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Veintitrés. Chantaje.

A pesar de que estaba dentro de la tienda, había mucha luz afuera como para iluminar el interior y despertarme. Estaba sudando a chorros. Jacob roncaba en mi oreja cosa que me incomodaba y tenía sus brazos a mi alrededor.

Intente apartarme de él, pero el solo suspiro y me apretó más contra su pecho. Sin oportunidad de aflojar su abrazo, me moví con todo mucho esfuerzo, pude mover la cabeza lo suficiente como para ver a Edward a los ojos.

—Me ayudas me está sofocando. —dije desesperada de no poder moverme con facilidad.

Edward asintió.

Abrió el cierre de la bolsa de dormir y con un movimiento rápido movió a Jacob hacia atrás haciendo que este callera al piso helado de la tienda.

—¡Eh! —se quejó Jacob despertando de golpe.

Por instinto salto para apartarse del frio. Al rodar para volver a la posición anterior cayó encima de mí. Gemí de dolor por el peso de Jacob, pero como el peso llego también se fue. Jacob fue lanzado a uno de los palos de la tienda.

Gruñidos se escucharon desde todas partes. Edward tomo una posición protectora delante de mí, no podía verle el rostro pero por los gruñidos que soltaba podía saber que estaba muy enojado. Jacob también había tomado una pose defensiva mientras el cuerpo le temblaba por la furia y soltaba gruñidos entre los dientes apretados. Afuera de la tienda podía escuchar el eco de los gruñidos que emitía Seth.

—¡Hey, quietos! —dije parándome rápidamente para interponerme entre los dos. —No es momento para esta peleando, así que se calman. —los mire seriamente.

Los dos comenzaron a calmarse.

—¿Todo bien? —pregunte en dirección a Jacob.

—Se atrevió a tocarme. —dijo entre dientes.

—Me estabas aplastando, así que le dije que te moviera. —aclare.

—Vamos. —dijo un calmado Edward, mientras tomaba la chamarra de Jacob y me la ponía.

—Pero eso no es mío. —

—No importa, prefiero dormir un rato más. —dijo Jacob. —No tengo ganas de levantarme aún. Esta no va a pasar a la historia como la mejor noche en que mejor he dormido, claro está. —

—Como digas. —dijo Edward indiferente.

Jacob se acurruco y cerró los ojos.

—Pensé que Elina nunca dejaría de roncar, pero no me quejo. —dijo.

—Pero que tonto, yo no ronco. —dije indignada.

Yo nunca roncaba, ni cuando estaba muy cansada…bueno eso creo.

—Saben que hay demasiada gente aquí. —dijo Jacob de repente. —Creo que tomare una siesta luego, de todos modos tengo que hablar con Sam. —

Se arrodillo para abrir el cierre de la tienda y salir.

Me senté encima del saco de dormir y me acurruqué, mientras cerraba bien la chamarra, no quería enfermarme.

—¿Falta mucho? —pregunte.

—Alice le dijo a Sam que tardarían más o menos una hora. —me contesto Edward.

—Espero que todo salga bien. —

—No te preocupes, todo saldrá como lo planeamos, corazón. —dijo. —¿Quieres que te distraiga? —

Asentí.

—Dime cuales han sido las mejores diez noches que has tenido, tengo curiosidad. —

Soltó una risita.

—Adivina. —dijo.

—No podría, has vivido demasiado, son muchas noches. —negué.

—Te daré una pista: las mejores han ocurrido desde que te conocí. —

—¿Enserio? —pensé un momento. —Solo puedo recordar las mías. —

—Lo más probable es que coincidan. —

—La primera vez que te quédate conmigo. —sonreí al recordar.

—Si, esa también es una de la mías. Aunque tu estuviste dormida durante mi parte favorita. —

—Cierto, esa noche estuve hablando. —

—Si. —asintió.

—¿Cuál otra es tu favorita? —pregunte.

—Fue hace dos días cuando hablamos sobre tu futuro, nuestro futuro. Ya sabes sobre ir a la universidad…sobre algún día casarnos. —

—¿Es tu favorita? —

—Claro. —sonrió. —¿La tuya no? —

—Está en mi lista. —asentí.

En cuanto termine de decir eso, un aullido de dolor desgarro el silencio del exterior. Rápidamente supe identificar de quien se traba…era Jacob.

—Parece que la tregua termino. —dijo Edward en un murmullo tan bajo que no estaba segura si es lo que había dicho.

Suspire desanimada.

No quería que Jacob sufriera, pero sabía que en cualquier momento se enteraría. Esta no fue la mejor forma pero ya está hecho. Jacob ya sabía cuáles son mis sentimientos, él ya sabía que yo solo lo miraba como mi mejor amigo, pero eso no quitaba el hecho de que me doliera escucharlo así de triste.

No tenía caso seguir a Jacob, de seguro ya ha de estar a kilómetros de aquí, pero ya no quería estar más tiempo sentada en la tienda, fui por mis botas y me las puse, sentía las piernas entumidas de tanto estar hecha bolita.

—¿Podemos salir? Tengo las piernas entumidas. —le pregunte a Edward.

—Está haciendo mucho frio. —me recordó.

—No importa ya me canse de estar sentada. —

Abrí el cierre de la tienda y salí. Como esperaba la mañana esta fría y brillante, haciéndome parpadear varias veces para poder acostumbrarme a la luz. La suave brisa helada quemaba un poco mis mejillas, pero no me importo.

Seth Clearwater estaba a la sombra de un pino, con la cabeza entre las patas.

Edward iba detrás de mí. No lo veía pero podía jurara que el brillo del sol hacía que su piel brillara, igual a una bola disco.

Mire hacia el bosque y suspire.

—¿Quieres que vaya por él? —me pregunto Edward.

—No creo que sea el momento. —

—Nos queda un poco de tiempo. —dijo.

Me encogí de hombros para que el decidiera.

Asintió y salió corriendo hacia el bosque.

Tome la cantimplora que estaba colgada en la entrada de la tienda, le quite la tapa y bebi un sorbo de agua. Tenía un poco de hambre así que busque una barra energética en la mochila que había traído Edward. Comencé a comer en lo que esperaba a que Edward volviera.

De repente Seth aulló y se incorporó sobre sus patas.

—¿Qué pasa Seth? —pregunte tan nerviosa como para recordar que no me podía contestar.

Corrió hacia el inicio del bosque.

—¿Son los otros? —pregunte.

Movió la cabeza.

Me sentía completamente nerviosa. No sabía si la lucha ya había comenzado, o si algún neófito venia hacia nosotros. De un momento a otro Seth se relajó y se fue otra vez a su lugar de descanso.

Los nervios habían hecho que me diera calor así que fui a la tienda y deje la chamarra que tenía puesta ahí.

De repente, Seth volvió levantarse rápidamente con el pelo del lomo completamente erizado. Mire a todas partes intentando ver cuál era el problema o el peligro, pero no había nada.

Seth soltó un gruñido bajo de advertencia y comenzó a caminar con sigilo hasta el comienzo del bosque.

—Somos nosotros, Seth. —grito Jacob desde lo lejos.

El primero en salir entre las sombras del bosque fue Edward. Inmediatamente Seth fue hacia el para saludarlo y mirarlo a los ojos.

Edward asintió mientras su frente se iba llenando de arrugas.

—Sí, eso es todo lo que necesitamos. Supongo que no debería sorprendernos, pero vamos a ir un poco apurados, le va a pasar muy cerca. Por favor, dile a Sam que le pida a Alice que intente concretar aún más el esquema. —

Seth asintió bajando la cabeza.

Cuando me di la vuelta me di cuenta de que Jacob estaba ahí.

Edward se posiciono a mi lado.

—Elina, ha surgido una pequeña complicación. Me voy a llevar a Seth un poco más allá para intentar resolverla. No me iré lejos, pero tampoco podré oírte. —dijo.

Asentí.

—Te estaré esperando. —dije dándole un beso en los labios.

Lo vi irse con Seth a su lado.

Me acerque a Jacob con cautela.

—Se rápida, Elina, tengo mucha prisa. —dijo serio aun dándome la espalda. —Termina esto de una vez. —

—Se que esto te está haciendo daño, y desearía que no fuera así. Pero en poco tiempo me iré y ya no tendrás que verme nunca más. —dije.

—Eso no parece nada una disculpa. —dijo con amargura.

—¿Y porque debería disculparme? —pregunte.

—Por todo, ¿Qué pasa si no quiero que te vayas? ¿Qué pasa si quiero que te quedes? ¿Acaso no tengo opción? —

—Jacob, necesito irme si lo que quiero es tener un futuro, esa decisión no tiene que ver con mi relación. —

—Alto. —dijo y suspiro. —No eres la única capaz de sacrificarse a sí misma. A ese juego pueden jugar dos. —

—¿Qué? —

—Yo también me he portado bastante mal y te lo he puesto más difícil de lo necesario. Podía haberme retirado con elegancia al principio..., y también te he hecho daño, lo admito. —dijo

—La verdad no sé de qué hablas. —lo mire confundida.

Jacob tenía cierto brillo extraño en los ojos que no me daba buena espina, miro al cielo, y luego me sonrió.

—Se está formando una lucha ahí afuera. No sería tan difícil que yo cayera en ella. —

—¿Enserio estas diciendo eso? —pregunte incrédula.

—Eso sería lo más conveniente para todos. —

—No puedo creer lo que intentas hacer. —Jacob se encogió de hombros. —¿Enserio me estas chantajeando para que te diga que te quedes conmigo? No puedes forzarme a sentir algo que no siento por ti, ya sabes muy bien que solo te veo como mi mejor amigo y eso nunca va a cambiar. Ni tú, ni nadie puede hacer que cambie de opinión. —

Se encogió de hombros sin darle importancia a mis palabras, se dio media vuelta y se fue.