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Trece. Asesino.

Conduje con calma analizando todo lo que tenía en la mente en esos momentos, decidiendo que tenía que hacer que decir o más bien preguntar en cuando Jacob estuviera enfrente de mí. Todavía no me entraba en la cabeza que mi amigo fuera un hombre lobo.

Después de lo que pareció una eternidad estacione enfrente de la casa de los Black, mi re el reloj que estaba en el tablero del auto, mascaba las nueve con quince, así que no me preocupe en poder despertar a alguien.

Golpee la puerta con el puño.

—Entra. —oí decir a Billy después de unos minutos.

Gire la perilla Billy todavía no estaba en su silla de ruedas, asomo la cabeza por la puerta de la cocina, en cuanto me vio abrió los ojos como platos, pero luego su rostro se puso serio.

—Vaya, buenos días, Elina. ¿Qué te trae aquí? —

—Buenos días, Billy. Quería hablar con Jacob. —

—En realidad está durmiendo. —

—Oh… ¿Cuándo despierte le puedes decir que lo estaré esperando en la playa? —

No quería armar un alboroto después de todo no era mi casa y aparte era domingo, se merecía dormir hasta tarde.

—Claro yo le digo. —dijo.

Conduje hasta First Beach y me detuve en el estacionamiento vacío.

Camine hasta la playa con las manos metidas en los bolsillos del suéter. Elegí con cuidado mi camino entre las rocas, mirando atentamente el suelo para no caerme. Después de un rato caminando vi a lo lejos un gran árbol blanco, este estaba enraizado entre las rocas, fui hasta él y me senté en una de sus raíces y miré el mar.

—Hola, Elina. —

Me levante rápidamente por el susto al oír la voz de Jacob desde las sombras. Había hablado de forma tímida. Mire sus silueta, parecía enorme.

—Billy me informo de tu llegada… no te tomo tanto tiempo averiguarlo, ¿No? Sabía que lo adivinarías. —dijo mientras se balanceaba sobre sus talones de forma nerviosa.

—Si, pude recordar a historia. —murmure.

El silencio se alargó durante un buen rato.

—Podrías haber llamado. —dijo con dureza.

—Si, lo sé, pero pensé que sería mejor hablarlo cara a cara. —

—Si claro, mucho mejor. —dio sarcástico.

—¿Enserio te vas a poner en ese plan? Y yo que venía a prevenirte. —dije.

—¿A prevenirme? ¿De qué, de los guardias forestales y lo cazadores? No es necesario, ya lo sabíamos. —

—Entonces podrían…—

—¿Sabes lo que más me enoja? —me interrumpió molesto. —Que seas tan hipócrita. Estas ahí aterrada por mi causa. —

—¿Hipócrita? ¿Yo? No, no dijiste eso. —murmure mirándolo enojado.

—Claro que lo dije y no me retracto. —

—Wow, no se para que vine, al parecer solo para que me insultaras. —

—Lamento no ser de la clase de monstruos que te gustan. —

—¿Qué? ¡No eres tú, ni lo que eres, es lo que haces! —

—¿De qué hablas? —dijo confundido.

—Pues de las desapariciones, de las muertes. —dije obvia.

—¿Qué? ¿Muertes? —seguía confundido.

—¿De qué más piensas que hablo? —dije ahora yo confundida.

—Pensé que hablábamos de tu odio hacia los licántropos. —

—Eso no me importa, lo que me importa es que seas un asesino. —

—¿No te doy miedo por ser un lobo? ¿Solo te importa que sea un asesino? —dijo con una sonrisa.

—Pues claro. —

Se hecho a reír.

—Y ahora te ríes. —dije irritada. —No es para nada divertido. —

—Si ya lo sé. —dijo sin dejar de reír.

De repente camino con rapidez hacia mí y me dio un gran abrazo.

—¿De verdad no te importa que me convierta en un perro gigante? —dijo totalmente alegre.

—No, me importa. —dije y me apretó más. —Jake…no…puedo…respirar. —

Me soltó pero me retuvo de las manos.

—No soy un asesino, Elina. —

—¿Enserio? —

Asintió.

Le di un abrazo y solté un suspiro de alivio.

—Lamento haberte llamado hipócrita. —se disculpó cuando nos separamos.

—Lamento haberte llamado asesino. —

Se carcajeo.

—Entonces, ¿Sam y los demás…? —deje la pregunta inconclusa.

—Por supuesto que no, ellos tampoco son asesinos, ¿No recuerdas como nos llamamos? —

—Protectores ¿No? —

—Si. —

—¿Entonces que pasa con las personas desaparecidas? —

Su rostro se ensombreció.

—Intentamos hacer nuestro trabajo, intentamos protegerlos, pero siempre llegamos un segundo tarde. —

—¿Protegerlos? ¿De qué? —

—Elina, nosotros solo los protegemos de un enemigo. Lo que este hace es la razón de nuestra existencia. —

Me quedé mirando el mar de forma ausente, hasta que comprendí cual era la creatura que hacía todas esas cosas. Rápidamente voltee a ver a Jacob con pánico.

El solo asintió.

—Creí que tu sobre todo lo entenderías. —

—El sigue aquí. —dije en un susurro.

—¿Quién? —

—Laurent. —

—¿Quién es Laurent? —

—Lo conoces es el tipo que estaba en el prado. Ustedes impidieron que me matara. —

—Ah ¿Te refieres a la sanguijuela de pelo negro? —sonrió de forma tensa y fiera. —¿Así se llamaba? —

—¿Llamaba? —pregunte sorprendida de que lo dijera en pasado.

—Elina, una manada como la nuestra puede una insignificante sanguijuela, fue fácil matarlo. Y aclaro que eso no cuenta como asesinato, los vampiros no cuentan como personas. —

—¿Lo mataron? —

—Si, fue un trabajo en equipo. —recalco. —No te molesta ¿Verdad? Porque iba a matarte, te miraba como a su presa. —

—Claro que no me disgusta todo lo contrario. Ahora que está muerto estoy segura de que no volverá por mí. —dije aliviada. —Desde que me escape de él, he estado esperando a que vaya por mi para matarme. ¿Cómo es que lo mataron? Ellos son duros como el mármol. —

—Fuimos creados para esto, Elina. Nosotros somos fuertes. Me hubieras dicho que tenías miedo. No tenías por qué. —

Negué restándole importancia después de todo ya no me tenía que preocupar por Laurent.

—Espera un momento… cuando dijiste que no era seguro que estuvieras cerca de mí, ¿A qué te referías? —pregunte.

Me miro con ojos de culpabilidad.

—Hay una razón por la que se supone que no debo estar cerca de ti. Por una parte porque no debía revelarte nuestro secreto, pero por otra parte, no es seguro para ti. Podrías resultar herida…si me enojo demasiado. —

—Hace un momento cuando te grite, empezaste a temblar ¿Es por eso? —

—Si, es muy estúpido de mi parte, debería ser capaz de controlarme. No tenía intenciones de enojarme pero me heria que no aceptaras lo que soy…—

—¿Qué pasas si te enojas mucho? —

—Me convierto en lobo. —susurro.

—¿Sin que este la luna llena? —

Puso los ojos en blanco.

—Elina, no te dejes llevar por las cosas de Hollywood. —suspiro y se puso serio otra vez. —No te preocupes, nos vamos a encargar de esto, nada malo les pasara a las personas mientras nosotros estemos aquí. —

Las palabras de Jacob me tranquilizaban mucho, hasta que caí en cuanta en lo que dijo "Nos vamos a encargar de esto".

—Laurent está muerto. —dije con voz entre cortada. —Entonces alguien más está matando gente ahora. —

Jacob asintió.

—Resulta que eran dos. Creemos que su compañera nos tiene en la mira. Según leyendas, los vampiros se enojan cuando matas a su pareja, pero esta no hace otra cosa que alejarse para después volver, y así una y otra vez. Sería más fácil de eliminar si supiéramos su objetivo. Sam piensa que intenta separarnos para así tener más oportunidad. —

No podía ser posible después de todo creo que la gente si tenía razón y soy un imán para los problemas, no salgo de una cuando ya estoy en otra.

Me levanté rápidamente del tronco en donde estábamos, entre en pánico en cuanto supe quién era el objetivo de esa mujer. Me tapé la boca con una mano y la otra la puse en mi estomago para intentar apaciguar el terrible dolor que me llego de repente por el terror que tenía.

Jacob me tomo por los hombros en cuanto vio que empalidecí.

—¡Elina! ¿Qué pasa? —dijo preocupado.

—Es…V-Victoria. —

Jacob me llevo devuelta al tronco para que me sentara y me tranquilizara.

—¿Quién es ella? —pregunto preocupado.

—No era la compañera de Laurent, solo eran amigos. —susurre con la mano aun en la boca.

—Elina, ¿Necesitas algo? ¿Un doctor? Estas muy pálida y está sudando. —

—No estoy enferma, solo tengo miedo. —dije quitando la mano de mi boca para abrazarme a mí misma.

Jacob me dio unas palmaditas en la espalda.

—¿Le tienes miedo a Victoria? —

Asentí.

—¿Victoria es la hembra pelirroja? —

—Si. —dije temblando.

—¿Cómo sabes que no era la pareja del que matamos? —

—Laurent dijo que ella era la pareja de James. —explique mientras inconscientemente me tocaba la cicatriz que tenía en la muñeca.

Jacob giro mi rostro hacia el para poder ver mis ojos.

—Elina, ¿Te dijo algo más? Es importante. ¿Sabes que busca? —

—Si, si se lo que busca, me busca a mí. —

Jacob abrió los ojos como platos y luego los entrecerró.

—¿Por qué? —

—Edward mató a James. Victoria se ha obsesionado con él, pero Laurent dijo que ella piensa que es más justo matarme a mí, ya sabes pareja por pareja. Creo que ella no sabe que las cosas ya no son como antes. —

Jacob soltó un gruñido.

—Todo siempre es culpa de los malditos chupasangre. —

Ignore su comentario y mire hacia el mar en busca de apaciguar mis sentimientos.

Se levanto y me jalo para que me incorporara.

—¿Qué pasa? —pregunte.

—Esta es la información que necesitábamos, tenemos que ir y decírsela a los demás, vamos. —

Me guio de regreso al coche.

—¿Adónde vamos? —

—Todavía no estoy seguro…voy a convocar una reunión. Eh…quédate un momento aquí, ahorita vengo. —

Asentí y vi cómo se alejó atravesando el estacionamiento hacia la carretera para después cruzarla y adentrarse al bosque.

Rápidamente adentré al interior de mi coche y puse los seguros, sabía que era tonto e innecesario ya que un vampiro puede contra un seguro pero me dio un poco de seguridad.

Me sentía totalmente inútil y culpable, ya que por mi culpa era posible que algo le pasara a mi familia y no tendría oportunidad de protegerlos.

Un golpe en la ventanilla hizo que diera un salto en el asiento y volteara con los ojos abiertos como platos, solo era Jacob que había vuelto. Le quite con manos temblorosas el seguro para que el pudiera abrir la puerta.

—No tienes por qué tener miedo, Elina. Te cuidaremos y también a tu familia. Lo prometo. —dijo al entrar al auto.

—¿Adónde vamos? —

Frunció los labios y se mantuvo callado.

—¿Qué? ¿Es un secreto? —

—No, pero es un poco extraño. —dijo rascándose la nuca.

—Bueno, ya estoy muy acostumbrada a lo extraño. —dije con un sonrisa que parecía más una mueca.

Me dio una gran sonrisa para después decir:

—De acuerdo, mira…cuando nos convertimos en lobos…podemos escucharnos unos a otros. —

Lo mire con duda.

—No oímos sonidos, pero escuchamos pensamientos. Así nos comunicamos a cuando estamos muy lejos unos de otros, es muy útil cuando estamos cazando, pero también es una molestia. Resulta muy vergonzoso no tener secretos. Raro ¿Verdad? —

—No creo que sea raro, después de todo no eres a la primera persona que conozco que puede leer los pensamientos ajenos. —

—¿Enserio? Espera… ¿Te refieres a tus chupasangres? —

—Podrías dejar de llamarlos así por favor. —

Se echo a reír.

—Está bien, Entonces ¿Te refieres a los Cullen? —

—No, solo a Edward. —

Jacob parecía desagradablemente sorprendido.

—Pensé eran cuentos. He escuchado leyendas de vampiros capases de hacerlo, dotados de esa capacidad adicional, pero siempre pensé que eran mitos. —

—Acaso ¿Todavía queda algo que sea un mito? —pregunte con sarcasmo.

—Creo que no. Bueno es tiempo de irnos, tenemos que reunirnos con Sam y los demás en el lugar donde montamos las motos. —

—Está bien. —dije y encendí el coche.

Todo el camio estuvimos hablando de cosas que les pasa a los lobos, me conto que como Sam es el alfa él tenía el poder de dar órdenes y que los demás tenían que hacerlo, no podían ir en contra de lo que dictaba el alfa.

Después de un rato nos hallábamos en la estrecha pista de tierra donde Jacob me había enseñado a montar en moto.

—¿Es aquí? —pregunte.

—Si. —contesto.

Frene y apague el motor.

—Ahí están. Vamos. —dijo Jacob.

—¿Estás seguro? Talvez fue mala idea haber venido. —dije repentinamente nerviosa.

—Se portarán bien. —dijo el y esbozo una gran sonrisa. —¿Quién le teme al lobo feroz? —dijo como si le estuviera hablando a una niña pequeña.

—Ja, ja. —dije con sarcasmo. —No seas ridículo. —

Me bajé de auto y me apresuré a rodearlo para poder estar a un lado de Jacob.

—Ok, vamos. —dijo Jacob para empezar a caminar para encontrarnos con su manada.