A ella no le importa comenzar desde abajo o no tener los recursos que otros podía tener, siempre fue decidida con sus objetivos y ahora no iba a ser diferente.
Tras un par de minutos, la puerta sonó y cuando Akira dijo que pasara luego que su grupo se acomodara, ella se congeló.
"Mil perdones. Mi anterior reunión se retrasó más de lo que había esperado, pero ya he liberado tiempo para tener una charla con ustedes." Dijo un hombre, vestido de traje y con una sonrisa, se presentó. "Soy James Wiley, un gusto en conocerlos."
¿Cómo no podrían conocer a ese individuo? CEO de la Empresa Apicius era sin duda un peso pesado no solo en los negocios, sino que en la misma política y en Zerzura.
"Shao Ya. Estamos agradecidos de que nos dé su tiempo." Dijo Shao Ya como presentación al ver que todos estaban congelados en su lugar y con una sonrisa, señaló. "No esperábamos que viniera el mismísimo CEO de la empresa."
Ella se adelantó a causa de que Akira que debía adelantarse estaba nerviosa, lo suficiente como para haber quedado aturdida.
Pensando que fue una excelente elección pedirle que Shao Ya que se uniera, Akira observó al hombre, sintiendo que también era exagerado que un peso pesado viniera por su cuenta.
Y el problema fue que cuando pensó en Aurora, sintió que era probable que hubiera exagerado todo, ya que su amiga era esa clase de persona.
"Shao Ya… ¿De la familia 'Shao' de China?" Preguntó James con calma y al ver que esta vez era Shao Ya la que se puso un poco nerviosa, ese hombre sonrió y mirando a todos, comentó. "Hoy no vine como CEO. Solo como un hombre cuya experiencia en los negocios puede serle de ayuda. Incluso si nunca he formado un gremio por mi cuenta, he llevado a cabo tantos negocios como para considerarme un experto en el tema."
Estaba dejando en claro que hoy no había venido como 'CEO' de una poderosa e importante empresa, sino que como un consejero de negocios.
Uno cuya experiencia estaba respaldada por la gigantesca empresa que había levantado.
"He escuchado un poco de Aurora sobre lo que buscaban, pero me gustaría saber con mayor precisión qué es lo que ustedes desean, para poder ayudarlos." Dijo James y con una suave sonrisa, precisó. "Dependiendo de lo que buscan y sus objetivos, puedo ayudar a contactar con quien más le convengan. El ejército y el gobierno japonés puede apoyarlos en los temas locales, las organizaciones humanitarias pueden brindarle apoyo, pero cada una de ellas exigen diferentes responsabilidades."
Ellos estaban preocupados de que la persona que viniera decidiera invertir y con ello, restringirlo exigiéndole responsabilidades, pero a la vez no se dieron cuenta de que independientemente de quien fuera los inversores, era necesario ciertas responsabilidades.
Si recibían apoyo del gobierno, necesitaban responder al gobierno cuando fuera necesario o cuando los militares necesitaran apoyo.
Las organizaciones humanitarias también podían ofrecer patrocinio, pero era normal que pidieran ayuda cuando lo necesitaban en alguna área y era una responsabilidad responder.
"También me permitirá ayudarlos a que contacten con socios confiables." Dijo James y con una pequeña risa, explicó. "Aurora no me pide ayuda de forma habitual, pero las pocas veces que lo hace siempre buscó ayudarla lo máximo posible."
Estaba dejando en claro que era cercano a Aurora, sin revelar la relación en su totalidad, pero cualquiera podía captar que era más profundo que simplemente alguien con el cual Aurora trabajaba en Zerzura o un 'superior'.
No obstante, la calma con la cual hablaba y la tranquilidad, junto a la experiencia que mostraba, ayudó a que Akira se relajara.
Sentía que Aurora no le había conseguido algo de ayuda, sino que la mejor ayuda… Un hombre de negocios con experiencia, contactos y a la vez sabiduría.
El paquete completo para empezar a trabajar en su idea del gremio.
******
Estirando sus hombros con cierto aburrimiento, César entró a su habitación y bebió un trago de agua.
Acababa de llegar de Zerzura y fue a conocer a una jovencita humana que había estado con el dúo de hermanas.
Había luchado con ella y tras comprender su fuerza, César solo tuvo un pensamiento.
"Es fuerte para ser una llorona." Murmuró con cierta seriedad.
Alice le contó que Akira había llorado en su enfrentamiento, mencionado que fue un 'entrenamiento' más mental, que físico y que de cierta forma fue empujada a ascender.
¿Llorar al enfrentar a Alice? No era tan raro y César sabía que él ni Rupert habían enojado a esa glotona.
Era cierto que los enfrentamientos físicos eran intensos, ya que ambos eran gorilas y de cierta forma seguían un camino de luchador, pero lo que sufrió Akira fue mental.
"Si me pide que me entrene de esa forma… ¿Lo haría?" Dudó César con curiosidad.
Tales enfrentamientos ayudaron a que Akira ascendiera de rango y César que se encontraba en el límite del ascenso de un rango A, sabía que solo necesitaba un empujón o tiempo.
Los entrenamientos con el Barbegazi lo ayudaban y eran feroces, pero no aterradores, al menos no como el miedo instintivo que generaba Alice.
Solo las misiones de la Academia Cernunnos y el equipo de asalto en el cual estaba, lograban crear un peligro similar.
El golpeteo de la puerta sonó y César al abrir la puerta pudo notar a Rupert, solo que llevaba cargando un niño a su espalda y tenía decenas de estudiantes siguiéndolo.
Un gorila de tres metros con estudiantes de primaria… La expresión de César tembló.
"El Director Ackermann te está buscando." Informó Rupert y soltando un gruñido cuando bajo al niño que escaló su espalda, ordenó. "Tengan cuidado en no caerse y síganme en silencio. Y no sean pequeños problemáticos."
La forma que los niños seguían sus órdenes, causó que César tuviera dificultades sobre que decir.
"¿Ayudando al Profesor Kernen?" Preguntó César con curiosidad.
El Profesor Kernen tenía múltiples trabajos y responsabilidades, siendo profesor en la primaria, secundaria y en la parte 'universitaria' de la academia.
A la vez que era un representante y visitante oficial con otras tribus.
"Sí. Estoy tratando de ser su asistente. Últimamente tiene bastante trabajo." Respondió Rupert con calma y mientras lo acompañaba, preguntó. "¿Cómo está todo por allá?"
Estaba tomándose su rol de 'compañero' de forma directa y buscaba ayudar en todo lo que fuera posible y era bueno en ello, que se llevara tan bien con los 'pequeños' con los cual hablaba era la prueba.
"Bien. La tribu se encuentra bien asentada y ha estado comerciando con la Empresa Apicius. En el bosque, se rumorea que la Reina está estudiando y Alba como siempre es su mano derecha imponiendo orden." Respondió César de forma breve y con calma, añadió. "En cuanto a Aurora y Alice. Se encuentran trabajando como siempre. Aunque ahora con la ayuda de la nueva."
Tales palabras iniciaron una corta conversación mientras él le contaba sobre Akira, su enfrentamiento y el trabajo que Aurora y Alice seguían haciendo.
Esas hermanas eran imparables y siempre trabajaban, ya fuera en esas tierras o en otros lugares.
"Tal vez vayan a Asia. La nueva las invito." Añadió César cuando llegó a las oficinas del director.
"Oh, me gustaría conocerla. Se oye como una buena persona." Murmuró Rupert y despidiéndose, lo dejo a él frente a la oficina del Director.
Lo era… César al pensar en eso, simplemente se concentró en la puerta y entró al lugar.
La antesala era donde estaba la secretaria, quien lo hizo que esperara y César se mantuvo en silencio hasta que el Director Ackermann salió.
"Felicidades por la última misión. Escuche que has sido de gran ayuda." Dijo el Director Ackermann con calma.
"Solo seguí las órdenes de mis superiores, eso es todo." Respondió César con calma.
La última misión la hizo en partes de Rusia en donde algunas tribus estaban siendo atacadas por cazadores ilegales y su equipo fue enviado a defenderlas, pero sin detenerse en ese punto lo eliminaron a todos.
Una advertencia para aquellos que se atrevieran en atacar a su gente.
"Lo dudo. Escuché que tú dirigiste un pequeño equipo." Comentó el Director Ackermann y al no ver ningún rastro de orgullo en él, preguntó. "También he escuchado que estas por ascender. Oí de mi compañero, que el tiempo será lo mejor para ti. ¿Has pensado en lo que harás?"
Fue a Zerzura debido a que tenía tiempo libre y estuvo claro que ese tiempo libre se alargaría, pero él no volvería con Aurora para pedirle trabajo, ya que el Barbegazi le aconsejó que se lo tomara con tranquilidad.
Las bestias se desarrollaban de diferentes formas a los humanos y en su caso, era necesario que su cuerpo siguiera cambiando y 'evolucionando', para luego ver si era posible ascender.
Su tamaño cada vez era mayor y se esperaba que alcanzara los cinco metros, un tamaño mayor que el de la mayoría de los gorilas su mismo rango.
"Descansaré, comeré y estudiaré un poco. Me gustaría aprender algo de teología básica para cuando me enfrente a los ritualistas." Respondió César con calma.
Alice le contó que las misiones en las tierras sin ley, tuvieron enfrentamientos con demonios corruptos y sectarios que utilizaban rituales.
Le recomendaron aprender un poco de teología, para al menos identificar algunos rituales dirigidos a los dioses más normales y a la vez como detenerlos.
El conocimiento era fuerza, César no dudaba de ello.
"Oh. Eso es bueno entonces." Dijo el Director Ackermann y haciendo una señal a su secretaria, tras un momento una joven salió de la oficina y comentó. "Ya la debes conocer. Ella es Charlotte Cuvillier tan joven como es, es un genio en magia de naturaleza y una investigadora nata. Ella ha querido agradecerte por salvarla y mencionó que puede ser tu compañera."
César observó a la jovencita que había salvado cuando estuvo en el continente americano.
Rostro redondo, encantador y ligeramente baja para ser una humana y ahora actuaba inexpresiva a diferencia de la expresión llorosa y llena de miedo de ese día.
Su cabello castaño claro estaba suelto y esa joven levantó su mirada, logrando que César notara cierta profundidad en los ojos marrones.
Sin embargo, al pensar en un 'compañero', César mostró una expresión difícil.
"Deja que sea tu guía en el mundo humano. Desde que has llegado solo entrenas y realizas misiones. Charlotte puede ayudarte a entender el mundo humano, a comprender el sentido común de las diferentes naciones y no necesitas formalizar un contrato o algo de ese estilo." Explicó el Director Ackermann y con una sonrisa, añadió. "Ella solo busca devolver algo a su benefactor, solo es que es tímida."
"Director…" Murmuró Charlotte con cierto fruncir de ceño, que no mostraba nada de timidez.
Suspirando ante la risa de ese hombre adulto, la joven se acercó al frente de él y se inclinó de forma sutil durante un segundo.
"Gracias por ayudarme ese día. Si me aceptas, puedo ser de gran ayuda." Dijo la joven con calma.
La mirada que le daba era seria y a la vez tranquila, pero el deseo de devolver la ayuda de ese día era palpable para César.
Al final, César suspiro y asintió.
Le fue difícil rechazar tal seriedad y mirada.
Quedan seis capítulos para finalizar con la historia paralela. Desde este punto, la historia acelerará pasando bastante rápido. Les recuerdo que cuando finalice, comenzara el volumen 3.
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