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Tres. Esquivando la muerte.

Algo había cambiado cuando abrí los ojos por la mañana.

Era la luz, algo más clara, aunque siguiera teniendo el matiz gris verdoso propio de un día nublado en el bosque. Comprendí que faltaba la niebla que solía envolver mi ventana.

Me levante de la cama de un salto para mirar afuera.

Una fina capa de nieve cubría el césped, y el techo del carro. Toda la lluvia del día anterior se había congelado, recubriendo las agujas de los pinos con diseños fantásticos y hermosísimos, pero convirtiendo la entrada en una superficie resbaladiza y mortífera.

Mis padres ya se habían ido a trabajar antes de que yo bajaras las escaleras.

Estaba comiendo un tazón de cereales cuando Eric bajo a desayunar, bebi un poco de jugo. Lavé mis trastes, subí a mi cuarto para bañarme y cambiarme, como hoy hacia más frio que los demás días me decidí por un suéter de lana gris, unos jeans negros de tiro alto, una chaqueta de cuero, un gorro de lana color vino con un pompón y unos botines negros.

Caminamos hacia el auto, necesité de toda mi concentración para caminar sin matarme por la acera cubierta de hielo, cuando estaba por llegar a la puerta del copiloto, estuve a punto de perder el equilibrio y caerme, pero conseguí sostenerme del espejo, pero mi hermano no corrió con la misma suerte, ya que el si se cayó, con eso mejoro mi mañana.

Al llegar al estacionamiento de la escuela, recordé que tenía que ponerme de acuerdo con Isabella, nos había tocado hacer un trabajo de Literatura juntas.

Ella se encontraba a lado de su horrible pickup, leyendo un libro.

—¡Hey Isabella! —le grite mientras me acercaba.

Ella volteo, y vi un poco de esa irritación que me daba gracia cuando la llamaba por su nombre completo, pero no le tome importancia.

—Hola Elina ¿Qué pasa? —me pregunto cuando estuve a su lado.

—Tenemos que ponernos de acuerdo para el trabajo de Literatura, yo creo que…—me vi interrumpida de repente por un sonido extraño.

Era un chirrido fuerte que se convertía rápidamente en un estruendo. Sobresaltada, mire a donde provenía el sonido.

Vi varias cosas a la vez. Nada se movía en cámara lenta, como sucede en las películas, sino que el flujo de adrenalina hizo que mi mente actuara con mayor rapidez y pudiera asimilar al mismo tiempo varias escenas con lujo de detalles.

Edward Cullen se encontraba a cuatro coches y me miraba con rostro de espanto. Mi hermano también me miraba con una cara similar. Y sentía como la mano de Isabella me agarraba el brazo con mucha fuerza

Pero en aquel momento tenía más importancia una camioneta azul oscuro que patinaba con los neumáticos bloqueados chirriando contra los frenos, y que se describió en un trompo sobre el hielo del estacionamiento. Iba a chocar contra la parte delantera del pickup, e Isabella y yo estábamos en la parte de en medio. Con la adrenalina que tenía lo único que atiné a hacer fue en empujarnos a Isabella y a mi fuera del camino de la camioneta, caí sobre ella, cuando se escuchó el estruendo del choque.

—¿Isabella? ¿Como estas? —le pregunte con preocupación, ya aun lado de ella.

—Estoy bien. —dijo.

Se intento incorporar, la ayude y le dije mientras ella intentaba soltarse.

—Con cuidado, creo que te diste un buen golpe en la cabeza. —

—¡Ay! —exclamo, sorprendida.

—Tal y como lo pensaba…—

Rápidamente sentí que alguien me atrapaba en sus brazos, miré hacia arriba, era Eric con cara de alivio. Preguntándome si estaba bien, le dije que sí y le devolví el abrazo, por encima del hombro de mi hermano, logre mirar a Edward el cual también se miraba aliviado.

Cuando la adrenalina se me pazo logre escuchar y ver a la multitud con lágrimas en las mejillas gritándose entre sí, gritándonos a nosotros.

—No se muevan. —nos ordenó alguien.

—¡Saquen a Tyler de la camioneta! —chillo otra persona.

A nuestro alrededor reinaba el caos. Oí las voces más rudas de los adultos, que acababan de llegar.

Cuando llego la ambulancia, rápido les dije que Isabella había sufrido una golpe en la cabeza y que tenía una contusión. Ella me miro molesta. Rápido mi hermano le dijo a un paramédico que yo también estuve involucrada y me subieron a la ambulancia. Parecía que toda la escuela estaba allí, mirando con gesto preocupado mientras nos introducían en la parte posterior de la ambulancia.

El jefe Swan entro a la sala de emergencias.

—¡Bella! —grito con pánico al reconocerla en la camilla.

—Estoy perfectamente, Char… papá. —dijo Isabella con un suspiro —No me pasa nada. —

En ese momento entro mi padre junto a mi hermano a la sala, se miraba preocupado, pero cuando me vio, soltó un suspiro al ver que estaba bien.

—Elina, ¿Esta bien cariño? — pregunto mi padre.

—Estoy bien, Appa, solo fueron unos rasguños, pero nada grabe, la que se llevó todo el golpe fue Isabella. —le dije para que se calmara.

Se produjo una nueva conmoción entre el personal del hospital. Trajeron otra camilla hacia la cama contigua a la de Isabella. Reconocí Tyler Crowley, debajo de los vendajes ensangrentados que le envolvían la cabeza. Tenía un aspecto cien veces peor al de nosotras, pero nos miró con ansiedad.

— ¡Elina, Bella, lo siento mucho! —

—Estamos bien, Tyler, pero tú tienes un aspecto horrible. ¿Cómo te sientes? —le pregunte.

Las enfermeras empezaron a desenrollarle los vendajes manchados mientras hablábamos, y quedo al descubierto una colección de cortaduras en toda la frente y la mejilla izquierda.

Tyler no presto atención a mis palabras.

—¡Pensé que las iba a matar! Iba a demasiada velocidad y entre mal al hielo…—Hizo una mueca cuando una enfermera empezó a limpiarle la cara.

—No te preocupes, no nos alcanzaste. —dijo Isabella.

—¿Cómo se apartaron tan rápido? Estaban ahí y luego desaparecieron. —

—Pues… Elina nos empujó para quitarnos de la trayectoria de la camioneta. —le contesto Isabella.

Luego una enfermera me atendió, limpio mis raspaduras y dijo que no era nada, le pregunte si ya me podía ir y dijo que primero tenía que hablar con el doctor.

A Isabella como se había llevado la mayor parte del golpe, se la llevaron a sacarse una placa de la cabeza.

En lo que esperaba que viniera el doctor, me quede en la sala junto con Tyler.

Siguió torturándose por mucho que intente convencerlo de que me encontraba perfectamente. Al final, cerré los ojos y lo ignoré, aunque continúo murmurando palabras de remordimiento.

—¿Estará durmiendo? —pregunto una voz suave.

Abrí los ojos de inmediato.

Edward se hallaba al pie de mi cama, con una suave sonrisa.

—¿Bueno cuál es el diagnostico? —me pregunto.

—No me pasa nada pero no me dejan ir. —me queje.

—No te preocupes voy a liberarte. —me dice con una sonrisita.

En ese momento entraron Isabella, el Señor Swan, mi padre y el doctor.

Me quede sorprendida al momento de ver al doctor. Era joven, rubio y más guapo que cualquier estrella de cine, aunque estaba pálido y ojeroso. Se veía cansado.

—Bueno primero la señorita Swan. —dijo el doctor, que por el gafete que lleva sé que es el Dr. Cullen. Debe de ser el padre de Edward. —¿Cómo se encuentra? —

—Estoy bien. —dijo Isabella.

El Dr. Cullen se dirigió hacia la mesa de luz vertical de la pared y la encendió.

—Las radiografías son buenas. —dijo. —¿Le duele la cabeza? Me dijo la enfermera que se dio un golpe bastante fuerte. —

—Estoy perfectamente. —repitió con un suspiro.

El médico le examino la cabeza con sus dedos. Isabella hizo un gesto de dolor, el cual no paso por alto el doctor.

—¿Le duele? —le pregunto.

—No mucho. —después de un rato examinándola ella pregunto. —¿No puedo ir a la escuela? —

—Hoy deberías tomarte la cosas con calma y tomarse unas pastillas de Tylenol contra el dolor. —le contesto el Dr. Cullen. El me volteo a ver y dijo. —Bueno señorita Yorkie, ¿Cómo se siente? —

—Me siento bien, solo es el dolor de los raspones por la caída. —me examino los raspones que tenía en el antebrazo.

—Bien, no tiene nada grabe solo son los raspones. —dijo mientras me daba una pomada. —Aplíquese esta pomada para que no se le infecte los raspones. Usted tampoco debería de ir a la escuela. —dijo sonriéndome. — Bueno eso sería todo ya se pueden ir. —

—Gracias. —dijo Isabella rápidamente, se levantó de la camilla, y se fue, no sin antes darle una mirada a Edward.

—Gracias, Dr. Cullen. —dije con una sonrisa mientras me levantaba e iba hacia la salida, con mi padre y Edward detrás de mí.

Cuando llegamos a la sala de espera los estudiantes que estaban esperando ahí se levantaron a preguntarme que si estaba bien a lo que solo contestaba que sí, mi padre me había dicho que había mandado a Eric de regreso a la escuela, y que el me llevaría a casa.

Me dijo que lo esperara que tenía que ir a firmar unos papes y ya.

Volteé a ver a Edward que seguía detrás de mí y le dije de manera amable:

— ¿Por qué viniste? —

—Me quede preocupado después de que te subieran a la ambulancia. —me dijo con una sonrisa suave.

—¿Estás seguro o solo no querías ir a las primeras horas de clase? —le dije de manera juguetona.

Soltó una risita

—Me atrapaste. —dijo bromeando.

Nos quedamos un rato platicando hasta que él tuvo que regresar a la escuela, nos despedimos, y me quede esperando a que mi padre volviera, no paso mucho de eso.

Cuando estábamos rumbo hacia la casa, mi padre me pregunto que sí que había pasado, que mi hermano le había contado pero como estaba muy nervioso no se explicó bien, le conté todo con lujo de detalles, hasta que llegamos a la casa, estaciono el auto y me dijo que tenía que volver al trabajo, yo le dije que no importaba que me sentía bien, baje del auto, lo despedí y se fue.

Ya dentro de la casa sonó el teléfono, era mi madre, estaba muy preocupada, le dije lo mismo que a mi padre, le conté la historia, le dije lo que me dijo el doctor, y que me sentía bien.

Sonó muy aliviada después de contarle todo eso, colgó el teléfono, no sin antes decirme que me diera un baño caliente, me aplicara la pomada y me fuera a descansar un rato.

Le dije que lo haría, y le dije adiós.

Haciendo caso a lo que mi madre me había dicho, me fui a bañar con agua caliente, fue un momento muy relajante. Me puse mi pijama, apliqué la pomada y decidí que sería mejor acostarme temprano esa noche.

Esa fue la primera noche en la que extrañamente soñé con Edward Cullen.